domingo, 25 de octubre de 2009

Montañas de carne y ríos de sangre

La cultura nació de la habilidad de sus fabricantes específicos para legitimarla, hasta ahora al menos, siempre de manera en algún grado subordinada de simbiosis con el grupo detentador del poder en sentido explícito (ofreciéndole su lealtad, su capacidad para legitimarlo mediante el mito y consolidarlo ello mediante de la manera más estable posible, engañándolo hasta cierto punto, rozando cada tanto la traición, chantageándolo...)

La tradición ancestral debió ser combatida como reaccionaria cada vez que se la quiso sustituir por otra (Jesús, por ejemplo, fue muy claro al decir que opondría los hijos a los padres. El comunismo hizo lo mismo. La Kampuchea Democrática llevó esto al grado de delirio y a la vez de farsa. El otorgamiento dado en diversos grados y circunstancias a los niños, mediante la colocación en sus manos de kalashnicovs y/o machetes, tareas de supervisión, etc., ha tenido una y otra vez funciones institucionalizadores de algún tipo no nacidas de la imaginación de los niños, obviamente, sino de la de las facciones enemigas dominantes ya, muchas veces en una posición subordinada y otras copartícipe, en sociedad que fuese, al servicio del recambio político.

La lucha por el poder nunca consideró la importancia de las masas del propio ejército como algo más que como medio para alcanzarlo por parte de los dominadores. Sin duda, se justificaban muy lógicamente en relación a la especie una vez que sus valores eran situados por él mismo (y reconocidos por todos) en primer lugar de la tabla: los que sobrevivieran serían los "mejores" y de eso "también" se trataba.

Hoy el valor más valorado no es la fuerza y el valor en la batalla sino el tacticismo político (la más alta expresión de la habilidad humana del engaño y la sugestión) pero se trata de un cambio (o adaptación) al servicio de mismo objetivo de dominio de grupo por lo que sigue dando lugar a montañas de carne y ríos de sangre a expensas de los que sólo pueden dominar en la medida en que son dominados y ofician de servidores en una progresión piramidal. Una mascarada que parece racional y civilizada pero que es cada vez más autista, incomprensible y desconcertante.

sábado, 17 de octubre de 2009

¿Qué se "discute" cuando se "discute" sobre la Ley del Aborto... qué cuando se "discute" sobre La Ley en general... qué cuándo "se discute"...?

Rhea entregando una piedra envuelta a Cronos
como modo de salvar a su bebé, Zeus.
Cronos y Rhea, ilustración del XIX d.C.
Cuando se "discute" sobre la "Ley del Aborto", el debate se nos aparece prima facie como un enfrentamiento entre los defensores de la vida y los de la libertad consciente; ambos acusándose mutuamente de hipocresía y/o de fanatismo ideológico. Pero si leemos lo que los argumentos encubren con el objeto de consolidar la legitimidad de los objetivos que ocultan o, en todo caso, que persiguen de hecho como si fuera cosa aparte, no podemos dejar de observar una hipocresía común... que no es en realidad de la que se acusan y que de ideológicos los argumentos no tienen demasiado, ni fanáticos ni lógicos.

En este asunto, como en la mayoría de los que preocupan a La Polis de nuestros tiempos, sería hora de que sorteáramos el desconcierto necesario que envuelve todos los discursos, desde los más simples y populares hasta los más sesudos y complejamente formalizados.

No hace falta entrar en detalles para observar aquí también las incoherencias propias de todo compromiso político de grupo. Las mujeres opuestas a la práctica del aborto y a la legalización del derecho a ejercerlo voluntariamente están dispuestas no obstante a aceptar el deber que se les impone a los hijos adolescentes propios y ajenos de morir por la Patria (lo que aceptarían incluso más allá del marco de la profesionalidad elegida motus propio) a las órdenes de sus líderes mesiánicos y coyunturales. Las madres que consideran aceptable abortar voluntariamente (las mismas que claman por La Paz... con o sin matices, y que valoran positivamente los resultados de La Ciencia -píldoras incluidas como poco, lo que no debería ser tomado como poco relevante- salvo que afecten al clima de la Tierra, y sus inocentes especies animales, etc.) no dudan en aceptar la muerte del nonato en nombre del bienestar y el status social femeninos -y sin duda de la pareja- alcanzados, sin dudar, llegado el caso, en tergiversan las conceptualizaciones -científicas- más perturbadoras (para la estrategia, debería entenderse, de sus líderes mesiánicos coyunturales), como el indudable hecho de que el nonato sea un ser humano o un animalito al menos en vías de extinción. O no alzan su voz contra el control forzoso de la natalidad por acción de la policía y la ciencia combinadas tal como se practica en la avanzada China.

Conocemos de sobra las justificaciones ideológicas que se ponen al servicio de la hipocresía en ambos casos. Las conocemos y las soslayamos para tomar partido. Aceptándolas incluso, cada vez más últimamente, como propias del juego de la lucha, de sus necesidades tácticas, de la preeminencia de las estrategias sean las que sean... obviamente, todas enfocadas a la meta del poder. Es parte de esa especie de maduración en la que hemos penetrado -como se penetra en un túnel que se angosta-, la maduración de la conducta postmoderna -como se me ocurre denominarla a bote pronto- para la cual todo lo racional... importa mucho más que lo real, por usar un derivado del imaginativo aforismo hegeliano e ilustrado.

Lo que intentaré aquí precisamente, como puede apreciarse, será volver a demostrar que también en este asunto y detrás de su debate público no hay sino relaciones y objetivos de poder, efectivas o imaginarias, directas o indirectas, ansiadas, conquistadas o a reconquistar, que tienen su anclaje último en las aspiraciones grupales de dominación. Toda argumentación moral tiene ese carácter como vengo sosteniendo, pero no hay nada más efectivo que levantar el velo o despojar de su máscara a cada uno de los actores en cada una de las obras representadas para que quienes puedan ser honestos lo reconozcan y quienes no sigan huyendo por el foro.

Tomemos lo que está más al alcance de la mano. Aparentemente se "discute" acerca de la justicia o injusticia por parte de una madre de desembarazarse con o sin más razones que su "libre albedrío" (sin duda otro eufemismo añadido) del nonato que crece en sus entrañas según rezan las leyes de la evolución, lo nos pone de nuevo ante el viejo debate de la universalidad o relatividad de La Justicia (lo que se extiende a la visión racionalista en su conjunto, libre albedrío y libertad incluidos). Un debate que se estableció hace más de 2000 años demostrando desde entonces una y otra vez su carácter puramente retórico y la imposibilidad de una respuesta absoluta y a la vez satisfactoria (1).

Este (y esos) tema(s) no parece superado aunque lo esté(n) de hecho. Y no parecen superados ni más ni menos porque se hace necesario dejarlos en nebulosa y cubrir con ausencia de rigor la verdadera lucha que va por otros derroteros y responde a una voluntad innata e irrefrenable... aunque muy mal vista por la mala conciencia. Así, esto, que nos propone la trampa del falso debate, nos debería llevar a interrogarnos sobre la propia causa a la que debemos esa servidumbre, es decir, sobre la causa que nos impide salir de la ambigüedad y del agnosticismo para facilitarnos como única salida la postura relativista y postmoderna.

La situación aparece así como parte de un auténtico "Eterno retorno" que se impone a pesar del debate filosófico secularmente sostenido y de los más recientes descubrimientos científicos, esto es, como la reincidencia inexplicable, a fin de cuentas comprensiblemente atribuible a la contumaz idiosincrasia humana, en la Retórica y en lo apriorístico, o, en otras palabras, en una especie de necesidad insoslayable por aferrarse a uno u otro mito, a una especie de instinto mítico insuperable y prácticamente incontrolable (2). Esta contumacia sería la que apela avergonzada a disfrazarse con ropajes ideológicos para salir a escena (lo que, por cierto y como señalara, cada vez se ve menos, al punto de hacer de cada vez más gente verdaderos partidarios de la desvergüenza).

Ahora bien, puesto que estamos hablando y pretendemos hablar de la Ley del Aborto, se hace bastante sencillo observar que estamos hablando de algo vinculado al Poder y sólo retóricamente al ámbito de la Justicia. Supongo que no se me objetará que pertenece al ámbito del Poder , esto es, a sus necesidades intrínsecas, cuales son: justificarse, conservarse, perpetuarse.

