Derrida's Deconstruction takes a microscope to these signs, not to figure out what they truly mean or how to destroy their meaning, but to show how their meanings are naturally unraveling in the depths of our minds. Entire theories and academic arguments can be toppled by the context in which their signs are used, as that context may reveal any number of internal contradictions and circular, self-referential "terms of art".Ahora bien, aquí los "problemas" (reducidos a los del lenguaje), son apreciados (a pesar de todo; esto es, de ser el hablante otro "generador de signos" de la misma especie que los "analizados") como "desde fuera" , o sea, son "objetivados", y "desde" esa atalaya autoerigida son vistos como parcialmente "artificial" (¡nunca del todo!) y las acciones humanas como "espectáculo" (¡nunca por completo!)
Los calificativos son en cierto modo rescatables para mí, que los uso haciendo en cierto modo "lo mismo". Ciertamente, sería, insisto, imposible hacer algo totalmente distinto (que sería estar realmente "fuera del mundo" y abstenerse en consecuencia no sólo de hacer política sino... de vivir). Como he dicho al comienzo, entiendo que no hay otro modo más que el de "enjuiciar" y ello sólo es posible realizando "objetivaciones", esto es, situando la mente "por encima" y "por separado" de lo juzgado: eso que se experimenta como "el mundo" -que sería, por decirlo un tanto vagamente, "lo que me afecta y me determina"... a actuar, a dirigirme a, a tomar de, a apropiarme, etc.)
Sin embargo, hay una línea que sigue separando discursos "iluminadores" y "restauradores" de mis "anti-juicios".
Así, es MUY lógico que "otros grupos" vean las cosas como de hecho más que de derecho bien señala el artículo acto seguido:
Derrida's critics may claim that he is sitting comfortably in an ivory tower of "nihilistic" philosophy, willfully ignoring the plain-as-day "objective" meanings communicated by people in the "real world" on a regular basis. It is indeed counter-intuitive to think that what typically passes as "normal" social interaction or communication in our world is actually an elaborate, yet feeble sandcastle, patiently waiting for its moment to be washed back into the sea. That, however, is exactly the dynamic which we see in modern society.
Sin embargo, hay "objetividades" que nadie se equivoca al tenerlas en cuenta (esto sin considerar los los errores inducidos por la toma limitada de datos o también la imposición de las inercias -ideología adoptada, intereses a los que se está atado, tradición, modales adoptados, moral, dogmas, etc.-) Si "explicamos" la genealogía del grupo y el vínculo causal que guardan con ella sus discursos... podemos comprender, hasta cierto punto y desde nuestro propio enfoque, qué se dice, y hasta por qué se dice del modo en que se dice... Es decir, podemos traducir, con lo que Babel sería superada... Claro que hasta cierto punto: un punto que no es emancipador ni superador ni siquiera clarificador de nada... "para todo el mundo" (¿quién haría de árbitro?), sino que sólo reafirmará nuestro discurso y nos llevará por el camino que ya seguíamos hasta el siguiente obstáculo "real", debido al resultado de las interacciones presentes. Pero ello es operativo... aunque en un sentido parcial, al estar sujeto a esas interacciones que se manifiestan como presiones y acciones producidas por las marchas de todos a la vez (y del movimiento de lo no animado incluso). Los problemas, pues, no están en lo que parezca (a uno o a otro) que se quiere decir sino en lo que resulta ser se diga o no lo que se diga, incluyendo lo que se dice, lo que se oculta, lo que se emboza, lo que uno cree, etc.: lo que se puede "reproducir" en el laboratorio de la Historia y que por ello puede es objetivo con una u otra piel.
El artículo, sin duda, permite al menos dos lecturas globalmente hablando: la mía (dejémoslo como un supuesto por ahora) y la que está signada en una u otra medida por la óptica de uno u otro grupo de los existentes (la masa de grupos sobre todo los orgánicos o no sólo "teóricos" -base en muchos y determinados casos de procesos que concluyen en organización o la simentan-) caracterizados por considerase respectivamente capaces de "actuar" de manera decisiva, o de "influir" de manera decisiva, en la dirección que cree será más favorable a su manera de vivir (esto es sin duda una mezcla de ideales e intereses, de ingenuidades, ilusiones omnipotentes, deseos de conservación y aumento, deseos también destructivos y autodestructivos, culpas y tabúes, etc., que confluyen en el seno del grupo subordinándose a ese "algo" que parece un cierto "programa de mínimos" o algo así: la bandera, el color, la gran meta, etc., que son "señas de identidad" alcanzadas y/o adoptadas y/o infectadas por los individuos). En este conjunto está incluida la lectura del articulista. Y lo que es interesante de observar es el germen que da lugar a esa conformación grupal, a ese llamado identitario, al reclamo o exigencia de que se hace eco y que pide de hecho "restaurar la racionalidad", es decir, la suya, en tanto no puede seguirlo soportando. Y esto conduce a la opción filotiránica de la que he hablado muchas veces, una opción que ciertas idiosincrasias no pueden evitar elegir, a las que ciertos perfiles socio-profesionales se ven constreñidos para no perecer... y que está de todos modos en lo propiamente humano y en lo biológico en general, sea con los matices y la imperfección que sea.