Claro que la idílica, el idealismo, cumpliendo con la función legitimadora que le servía para autolegitimarse, sostuvo amparándose en tesis racionalistas que el Poder estaba al servicio de la seguridad del pueblo. Hoy aún no queda claro que eso siempre fue mentira, hasta llegar a la más extrema de hoy en día.

Strauss, con Tucídides y en consecuencia más allá de Platón (3), ya había concluido qué es y qué hay detrás del movimiento humano; en concreto, del máximo, del "más grande", esto es, el que se expresó bajo las formas de La Guerra (aunque esto no se debería tomar sólo como mero batallar armado capaz de herir y matar hombres) y que llevó a sus participantes (vencedores o vencidos, finalmente) no sólo al enfrentamiento armado sino a la construcción de las sociedades complejas efectivas o reales sucedidas y en las que nacemos y nos vemos forzados a vivir y a adaptarnos, y a las que no nos cabe sino someternos parcialmente, repudiar, intentar reformar , huir de ellas o, incluso, sucumbir. La guerra incluye sin duda alguna la lucha armada, pero también la tortura y la masacre, el genocidio, el horror y la abominación que tanto duele a nuestras buenas conciencias y a las de muchos, la trampa, la disuasión, la amenaza, el chantaje, etc., etc. Es decir, todo lo que conduzca a la dominación.

El Poder, pues, no es sino la plataforma desde la que se intenta realizar el modelo de sociedad más ansiado, esa plataforma que se edifica con los amigos y contra los enemigos, con los que nos ponemos más o menos de acuerdo, los que conseguimos engañar y los que que creen engañarnos... y contra todos los otros, con el hombre y contra el hombre... Y en nombre de lo cual se puede hacer necesario incluso el exterminio... o su caricatura más o menos realista pero necesariamente convincente de la que muchos, si no todos los otros, acaban siendo víctimas.

Strauss (asiéndose al brazo del viejo Sócrates) recorre de nuevo, como ya he dicho, el camino de frustración iniciado con grandes esperanzas por el fundador de la Filosofía Occidental con el objeto de definir esa Justicia definitiva o absoluta que le ayudaría a hallar una de las aristas de la piedra filosofal que encerraría la Verdad Esencial como la perla está encerrada en ciertas conchas. Lo guiaba la sentida necesidad humana de conseguir una referencia (absoluta) de criterio... absoluta y universal para definir lo justo... en tanto que guía y mandamiento para andar en la buena dirección (la que el hombre esperaría de Dios -o aceptaría de palabra no poder conocer ni decir nunca, pero que todo el mundo se anima a perfilar por cuenta y riesgo propios hasta donde puede, es decir, sin poderlo legitimar como absoluto y universal). ¿Y qué es eso que busca de esa forma (mediante el filosofar y la práctica científica) sino el sentido del vivir, su meta... el evasivo deber ser?

Pretensión que se nos hace irrealizable sin un Dios o, al menos, alguna esperanza de futuro igualmente indemostrable, y que una reflexión seria (aunque todavía tímida), allí donde prevalezca la suficiente honestidad intelectual, sólo puede conducir a la conclusión honesta y desesperanzada de que...:

"La justicia es una forma o una idea, una de muchas ideas (...) un modelo..." (Leo Strauss, ibíd., pág. 172). O que; "para ser más precisos, la ciudad justa sólo lo es en el discurso" (ibíd-, pág. 176)
Lo que no puede sino dar lugar, en lo que aquí interesa resaltar (4), a las muchísimas e inevitables contradicciones e incoherencias internas de todos los discursos, a su juego de varas diversas de medir... apropiadas para cada situación táctica o... política (5). Lo que se plasma como moral del grupo, una entre otras y otros.

Evasiva, he dicho un par de veces más arriba. Tímida, he sugerido críticamente antes. Lo cierto es que, como el propio Dios del que se pretende que dimane la Respuesta... esa Justicia es también imaginada en el límite, y practicada por imposición de la idiosincrasia en buena parte heredada y las circunstancias en las que nos hallamos. Y, según sea la de los vencedores o la de los vencidos o marginados, relativa e "imperfectamente" instituida y convertida en meta a consolidar o a conquistar, en ideal, en utopía a instituir en la medida de lo posible.

Definitivamente, no existen ni "La Justicia", ni "La Verdad", ni "La Moral"... universales. Su insactifatoria búsqueda sólo da por resultado lo que se sueña y se degrada al fuego de las alianzas y los agrupamientos, al fuego de la empatía indispensable... y respondiendo al molde que definen las propias capacidades y facultades, lo que tímida y dogmáticamente ha adoptado reiteradamente el hombre por conducta aparentemente voluntaria (viviendo incluso que lo es) desde Sócrates hasta Strauss pasando por el protestantismo: que la Justicia se reduce a ser lo que mejor se pueda ser... (6)

Y no se trata de que "todas" las "verdades" o "normas de conducta" sean igualmente aceptables para "todos" como cree haber resuelto elementalmente (y engañosamente) la cuestión el relativismo retórico, sino que cada una sólo lo es para cada grupo por separado y en unas circunstancias dadas.

En fin y de nuevo donde estábamos: nada sino herramientas de Poder o de Dominación diversas, disponibles o fabricables (y como tales también las usa el relativismo con embozada deshonestidad). Lo que Foucault nos descubrió al desnudar las facetas funcionales de todos los discursos en el preciso punto en donde se convierten, siguiendo su propia dinámica, en instituciones. Lo que el racionalismo de uno u otro estilo se avergüenza de reconocer (7).

De ahí que los enfoques opuestos al aborto valoren la vida humana en el vientre materno en atención a las esperanzas probabilísticas de que el ser que vendrá al mundo se convertirá en un miembro del propio grupo, al que se sumará, al que se subordinará, en el que para ello será educado, convencido o forzado a ello en cualquier caso... Esperanzas que descansan en el fondo en la confianza ciega en el peso de los genes... lo que sin duda es toda una intuición científica. Una apuesta con riesgos, que puede perderse si al llegar el individuo a la "edad de la razón" se pasase al enemigo... lo que fue causa constante de la aparición de grupos nuevos y cambios en la relación de fuerzas en la Historia, historia que luego cada uno acabará contando a su manera desde la consecución de la victoria (¡je... menudos disgustos habrán tenido los padres de los primeros burgueses revolucionarios, o los padres paganos de los primeros cristianos...!, ¿no os parece?)

Del mismo modo, los que defienden el derecho al aborto en diversos grados... son curiosamente (¡je...!) aquellos que confían en la educación más que en los genes (y sobretodo de la "pública", burocráticamente controlada, y cada vez más, of course) curiosamente por ello partidarios, hoy y aquí, de la "Educación para la Ciudadanía" con uno u otro contenido. Es decir, son los que se adscriben al racionalismo que establece al mismo tiempo la hipócrita escala de costes aceptables: destinar por ejemplo millones de euros a ministerios de igualdad y otros, así como a comprar votos de mil modos, y considerar imposible dotar la sociedad con un sistema social de acogida de huérfanos que podrían ser educados convenientemente como... por qué no... soldados de fortuna. Y espero, en nombre de la inteligencia y la imaginación del lector, que haya comprendido la doble ironía...

Lo que vengo a poner sobre el tapete de manera harto sintética es que lo que sea siempre podrá ser justificado en base a una narración racionalista o mítica, y que eso es lo que empareja y empata los discursos dando lugar a esas situaciones que tanto horrorizan a Occidente, como las del África de los "diamantes de sangre" o las de los genocidios de las liberaciones nacionales hoy mayoritariamente islamistas aunque otrora meramente anticolonialistas; esto entre muchas barbaridades típicamente humanas y en absoluto superadas por la cultura y la civilización moderna).

De ahí que se elaboren todos los argumentos que hagan falta, incluyendo esos que parecen haber haber sido hallados en verdaderas excavaciones arqueológicas pero más propias de un Indiana Jones y de poder dar con Arcas de la Alianza o Cálices de Cristo, para establecer la línea de demarcación precisa que distinguiría un conjunto de células organizadas y en desarrollo, encaminadas sin lugar a dudas a la formación de un ser independiente, reflexivo e inteligente que es lo que llamamos (¿o no?) ser humano según el imperante gusto racionalista (sí, y perdón por el zigzagueo gastado en evitar los apriorismos y los lastres culturales); línea un tanto imprecisa como poco que, según se mire, podría trazarse incluso más allá del propio alumbramiento.

O que se opte por sostener, para favorecer aún más la tesis que se debe defender por motivos ajenos a la lógica (¿a qué "lógica" de todos modos?), la tautología de que todo lo que es parte o producto natural del hombre sería consecuentemente sagrado... aunque sin ir "tan insensatamente lejos" como algunas sectas cristianas -superadas por la inefable opinión pública (v.g., parte al menos de los 7 millones de Testigos de Jehová que... "Quieren vivir, pero no tratarán de salvar su vida violando las leyes de Dios", como ellos mismos afirman apoyándose en Mateo). Todo lo que, en la medida en que la medicina y la visión científica siga avanzando (si es que ello siguiese manteniendo su valor en alza) se hace cada vez más... complicado (ya se verá si se llega y se permite la clonación humana en todo o en parte... y ya veremos qué grupos se recomponen para estar a favor o en contra de unos u otros usos y de unos u otros costes).

De ahí que una parte de unos acusen a su turno de hipocresía a quienes los acusan de estar a favor de la pena de muerte (sosteniendo por ejemplo que "la reclusión" es "la muerte") mientras callan, promueven o justifican la guerra, la producción y venta de armamentos, la investigación científica que la permite y la soporta aunque lleve al exterminio masivo o inclusive "total"... Y de ahí que, de nuevo y a la inversa rebotando la crítica por consentir y si cabe practicar métodos violentos y "científicos"... cuando ello se hace en nombre del futuro... como, por ejemplo, revolución social... incluso científica.

¿O no es en nombre, ¡una vez más!, de la civilización, de un "mejor mundo", etc.... que unos a otros se objeten no hacer nada para evitar la explotación de los niños aún hoy vigente en el propio primer mundo, el hecho de que se tengan niños precisamente para explotarlos o... (¿es esto muy distinto...?) para que "ayuden a sostener la casa"... o... a "servir a la Patria"... o... a "dar hijos, a ser posible varones", etc., prácticas y enfoques pragmáticos de pueblos enteros a lo largo de la Historia Humana en absoluto superados ni siquiera por el Occidente Moderno y Contemporáneo en la figura de suesclavismo , de sus ejércitos de destrucción y de mano de obra, de sus ritos culturales a ser consentidos, de sus criterios de seguridad, etc.? ¿...Y llegar incluso a correr sobre todo eso un velo lo más tupido posible a veces etiquetado de sentido práctico o pragmático?

Habrá pues que llegar a una explicación coherente y rigurosa, es decir, no ideológica ni relativista, que nos aclare qué hace de la madre que tenemos en la foto de la derecha una convencida antiabortista y aclare qué motiva a los humanistas a apoyar su militancia antimperialista o al menos una alianza de civilizaciones que respete los criterios de esa misma madre opuestos todos por antonomasia a sus criterios de liberación femenina.

Las contradicciones, la hipocresía, los silencios, las tergiversaciones, los discursos ambivalentes... todo está sin duda al servicio de otra cosa, y hoy es posible verlo porque las evidencias están por todas partes, proliferando como conejos y cruzándose ante nuestra vista como inmensos paquidermos. Saltando sobre los espectadores desde la caja tonta de la televisión...

Es el entorno próximo en el que nos hallamos, puesto sobre el tapete en estos días con el proyecto gubernamental de la Nueva Ley del Aborto y las acciones que llevan a cabo aquellos que se oponen a su implantación, es evidente que todo se inscribe en las necesidades electorales y más ampliamente en la estrategia central del zapaterismo: en última instancia, llevamos desde un principio viviendo días preelectorales, y en todo caso de preparación anticipada de las elecciones generales. Días en los que el gobierno, o ZP, quiere ponerse a la vanguardia por delante junto a Obama, a quien al parecer vamos a volver a votar aquí gracias al montaje escénico de la camarilla gobernante. Y con esto, así, como quien no quiere la cosa, es evidente que dejo claro de qué habría realmente que hablar. Al menos en primer lugar, Al menos para no ser un convidado de piedra en la escena política, cosa que si no cupiera otro rol, al menos no deberíamos creer que estamossignificando alguna cosa, y menos que no es la que nos imponen los escritores del guión... ¿O vamos a ignorar que dar el voto del aborto a las niñas de 16 y 17 de hoy no es un intento de garantizar el voto de ellas a favor del buen tío que se presentará como su líder -y el de otros al mismo tiempo- en las próximas elecciones en las que ya tendrán edad de ejercerlo? Es vox populis que Blanco tiene todo un sistema de calcular el peso de cada "colectivo" para el resultado del proceso. Y es obvio que desde la Educación para la Ciudadanía hasta esas libertades postmodernas, incluidas la del botellón y la de pasar de curso con hasta tres suspensos, la jugada del zapaterismo apunta a separar de la moral tradicional a los hijos y a fusionar a los padres socialistas a su postmodernismo irresponsable y... cómodo, todos los que en nombre de lo no tradicional... los voten.

Demasiadas evidencias se están acumulando (y mucho se está estrechando el margen para la acción utópica) como para negar que los hombres, en cuanto lo necesitan o así lo creen, siempre dentro de los límites y lasservidumbres del grupo al que se deben (y que a veces se impone al horror o al altruismo individuales o por el contrario pierde fuerza y deja que se produzcan deserciones y fisuras que pueden incluso ser definitivas), ponen por encima de lasconsideraciones genéricas que se consideran morales, cuando así lo imponen las prioridades de la supervivencia grupal y la empatía, lo que se ha llamado doble moral, doble racero o doble vara de medir. (No puede ser de otro modo a la larga: cuando se tiene la certeza -relativa o no- de que algo es imposible o irreversible... los esfuerzos tienden a desaparecer en pos de metas así percibidas. Nadie que no haya perdido la razón en el sentido de la psicologíaclásica pierde el tiempo en intentar atravesar una pared o emprender el vuelo sin ayuda tecnológica. Al menos, llegados a un punto tal... el mito que hace de argamasa del grupo debe mutar o ser sustituido.)

El quid pues, no puede ser sino el Poder del Grupo. Aunque a veces parezca difícil de poner en evidencia... salvo para quien acepte quedar en igualdad de condiciones y reconozca que nadie tiene derecho alguno de imponerle al otro nada... Y lo reconozca de verdad. Practicándolo de alguna forma, si acaso un tanto elitista... Y ello, incluso, porque su discurso es tal que se autoinvalida para la institucionalización; un discurso que sólo puede consiguir de su Polis marginación, reclusión, exilio o muerte.

Habrá pues que preguntarse como poco dos cosas seriamente: la primera: ¿qué estrategia de poder está detrás de cada uno de los bandos que discuten?; la segunda: ¿de qué lado o en qué plano estoy yo mismo y a la estrategia de poder de qué grupo respondo en cuanto me comprometo y me defino por aquello que me resulta aceptable? No hacerlo es ocultar la intencionalidad, consciente o no, de mi propio discurso y situarme por encima de todos tanto como pretenden los demás. Situarme por encima con mi propio grupo al considerarlo de común acuerdo el verdadero, la Auténtica Humanidad.

En el caso del aborto, el tema del debate público gira en torno a la legitimidad de matar o no matar al prójimo. Pero esto se toca de soslayo, dejando de lado el hecho de que incluso el pueblo deMoises fue llevado a la guerra y por lo tanto a disponer de la vida ajena en nombre de la supuesta elección y promesas divinas en favor propio. No podemos seguir ignorando que el "No matarás", como el "No desearás a la mujer de..." se refieran precisamente... "al prójimo", esto es, en el único sentido compatible con los hechos, con el miembro de su propio pueblo (del cual podría, cómo no, ser excluido todo traidor). Así, no es que se trate propiamente de una hipocresía, sino de la consideración que hace todo grupo de que la humanidad verdadera es la que lleva sus caracteres genético-sociales, la que por algún motivo se ha identificado con la horda, el clan, la tribu, el pueblo, la nación, etc.

En el caso del aborto, sin embargo, intervienen además dos cosas; el concepto de inocencia y el de conciencia, ambos inseparables de la idea de Justicia.