Porque, así como hay unos grupos... estamos los que (sin lazos orgánicos... ¿por ahora pero quizás nunca) queremos, "hoy", "otra cosa", "otro mundo", en todo caso, el "real"y "actual" reformado para contener el menor número de molestias posible para "nosotros" que, en fin, "somos otra cosa", "otra humanidad", "otra manada". (Y preciso al margen: que creamos poder ser nosotros mismos quienes lo consigamos o sea vaya a saberse quién o quiénes "nos" proveerán o "donarán" ese mundo y/o esas reformas, apunta a un segundo pero muy importante plano, que también conforma la idiosincrasia del individuo en cada caso en el terreno de sus "grandes esperanzas".)
Aunque no le de ese nombre, el artículo habla de manera casi explícita de una neolengua que se estaría imponendo de manera especialmente significativa (tal vez, para el articulista, "desde hace poco tiempo", y para mí, como signo, si cabe, de la época). Una neolengua en un sentido cada vez más orweliano, que responde como ella a una táctica en constante cambio o adaptación... aunque ésta se aplique sólo al juego de la mentira, que a su vez respondería a una estrategia de conservación del poder de una manera inescrupulosa in extremis (en este sentido, a lo que se refieren los que la juzgan "sin moral" o "sin valores" o "sin principios" o "sin coherencia intelectual" según sea el caso, más allá de que, como es lógico, cada cual se refiera a los "valores" o "principios" propios y, además, mientras los que juzgan así hagan en alguna medida, más circunspecta si acaso, el mismo juego).
¡Tómese nota de que, como es obvio, esta última descripción mía ya está incurriendo, con su enunciación, en el enjuiciamiento valorativo y en una identificación en contra del mundo que se abre paso a tenor de la práctica que denuncia! ¡Ello, claro, descubre mi rechazo excéntrico hacia la burocratización pero también ciertas recaídas nostálgicas residuales, cierto deseo de algo más de tolerabilidad!
Ahora bien, yo sostengo que el articulista y todos os intelectuales adolescemos de una conducta como ésa, y que ello se debe a nuestra idiosincrasia, a nuestro perfil socio-profesional. Incluso, que es algo básicamente humano, un componente inseparable de lo reflexivo y consecuencia de su perplejidad, que sin embargo pasa a segundo plano cuando se tienen otras armas con las que se está más seguro, más confiado en uno mismo (el caso de las masas, el de los delincuentes, el de los burócratas, el de los deportistas, etc., etc.)
La "neolengua ultra-adaptable" y "ultra-reformable" de "valor/uso y fundamento táctico" que se ha ido haciendo, consolidando, extendiendo y valorándose positivamente hasta un grado que a algunos todavía nos abruma, es un resultado sin embargo propio del lenguaje humano, donde la trampa y la mentira son armas inextirpables. Que hoy haya llegado a un grado tan considerable de depuración, de institucionalización y organización, de formalización para la transmisión, etc., siguiendo no obstante las reglas propias del "discurso" y del "mito", es para mí la contrafaz de la burocratización, a cuyas élites les va como anillo al dedo (tal vez por eso se ha llegado hasta aquí y aún se pueda ir más lejos... hasta el caos... ¿y la posterior resurrección?). Ello sólo evidencia cómo la lengua y el punto de vista podrá llegar a ser dominante en tanto sirva a la solidez y perdurabilidad relativas de la sociedad a la que responde, una sociedad donde los fuertes son los que asaltaron sus medios de poder de modo que los débiles lo aceptan... o sean extirpados en cuanto florecen, dando lugar a una prole de las características adecuadas a la dominación. Y entiéndase esto como una simplificación teórica, ya que en cada caso, la conformación de este proceso ha sido, es y será muy compleja y localmente específica. Y también de compleja descripción en el detalle (incluso porque el lenguaje tiene una función que se opone a la inoperancia del no-juicio y de la no-grupalidad que presupondría).