Se dice que se hace necesario defender al inocente nonato (impotente como pocos además) y que para eso hace falta una ley que evite que se decida "por él" y especialmente "contra él". En esto hay un eufemismo evidende: no teniendo opinión posible alguna, no se puede asumir ni que querría vivir ni que no querría hacerlo. La asunción por el ignora el que no sea capaz de decidir ni tenga acceso a lo que se lo permitiría. Se asume en todo caso que todo ser vivo quiere por sobre todo vivir, incluso a costa de sus congéneres (algo que se omite y que a veces sale a luz en las "discusiones" acerca de si se habría debido evitar, de haber sido posible, el nacimiento deHitler, de Atila o de Stalin... según las predilecciones de cada grupo...) Lo cierto es que todo esto no es más que especulación y conclusiones nacidas de los compromisos asumidos a priori, es decir, del mundo que se considera ideal (o "justo"), se desea y se pretende, y de considerar que el hombre debe someterse a la naturaleza... en cuanto al instinto de supervivencia pero no a los que están penados por los Mandamientos, etc.

Otros considerandos. ¿Por qué ante un parto que no deja opciones intermedias se prefiere salvar a la madre y no al bebé? El argumento declarado habitualmente es que salvar a la madre deja abierta la posibilidad de nuevos hijos, pero bien podría la madre ser incapaz luego de volver a procrear, y en todo caso, el bebé podría ser una niña... El padre es convencido de que sólo pierde un espécimen que podrá reemplazar en todo caso con progenie propia al 50%, mientras que sus hijos o hijas sólo le permitirán tener nietos, es decir, un resultado al 25%. ¿Podría ser esta la explicación? En cualquier caso, otro componente es el de la productividad, indudablemente otro valor puramente histórico y además en franca depreciación crítica.

El sacrificio de niños por fenicios y otros pueblos antiguos se hacía en la creencia de que la satisfacción de los dioses por ese medio produciría mejores cosechas y/o porsperidad... algo obviamente vinculado con promesas de triunfos en la guerra contra los otros. Los niños representan bajo el capitalismo el incremento de la mano de obra disponible ("prole"), lo que promovería el tan ansiado Progreso (y el famoso "pan debajo del hombro") que permite por un lado un reparto mayor de la carga familiar como una potencial reducción de los salarios por aumento de oferta.

En las actuales sociedades burocrático-representativas... en el mejor de los casos un voto.

En unas cuantas... una bomba y un detonador capaz de enviar a todos los herejes posibles al infierno.

O un dedo en el gatillo de un Kalashnikov...

Y así se podría seguir a la manera del propio diálogo platónico al estilo del "Banquete", dándonos de bruces con la realidad y saliendo con las manos escurridas y una nueva justificación apaciguadora (reléase aquí mi nota 7).

Debería resultar obvio que tales juegos especulativos no llegarán a producir la mirada absolutamente justa ni nada que se le parezca... ni creación del Ejército del Bien que sería necesario para instituirla sobre todos (uno Ejército de Dioses que se impida a sí mismo derivar en un mal renovado), y que ni siquiera conducirán a la resignación final y masiva. La teoría de la lucha del bien y del mal ha perimido, es inútil y frustrante y sólo sirve al que define el bien desde una posición de fuerza. Pero nada parece indicar, repito, que esa conclusión pueda ser final y masivamente asumida. Ni que, consecuentemente, podamos permanecer hasta el límite fuera de las trincheras de la época.

En mi caso, sólo puedo sino ser fiel a mi propia conciencia sea cual sea la mirada de los otros y sus actos consecuentes (8).

Pero sabed en todo caso que, si no estáis de acuerdo con los otros y no podéis soportarlo, deberíais intentar haceros con el poder por una u otra vía, usando la fuerza, antes, durante o después, o el engaño y la trampa (éste es el método de lapartidocracia que la mayoría avala y casi todos los intelectuales dulcifican considerándolo contractual y civilizado). O insistid sin descanso ni perspectiva en educar y/o en convencer a unos cuantos de entre los que prefieren o usufructúan la especulación reflexiva con grandes esperanzas. Esto os hará sentir mejor sin duda... hasta que llegue la frustración que os habrá de sobrevenir por esa vía. A fin de cuentas, no negaré que hasta esos débiles e ingenuos esfuerzos acaban contribuyendo en alguna medida al cambio de las cosas... con la entrada posterior de la fuerza y la maniobra por quienes puedan aprovechar la parte mítica de esos discursos y enseñanzas. A fin de cuentas, lo que devenga volverá a proponernos alternativas no demasiado nuevas ante las que sólo podremos desplegar lo que nos creamos capaces de poner en juego dentro de lo veamos factible... y nos lo permita el viejo estómago.



* * *


Notas:

(1) Me refiero a los primeros pasos de la filosofía propiamente dicha atribuidos a Sócrates.

(2) La biología evolutiva apuntó hace un tiempo en esa dirección (véanse las conclusiones de Maynard Smith en "Ocho hitos de la evolución", por ejemplo, los trabajos de Pinker, etc.) y la búsqueda de las raíces biológicas de la moral, considerada ésta como el conjunto abarcativo de esas necesidades, por su parte y por la de las neurociencias continúa a plena marcha (los blogs de ciencias, de los que ofrezco una lista no exhaustiva en la solapa de este blog, dan buena cuenta de ello en la mayoría de sus entradas). Desde mi punto de vista, la necesidad del mito, que hasta ahora daba por indiscutible, debe ser revisada en cierto grado, y relativizada (porque sin duda, parece indispensable para el movimiento de toda la ciudad hacia ninguna parte), pero lo que cada vez pongo más en cuestión es que esa necesidad de mitos esté anclado o forme parte de una mayor relativa a la moral. Dejo esto apuntado para una discusión más detallada en el futuro, que yo debo acabar de elaborar.

(3) Leo Strauss, "La Ciudad y el hombre", III. Sobre la Historia de la Guerra del Peloponeso de Tucídides, Katz Editores, Bs. As., 2006.

(4) El debate, como adelanté en (1), fue instituido por Sócrates como Búsqueda de La Verdad, siendo de hecho un debate acerca de sus posibilidades políticas o reales de realización o, en otras palabras, de la eventual trasposición a este terreno de los conceptos puros que habitarían desde siempre y por siempre La Caverna (esto es, la mente reflexiva del intelectual). El mismo, en forma de Diálogo como ya sabemos, lo representa el "Banquete", donde se indaga cómo podría el Reino de La Justicia ser implantado. Quienes estén dispuestos a comprender lo quesubyace a esos intentos puede sumergirse y rumiar a fondo en "La Ciudad y el hombre" de Leo Strauss, segunda parte en concreto, donde este excelso pensador deja en evidencia la dificultad insalvable de Sócrates y sus contertulios para definir una Justicia Universal que sea al mismo tiempo Real o al menos Potencial. El debate queda, por cierto, inconcluso obligando por fin al filósofo antiguo... a escapar por la tangente.

Un liberal de los más radicales, Bruno Leoni, reconocía en su lección ("La libertad y la ley", pág. 196) el problema, dejando la contundencia sutilmente a elección de su público al que se debía (trataré de estas dependencias en un post próximo). Claro que mucho más rotundo ya había sido antes Nietzsche en su "Genealogía de la Moral" y con su propuesta de "transvaloración de todos los valores".

La Historia evidenció de sobra la presencia de las dificultades existentes para alcanzar el tan ansiado y supuesto como evasivo Absoluto... y el hecho de que nunca se pudieran ni superar ni aventar. Un objetivo como ese, como los actores de una u otra forma reconocieron, sólo se podría plasmar logrando en primer lugar "la coincidencia del poder político y la filosofía" (Leo Strauss, ibíd., pág. 177) y, en honor a la verdad: mediante la eventual toma del poder por la mismísima filosofía platónica. Desde esa plataforma... habría que contar luego con el sometimiento dócil de todos.... lo que suena a una salida contrapuesta. O a que todos se transformaran en filósofos... pero de la misma escuela. En este punto, permítaseme señalar que la realidad, como sigue sucediendo y más por parte de una multitud política (que, como nos recuerda Strauss, es a ojos de esa filosofía "el mayor sofista" -ibíd., pág. 87-) no acabaría de frustrar a Sócrates, al menos al Sócrates platónico. Esto es, no llevaría a Sócrates a abandonar su tozudo objetivo, a dejar de seguir erre que erre defendiendo su criterio de justicia como si fuera eterno, inamovible... y alcanzable; de ofrecerlo al mundo como si fuese una verdad revelada que le hubiese dictado al oído su demon particular (qué, por cierto, sino su propia conciencia, ella misma tan elusiva, tan misteriosa, tan maravillosa e inexplicable como parece hablándonos sin cesar, dentro; su propia imaginación. Incluso, una vez decepcionado de su Atenas a la que entendía que le había estado sirviendo sin pretender nada sino su crecimiento (en realidad el crecimiento según Sócrates lo concebía, él o su demon)... para continuar haciéndolo en el Hades, en diálogo con los mismísimos dioses (al menos según en se nos cuenta en el Fedón...) Aunque caben otras interpretaciones que lo describirían como un elitista para el cual su consideración acerca del Hades no sería sino una continuación (Strauss, ibíd., pág. 88).

(5) Este oportunismo subyace en toda construcción formal, o Discurso, inclusive en la Ciencia, como bien supo denunciar (en realidad al valorarlo positivamente) Feyerabend (vease al menos "Contra el método"). Y sin duda hay que reconocerlo como humano e inevitable ("demasiado humano"), o, más concretamente hablando: como parte del instrumental adaptativo de la especie.

En cuanto a lo grupal o a la grupalidad, tal como vengo mencionándo este concepto en este texto, aprovecho para remitir a quien interese a mis artículos de 2007 en este blog titulados "Grupismo y complejidad" y especialmente y de nuevo al libro que me animo a decir contiene lo sustancial al respecto: "El mito de la educación" de Judith Rich Harris. Una vez adoptado el enfoque, ya no se dejará de ver la grupalidad presente en toda la historia humana, como me ha pasado al leer "Armas, gérmenes y acero" de Jared Diamond, que, desde ese enfoque, aporta notables evidencias al respecto.

(6) Así es como acaba evadiéndose Sócrates de denir la Justicia Esencial como Posible en la práctica: reduciendo todo al reconocimiento tan de su gusto de que unos individuos estarían mejor preparados que otros para ciertas cosas, por ejemplo... para filosofar, pero igualmente para guerrear, gobernar, etc. Esa constatación es considerada un resultado natural o un designio (o don) divino en lugar de un descubriento que hace cada individuo de sus facultades más explotables para la supervivencia y una elección a la que en parte el mundo dado lo conduce (firmamento dominante mediante), que es como yo lo veo. E impregnará todo el pensamiento justificatorio vinculado a ese firmamento a través de los tiempos, que es como aparece, por ejemplo, en el seno del pensamiento protestante que tanto tuvo que ver, como ya he señalado en otra parte, con el "espíritu del capitalismo" (Weber dixit).

Esa constatación y a la vez salida airosa
por el que opta Sócrates y el racionalismo apaciguador que aún pervive, permitirá la refundación de la Justicia Absoluta (o divina, natural, etc.) en terreno real mediante su reducción a apriorismo ideológico, y sin duda constituye la piedra angular sobre la que se edifican todas las Iglesias, consigan o no erigirse en dominantes, la piedra angular necesaria para encarar un proyecto de poder victorioso.

(7) A fin de cuentas, "Proclamando la identidad de razón y dominio, las doctrinas despiadas son más misericordiosas que las de los lacayos morales de la burguesía" (Theodor Adorno y Max Horkheimer, "Dialéctica de la Ilustración", Obra completa, tomo 3, Ediciones Akal, Madrid, 2007, pág. 131; obviamente, los autores tributan aquí al término historico-materialista para refierirse sin embargo al racionalismo originalmente ilustrado). Es indudable que: "El no haber disimulado, sino proclamado a los cuatro vientos, la imposibilidad de aportar desde la razón un argumento fundamental contra el asesinato, ha encendido el odio con el que justamente los progresistas persiguen aún hoy a Sade y a Nietzsche." (Adorno, ibíd., pág. 130).

(8) El marco psicosocial de lo moralmente dominante que vengo denominando últimamente firmamento dominante (los valores considerados de hecho o de derecho como inmutables) es decisivo. No se puede siquiera pensar seriamente en "soluciones implantables" que los trastoquen ya que estas aparecen como más utópicas que las utopías reformistas, las correcciones que se apoyan en el contenido supuesto de sus valores vaciados cada vez más de los contenidos originales o las igualmente idílicas pretensiones de que se apliquen esos contenidos con fidelidad a la letra y al espíritu. Esa dificultad hace de las utopías más radicales meros productos de la imaginación y acaban refugiadas en la literatura anticipativa.

Aún así, pueden decirse algunas cosas como si de ello se tratase... En ese aspecto, bien se puede analizar el contenido formal de la ley, es decir, aceptar caer a sabiendas en la trampa para que quede constancia de que no se es un desentendido de la vida cotidiana, un anacoreta o un sabio contemplativo que creyese posible vivir aquí y ahora como si se tratara de otra cosa...

Consciente pues del alcance de mis propias reflexiones así como de mis sentimientos (sin duda temporales y socialmente tan condicionados como el de cualquiera) y también de las precondiciones necesarias para la realización de los mismos, y a instancias de la posible exigencia de la Polis de que me defina por uno de los bandos... me veo obligado a colocarme en la falsa hipótesis (falsa porque de realizarse todo cambiaría) de contar con el poder suficiente y las ganas o voluntad de imponerlo a todos, es decir, de ser, aunque sea por un día, un tirano efectivo, el posible líder absoluto de un nuevo grupo dominante.

En una situación hipotética como esa aunque con mi manera vigente de ver las cosas, debería reconocer que no me sentiría inclinado a forzar a una mujer embarazada a ser madre si no quisiera serlo, ni siquiera a que soportara los largos meses de embarazo. Entiendo que siempre podría reincidir en un futuro, dado que el aborto no necesariamente supone la pérdida de fertilidad (aunque los riesgos existan y estaría en ella que los conozca y considere). Comprendería también al padre potencial de la criatura si quisiera tenerlo, pero en tal caso le ofrecería a él otras soluciones, algunas con cierto coste social. Ya procuraría que en el futuro de mi sociedad ideal, la gente estuviese seriamente informada en todos los sentidos para que nada de esto siga pasando. Y ya puestos, les daría a todos mi propia sabiduría para que hagan la mejor elección. O para que sufran conmigo mis propias vacilaciones... Quizás, incluso, buscaría e implantaría una fórmula para evitar madres arrepentidas y nacimientos indeseados antes de que se produzcan y que, mientras tanto, se admita la selección parental de común acuerdo reposando en la de la madre la decisión final. Sin duda la organización de mi sociedad sería tan compleja y difícil de llevar como cualquiera, pero con el poder absoluto ya se me ocurriría algo... en tanto me mantuviese en mis cabales y fuese sensato a mi propio criterio, dos extremos que no sé si se podrían diferenciar ni desde qué perspectiva siendo yo mismo la única existente.

Bueno, en cualquier caso no pasa de ser un puro juego de la especulación. No sólo porque nunca podría ser ese tirano ni aunque me lo sirvieran en bandeja unos poderosísimos extraterrestres, un tirano que incapaz de imponer nada de nada... sino que nunca el mundo se permitirá actuar según mi lógica o la de cualquiera, que la cuestión es más compleja y sobre todo histórica. Eso sí, espero que no llegue el día en que se instaure en el mundo una moral azteca o fenicia y volvamos a los sacrificios humanos e infantiles de carácter ritual. Aunque sea consciente, más allá de cuántos lo compartan, que se trata de una mera repugnancia mía. La moral, la justicia, la virtud... son históricas y grupales y es habitual que no haya acuerdos y que todos pretendan instaurar las suyas.


miércoles, 14 de octubre de 2009

Hablando de NEPs, véase por dónde...


¿Es un paso hacia la "NEP a la cubana" (léase "liberalismo supervisado tropical" o acúdase a mi post antecedente, nota 1) la reciente supresión en Cuba de la Cartilla de Racionamiento?