Está en el orden de las cosas: el proceso de complejización que encuentra su punto de arranque paradigmático (dentro de los marcos de su propia Historia) en el tiempo en que se estableciera la "fragmentación social" nacida del aumento y diversificación de la población que desborda el marco de la manada, luego el de la jefatura-sabia, etc. (proceso intervinculado y retroalimentado en sus origenes a los comienzos de la domesticación de los seres inferiores).
Ahora bien, volviendo a puntualizar entre paréntesis: esta narrativa NO es pura mentira ni tampoco Verdad que pueda ser "de todos" (universal, absoluta, aunque no por no reflejar la dinámica real sino porque la dinámica real la tiene que rechazar el discurso que la sostiene so pena de desaparecer en los términos planteados, conformados, producidos...). Esta narrativa, además, no puede proponer nada a nadie ya que se sabe incapaz de imponer (sabe que el discurso no convencerá y que la fuerza le es inaccesible además de repugnante, ya que su conciencia le niega protagonismo -sabe y siente, en fin, que nunca pudo imponerse, ni con los trucos de la filosofía en los que ésta confió por una ingenuidad "necesaria", es decir, por respeto al propio ego, a la propia conformación socio-profesional-; y, por otra parte, se cava la propia fosa al decirle "al otro" de manera explícita y formal que no se atribuye derecho alguno a imponerle nada, que NO tiene de su parte a La Razón -un "absoluto"- ni a un Dios más metafísico -otro "absoluto" no siempre contrapuesto al primero, como ya se sabe- en torno al cual pudiera realizar una campaña de proselitismo (o educación), y que, incluso, entiende, y trata de que el otro comprenda, por la vía de la lógica y el peso de las evidencias, abriendo los oídos,... a su voz y pensamiento, al menos (aunque sin conseguirlo aquí tampoco) para escuchar la parte del discurso que pretendería explicarle por qué tiene todo el derecho, en su búsqueda de una salida para su realidad, a oponerse a la inculcación que a fin de cuentas se deriva de la exposición y discusión lógica que le dedica mi discurso, en definitiva sin sentido; que no podrá evitar rechazarlo, que sólo parcialmente podría oírlo y que, incluso, se quedaría con los recortes apropiados tergiversando de ese modo su sentido en beneficio de su propio discurso. De cualquier otra manera acabaría capitulando, rindiéndose al atractivo del ejercicio del poder, de placer que satisface a los tiranos y sacerdotes que consiste en tener súbditos y/o seguidores. Este discurso ha concluido que, por poco que se juegue al proselitismo se incia una andadura burocrática y prefiere la coherencia en soledad al calor superficial de la multitud (ese que elige el Goetz de Sartre en "El diablo y dios").
Bastante lejos llega el articulista al decir:
It's about why every such iteration of the latest grand master plan will perpetually fail to provide any coherent and comprehensible "solutions" for our global economic predicament.
El artículo hace referencia a Papandreu en tanto que paradigma del fenómeno, y analiza su jugada. Pero, no la ve como la jugada del jefe de una camarilla sin escrúpulos que se debe sólo a la propia banda de ladrones a la que pertenece. Y el por qué nos debería decir mucho. ¿No nos está acaso repitiendo de una nueva manera la cantinela de que cabría esperar La Verdad y La Razón de una especie de burocracia positiva, quizá sabia?
Pero cuando Papandreu dice:
"Do they want to adopt the new deal, or reject it? If the Greek people do not want it, it will not be adopted," the prime minister said after protests were held around the country last week against his government's austerity policies."
¿Qué otra cosa si no puede significar lo que sigue?
Hateful rhetoric, mass protests, violent riots and unrelenting strikes - those are the consequences we reap from weaving our meta-narratives with such chillingly empty words. Talk is cheap, but it is still proving too expensive for a world without economic growth and without any sense of lasting confidence or trust. At a certain point, the human intellect can no longer function inside Schrodinger's box of self-referential labels and cannot continue playing games in our world of WordCraft.
We will always be disappointed with what is presented as a "solution", we will always be frustrated with the lack of meaningful "progress" and we will always be angry at those who refuse to let us outside of the box. There will be no satisfaction found in this virtual existence of binary outcomes, political avatars and manufactured meaning. Only when the system's structures are fully deconstructed will we find any relief in the language and meanings of our future.
No añadiré a esto más comentarios, y espero que se me permita haber vuelto a escribir para quienes indagan en una sintonía cercana capaz de acoplamientos.