El que se anime a apelar a la imaginación y no tema perder el taparrabos o las bragas, que se manifieste en lugar de permanecer mudo como si se le hubiese presentado inesperadamente el diablo...

viernes, 9 de octubre de 2009

El arco y la flecha ("La Ceja" y la "NEZP"): la verdadera identidad de Robin Hood y la de sus perseguidores

La "NEP" (1) de ZP ("NEZP", en adelante para los amigos) que se anuncia con los "Presupuestos Generales" quiere mostrarse como una mera política económica de carácter intervencionista, lo que no es nada novedoso en esta era de las economías mixtas y con el vendaval de La Crisis que se ha desatado. No obstante, se pueden sacar otras conclusiones, más fructíferas que las habituales (y menos desconcertantes y confusas que las que circulan) a partir de su consideración.

El hecho de que esta NEZP venga arropada de varias manifestaciones rituales y retóricas que han puesto a muchos los cabellos de punta y que "nadie" se explica bien a qué exactamente vienen ni cómo y dónde encajan, y que por otro parezcan tan keynesianas, aumentan el desconcierto y la confusión... y, significativamente, llevan a la oposición... al populismo. El propio ZP se burla de todo el mundo dando a entender que improvisa, con lo que demuestra a mi entender lo poco que le importa dar que hablar mientras ello no sólo no obstaculice su marcha sino que la favorezca. Y así, toda la opinión opositora prefiere tratar estos acontecimientos de manera ambigua y fragmentaria, incluso como manifestaciones de "locura" o "encaprichamiento" presidencial y en todo caso de meras provocaciones inconexas. Sin embargo, esos rituales son a mi criterio inseparables de la fidelidad extrema de ZP a la estrategia con la que sigue consiguiendo mantener a su grupo y luego a su partido básicamente consustanciado y cohesionado a pesar de los graznidos sueltos que sonaron más allá del núcleo duro. Desde mi enfoque, esos actos rituales no tienen otro carácter que el de prolegómenos o preámbulos apropiados y consecuentes de esa NEZP por más contrapuestos que parezcan a primera vista, y no son sino pasos avanti de la estrategia comentada, a cuya luz todo el conjunto adquiere sentido y coherencia. Y me refiero a la repentina e intempestiva cantata de La Internacional con los puños en alto, a las arengas contra los poderosos, a la valoración sublime hecha por ZP del papel de Estado ante su colega Medvedev en su visita a Rusia, etc., con toda su política exterior de cabo a rabo y toda su estructura gubernamental cada vez menos democrática en los términos formales, occidental y hasta contemporáneamente establecidos hasta ahora... Otra cosa, que puede tener derivas colaterales de esas que parecen impredecibles y merece un análisis más detallado, es la alianza estrecha con los dirigentes mafio-sindicales... pero esto no deja de estar subordinado a La Estrategia Mayor de ZP y controlado (como ya vimos hasta qué punto pudo serlo el diálogo por la paz con ETA).

"Nadie", y menos las oposiciones formales, las mediáticas y las burocrático-culturales de todo tipo, apunta a unir todos estos fenómenos en una narrativa coherente y vinculante. Todo parece obra del azar (del de meter la mano y sacar la bola de un color en primer término en lugar de la de otro, lo que en todo caso sería probabilístico... dentro de los límites de las bolas que se hubiesen metido previamente en el saco, lo que obviamente fue elección del manipulador a tono con una estrategia -que no una ideología-), del azar, del capricho e incluso de la locura... Pero más de 600 asesores y una animalidad política de primera calidad-como se la denomina- (que lo llevó a la Secretaría General de... la herramienta) no resisten un análisis tan elemental.

Hay que tenerlo meridianamente claro: ZP es el primer presidente de España que cuenta con un aparato realmente eficaz y demoledor para dirimir en su favor las luchas interburocráticas propias de un régimen como el que soportamos; un aparato que ha logrado arrinconar y/o controlar in extremis al conjunto heterogéneo de "todo lo demás" en política nacional (y que pretende ir más lejos... incluso geográficamente hablando... más allá de lo que ya ha ido silla del G-lo-que-sea de por medio) incluyendo, por ahora, las corrientes que esperan dentro de su partido el-momento-propicio y remueven el caldero de los Idus de Marzo... Aparato, y esto es una de las partes más notables y efectivas, orientado con gran arte al desconcierto. Lo que no significa... absoluta precisión, o perfección, o ausencia de traspiés... ni triunfo indiscutible.

La estrategia, de la que ni una sola vez se apeó ZP en el curso de su carrera, la perfilé hace años y la reflejé en este blog básicamente desde el primer post con el que inauguré los análisis "Del mundo real y de los tiempos que corren" (véanse particularmente este post y este otro) como los etiqueté desde entonces (2), y, que yo sepa, debí haber sido de los primeros en verla y analizarla sin dejarme confundir por los discursos desconcertantes que la adornaron en cada ocasión. Insisto: que ZP, lo consiga o no, busca y maniobra para quedarse gobernando solo, per eternum si se me permite el exabrupto proyectivo; en todo caso, ya puestos... dar origen a algo parecido a una dinastía. Y para eso, debe neutralizar y acorralar a la oposición hasta que se convierta en pura papilla de relleno de una democracia de pura utilería. Y para ello exhibe las más adecuadas pinturas de guerra.

Pero acerquémonos un paso a esta nueva zancada que la NEZP representa, con la malísima intención de poner al desnudo, en primer lugar, la falsa conciencia que se prefiere tener de ella por parte de todos los que la explican, tanto para defenderla como para atacarla. ¿Que parece simple, que parece que todo está a la vista y que no hay mucho que decir? ¡Ja, ésa es la cosa, amigos míos: ahí está otra vez la obra maestra del desconcierto, la obra maestra de más de 600 asesores de marketing y propaganda y de un genio napoleónico -que no maquiavélico- capaz de orquestarlos y... elegir la campaña (en lenguaje publicitario), la téctica, que le parece mejor de las varias que deben ofrecerle cada día. Sólo así puede comprenderse en toda su dimensión esta NEZP que parece amenazar a ZP con su fracaso (a tenor de las últimas encuestas) como hasta ahora no se había podido ver, algo que tal vez vuelva a ser una ilusión deseable (relativamente hablando) que puede volver a desconcertar (3).

Y puesto que, como empecé diciendo, la NEZP le parece a todo el mundo como una simple manifestación del "intervencionismo de Estado en la Economía", me serviré en primer lugar, para centrar el punto mediante un apunte de un afamado opositor a esas intervenciones al que nadie le negará idoneidad. Me refiero a Friedrich A. von Hayek, quien prefería denominarlas "planificación social" para hacerla más sinónimo si cabía de "socialismo" tal y como él lo definía; lo que menciono aquí apenas para poner de relieve otra jugada ideológica del economista austríaco, una jugada más e igualmente poco rigurosa, puesta no al servicio de la descripción aséptica sino del combate ideológico, y que en realidad apuntaba a una "planificación política absoluta de la economía", por decirlo de modo sintético y deducirlo del espíritu a partir del que se la definió, que no veremos que no es nada rigurosa... ni jamás se hizo real (4).

Todo esto viene a cuento y se hace necesario tanto prólogo, porque ilumina la realidad que no se quiere ni ver ni considerar por parte ni de los unos ni de los otros. Y porque esta actitud, muy lógica a la luz de la sociología del intelectual y de la prolongada metamorfosis relativa de adaptación permanente en la que están siendo arrastrados todos ellos, es la base que desde mi punto de vista hace a ZP el camino orégano (aunque trabajoso) y le permite reafirmarse mientras ahonda y usufructúa el desconcierto opositor en beneficio de la estrategia antes apuntada.

Volvamos otro poco a los discursos.

En primer lugar, una frontera harto difusa y gruesa separaría la buena planificación de la mala, o el buen racionalismo del perverso en suma. Al respecto, debo deducir que Hayek se reservaba el derecho de admisión, algo muy liberal por cierto... según quién sea el que lo ejerza (lo digo porque lo fundamenta tan poco y nada... como se hace con La Revelación, lo que viene muy pero que muy a cuenta...) y que también habrá que desmontar. Si hacemos un repaso por la historia del mercantilismo sin ir demasiado lejos, por ejemplo a partir de la narración que nos legara Adam Smith, es evidente que: (a) toda intervención estatal incluidas las buenas liberalmente hablando, han derivado en burocratización creciente, corrupción, mercado negro, mafias, "insensatez", etc., y (b) toda intervención estatal ha favorecido al mismo tiempo la competitividad "egoísta" de unos sectores contra otros que era lo que más pretendían conseguir para sí mismos -ya que la libre competencia así como la libertad fueron, son y serán siempre cosas propias de debates de salón burgueses y, si acaso aún los frecuentan y debaten, de los gestores que hoy están a cargo de los negocios-, a saber, la maximización del beneficio y de los diversos privilegios posibles así como del máximo poder sobre los demás, sea mediante el dinero y las posesiones, sea mediante la posesión de un cargo (apoltronamiento) que permite el usufructo de bienes sin título de propiedad o con éste como pura consecuencia, las prebendas y el robo del común.

¿En cuál, pues, de sus dos "planificaciones" (o políticas intervencionistas) inscribiría en consecuencia Hayek la "NEP" de ZP? Sin duda, en la que él asocia a socialismo y que serviría para obstaculizar la libre competencia comercial (dicho esto en sentido estricto), amenazando con la destrucción a la economía capitalista (según lo que todos entendemos por...) y a su base esencial, la propiedad privada del capital (dicho esto en sentido estricto). Al menos es lo que dirían sus epígonos actuales y todos los comentaristas y políticos que ejercen de defensores de planificaciones aceptables situables en el espectro considerado (5), lo sean o no con relativa honestidad.

Pero esto no va más allá de un uso publicitario y de marcaje de la orilla opuesta (que la orilla opuesta comparte y aprovecha -estrechamente sin duda- muy a gusto... o inevitablemente) mientras dejan, Hayek el primero, la pureza deseable dentro de los límites idílicos del modelo.

El capitalismo de carne y hueso, si convenimos en aceptar la denominación que se le dio a la organización social en la que hemos nacido (6), no tuvo nunca, sin embargo, la pureza del modelo, y el único real, vivo, funcional desde un principio fue el que Adam Smith al mismo tiempo valoraba y rechazaba, el que cada vez que podía, en la persona de sus agentes reales -los capitalistas por generalizar con la licencia del vox populis-, marchaba en la dirección de acabar con la competencia de unos en beneficio de otros y recabar inclusive toda la ayuda posible del Estado burocrático (o representativo y experto), de sus Leyes y de su Fuerza armada, para consolidar e incrementar su propio monopolio o predominio privilegiado adquirido por vías muy poco económicas en el grueso de los casos. Ese sí fue y es el capitalismo real; ese sí es el resultado actual de su evolución; ese sí es el capitalismo que reorienta y aviva la burocratización en y desde su propio seno y que la hace cada vez más poderosa en su contra (no "las relaciones de producción" inventadas igualmente por Marx como parte de la "Economía") a la vez que en su favor. Y eso sí hace que la "planificación" situada en cualquier punto del espectro hayekiano sea capitalista siempre y cuando tenga cabida en ella en uno u otro grado... el "¡Enriqueceos!" de Bujarin o, en otras palabras, la persecución de beneficios. Y esto engloba al conjunto de las variantes de capitalismo de Estado y economía mixta, keynesianas, socialdemócratas o tercermundistas... en las que se ha agigantado y autonomizado "la planificación" hasta extremos increíbles y autodestructores... que nunca llegaron a convertirse en otra cosa. Algo que ya estaba bosquejado en "La riqueza de las naciones" con asombrosa nitidez.

Y conste que digo todo esto sin la más mínima intensión de justificar el derecho de expropiación que Marx se sacó de la manga en nombre de una expoliación previa de la que hizo víctimas a los obreros industriales. Según mi punto de vista: en la lucha por el poder ,cada grupo tiene todo el derecho de usar lo que mejor domine para imponerse a los otros (lo que configurará su moral y buena parte de su filosofía); la cuestión está para mí en identificarlos en todos los aspectos posibles.

Ahora bien, ¿qué es lo que, volviendo al punto, hace que el propio ZP esté encantado si no despreocupado de que se considere que su política es "de izquierdas" o "socialista" también en este asunto, que es acorde con La Internacional y los puños en alto... que se inscribe en su voluntad de redistribución y de justicia social, y por ello opuesta a las de "la derecha"? Que se recauda para repartir entre los que lo necesitan (algo marginalmente real en honor a la verdad). Que es la respuesta práctica que invocan y abrigan los rituales y las declaraciones "rojas" que se representan.

Y ¿cómo es que todos los voceros muestran estar de acuerdo con él?

¿Será que ya no hay quien no responda a su papel en este espectáculo (tómese esto como un guiño y no como una adhesión mía a los análisis situacionistas), cada vez más de circo, en el cual toda la sociedad a ella adaptada se resigna y espera? Sin duda, el lenguaje y el pensamiento en su conjunto pueden extralimitarse bastante poco más allá del condicionamiento al que lo somete el firmamento dominante que define lo posible y lo imposible en una sociedad dada, lo que se puede y lo que no se puede hacer, lo que se puede y lo que no se admite... Y sin duda... lo que se debe.

Ahora bien, ¿qué pretende la NEZP en el terreno estrictamente económico (es decir, aparte de los objetivos político-estratégicos ya señalados del zetapeatismo)? ¿Acaso acabar con la propiedad privada y con la competencia, instaurar poco a poco el socialismo...? En tal caso, ¿en general o sólo contra ciertos grupos? ¿Contra qué otros, pues? Dejo por ahora la inquietud en el aire... pero insisto en que ello no conforma la cuestión central.

Responder seriamente se deriva, insisto, de comprender qué es lo que realmente motiva en esta sociedad a esa subespecie que se erige en "nuestros representantes". Y ello es posible si se identifican seriamente los componentes decisivos del magma imaginario, o del firmamento dominante. Esto está detrás de la caracterización que hago de esta sociedad, de La Crisis y en consecuencia de la NEZP, a saber: que esta pretende recaudar para suplir el mermado consumo del pueblo, el consumo retraído por el temor al futuro que afectó de repente a todos en cascada, desde las empresas a los particulares; retracción que prácticamente los analistas de todos los colores, usen las palabras que usen, consideran La Gran Causa de la Crisis. Y que si tenemos en cuenta todas las evidencias y se concatenan seriamente, nos llevará a aceptar que se trata de un consumo tan digno de ser calificado de... improductivo y pernicioso (siguiendo a Adam Smith lo más que lo permita hoy, como parcialmente se lo permitiera a Smith su propia época, el common sense) como también de revitalizador de la economía (siguiendo a Keynes y posteriores curanderos). Tan digno de ambas cosas... como el que, con sus altibajos indudablemente intrínsecos, nos lleva por la senda del crecimiento industrial a instancias de la publicidad, el ansia lúdica por lo superfluo, la espectacular explotación del tiempo libre, etc., que tanto desarrollo de las fuerzas productivas (y destructivas, y fatuas, y...) y del bienestar han producido. Desarrollo y bienestar, las últimas veces, como las que se derivaron alegremente de la producción de las sucesivas burbujas e ilusiones... Y de los y en los que todos los vivimos de esta época, quejándonos de ello, sufriéndolo y también aprovechándolo como mejor podemos... (7).

La idea se ve a las claras si no se mira a través de un paño oscuro como el que se les impone a muchas pobres mujeres bajo ciertas consideraciones religiosas y... de etiquetaje.

Puesto que la causa de la crisis es el miedo sobrevenido a consumir, ¿qué mejor solución que el Estado se erija en consumidor colectivo? ¿Qué mejor solución que tomar al toro por los cuernos e imponer ese consumo mediante la expropiación y... mediante el recurso a la Riqueza Futura en la que todos debemos creer? ¿No se espera del Estado, precisamente, que corrija las tendencias díscolas, las reacciones egoístas, las respuestas que la invisible mano del mercado provoca de repente en criaturas que pensaban que seguirían bien alimentadas per secula seculorum como el inocente pavo de Navidad de la metáfora predilecta de Nassim N. Thaleb?

Pocos hay que se opongan terminantemente aunque difieran del contenido del plan que se debería ejecutar. Sin duda... estamos en una sociedad diferente... en donde la economía capitalista libre del modelo es ya una ilusión desestimada...

ZP pues, ha decidido arrancar los ahorros de manos de todo el que lo tenga... a mano (es decir, del que transite con ellos por los caminos del bosque y no cuente con carrozas acorazadas... en lugares lejanos... o pueda inscribirlas en esos lugares) para consumirlos en su nombre. Consumo forzoso, ni más ni menos (al margen de cómo y en qué se realice) que el Estado asume en atención a la preservación de la sociedad en su conjunto, como habría sentenciado Hobbes sin duda alguna. Una jugada que incluso puede parecer simple e ingenua pero que en realidad es luminosa, aunque, de nuevo... no por la economía y sus leyes sino por razón de la política y la lucha intestina burocrática, la misma razón por otra parte, por lo que estará tendencialmente condenada a fracasar. Una nueva y aparente jugada keynesiana y socialdemócrata que se pone en juego, pero... para conseguir la perpetuidad en el poder.

Un poder, debería ser obvio, adornado por iconos falsos de izquierdismo que son tan útiles para los objetivos políticos perseguidos como lo sería la esperada reactivación económica. Un poder que avanza con los puños en alto y buscando incentivar el consumo como sea... hasta que se produzca el contagio y toda la teórica maquinaria capitalista en la que al mismo tiempo cree (porque de ella saca y piensa sacar legitimidad y partido) se ponga en movimiento, otra vez bajo la guía -supervisada en todo caso por el novedoso ojo de "la ceja"- de la vieja "mano invisible". Es decir: subido y bien subido sobre el caballo burocratizador que sigue galopando sin prisa, sin pausa, y llevando todo hacia ninguna parte, más que nunca, dejando bastantes daños colaterales y preparando un recambio mítico-postmoderno más o menos imaginativo, donde las cartas volverán a darse para que les toque a otros.

Tomemos cualquiera de las declaraciones de cualquiera de los actores más sobresalientes, las frases que se usan al respecto (como "motor de la economía", "economías que tiran de otras", "incentivar el consumo", "recuperar la conciencia", etc., etc.) y que alguien por favor me haga saber una, una sola que diga lo contrario (8). Toda la intelectualidad burocratizada y/o proletarizada (asalariada al servicio de los medios de comunicación -y de los grupos "mixtos" que los controlan-, de las universidades y los centros de enseñanza y de ltoda a periferia cultural de las organizaciones políticas en mayor o menor medida impregnados de liberalismo sensato -a veces de muy poco aunque de lo suficiente), así como todos los políticos que han decidido llevar por el momento una camiseta distintiva (aunque no demasiado) respecto de los "socialistas-sindicalistas" con la inscripción visible de "derecha populista" (y hasta "obrerista") a la que ZP los ha ido empujando poco a poco e irremisiblemente (al menos mientras le iba bien), optan por caracterizar en términos muy simplistas la NEZP como política de "despilfarro y hundimiento", antisocial y antipopular.

Todos por lo tanto mienten en cuanto a la NEZP, y tanto como en relación a La Crisis en su conjunto: "la derecha" porque pretende que las masas se decepcionen de ZP, porque buscan el re-cambio en la re-orientación electoral de, al menos, las clases medias; ZP... porque con ello explota su retórico alineamiento con obreros y parados, sus propias víctimas. Y tanto el triunfo como el fracaso posible de ambos frentes, se dirimirán en base a esa dinámica... que los lleva a todos a aparentar lo que necesitan cada vez más aparentar.

Pero la NEP enmascarada de ZP no es sino una variante de política capitalista (en cualquier caso del capitalismo mixto, corrupto antes que supervisado -y no uso "corrupción" en su acepción más cotidiana, aunque también-, real y no modélico) que de conseguir los objetivos económicos ansiados le permita arrinconar definitivamente al oponente, dejándolo sin argumentos. Lo que de verdad persigue es una victoria política... mediante el uso, entre otras, de una política económica básicamente reiterada. Una utilización que, gracias a la crisis y como intentan hacer todos los gobernantes del mundo, será usada para obtener más poder para la casta a la que pertenecen y a la que en su día se han adscripto como vía para su salvación personal.

La jugada es maestra... aunque no consiga triunfar. Como dijeran varios miembros del gobierno que sin duda se estudian el guión todas las mañanitas: las masas acabarán comprendiendo y apoyando, aunque ello los lleve transitoriamente por la senda de la confusión y del distanciamiento, sobretodo del silencioso y paralizante, del que como mucho lleva a la abstención electoral y al quietismo, eso que se ahonda precisamente en la medida en que se deprecia el valor de la política tradicional de la que ZP emerge más allá de los partidos como líder mesiánico y superior, casto y honesto, víctima de las circunstancias (algo que Rajoy, por cierto, pretende imitar sin conseguirlo del todo, aunque ya se verá...).

La NEZP no es pues ni más ni menos que intervención estatal de lo más clásica (keynesiana o socialdemócrata), aunque llevada hasta un extremo poco visto... concretamente, como mero acompañamiento de una marcha (repito, tal vez infructuosa) hacia un Nuevo Electoral-totalitarismo Z-político y Z-piramidal (NEZPZP), donde Nuevo y Electoral podrían ser, por una u otra causa... suprimidos (9).

La Economía, es a mi criterio más que claro, vuelve a mostrar aquí su rol imaginario y engañoso con el que naciera, perdido el papel de alfombra de las ilusiones tendida hacia el Progreso Infinito y Racional que fue al comienzo. Hoy, reducida al rol de una cortina de humo que pretende ocultar una voluntad de poder similar a la de entonces sólo que mucho más gris y fútil, todo está mucho más claro, con el grado actual de miseria intelectual y el actual vacío de significados alcanzado (que también la hace cortina de humo de actividades superfluas y retóricas).

La fuerza bruta y las ambiciones dominadoras de los grupos humanos pueden, deben... ser reconocidas. Ello sería posible si se pudiese renunciar, aunque fuese en la intimidad del pensamiento, a las tablas que flotan en el río que nos arrastra sin temer hundirse. Pero esto siempre será una elección muy minoritaria, tal vez suicida y en cualquier caso inoperante.



* * *


Notas:

(1) NEP fueron las siglas de la "Nueva Economía Política" impulsada por el gobierno bolchevique en 1921. Nótese de paso aquí (porque será iluminador tenerlo en cuenta) que su lanzamiento fue saludado por uno de sus miembros, Bujarin, con el llamamiento "¡Enriqueceos!" que dirigió a su pueblo.

(2) La mencionada estrategia es obviamente de poder, más específicamente, de perpetuación en el poder (en todo caso, de instauración de una dinastía zocialista) y ya con nombres y apellidos, de bloquear per secula seculorum las posibilidades de recambio político, tanto en el país como en el seno del propio partido "gobernante" (y hasta donde se pueda... más allá, es decir, fuera de las fronteras nominales), es decir, atomizar lo suficientemente a toda oposición y en particular al actual PP. Dicho sea de paso, esto no significa asegurarle a ZP una victoria en toda regla, sino hallar la única narración causal posible en la que todas las acciones, conductas y discursos encajan como piezas del mismo rompecabezas.

(3) De momento, conjuntamente con múltiples acciones simultáneas en frentes diversos de más o menos peso, el PP se acerca ostensiblemente a su más amplia y significativa división, lo que no es poca victoria. Y, aunque con ello se debilite toda "la política"... el hecho de ello sólo llevaría a un incremento del abstencionismo que ya de por sí podría beneficiar a ZP. Esto sin perder de vista que así como la culpa de una de las crisis es foránea... la de "la política" podría simplemente venir del pasado que "habría de una vez por todas que superar" con... un régimen diferente... Esto nos pone ante otra gran pregunta que "nadie" parece seriamente capaz de contestar: la que interroga por la ausencia de movilizaciones de masas contra lo que sucede, la que se cuestiona acerca de la causa maligna y oscura, casi hipnótica, que hace que la indignación propia no produzca un vendaval revolucionario o poco menos; un asunto sumamente interesante a contestar para saber dónde estamos (en el mundo) y sobre el que a buen seguro volveré.

(4) Todo el discurso político de Friedrich A. von Hayek a lo largo y ancho de su obra, que apunta centralmente contra la planificación en un determinado grado (que él vincula a su orientación o intencionalidad) se basa en el apriori necesario, incuestionable así como no fundamentado (de ahí apriorístico) de que la libre competencia económica es condición necesaria del bienestar social inmediatamente posible y de su incremento a lo largo del futuro, en otras palabras, del enriquecimiento y del progreso sostenido o, en térmicos alegóricos... de la marcha que los racionalistas fundadores creyeron que se iniciaba, aunque fuese a trompicones, de la humanidad emancipada del salvajismo y la brutalidad hacia la recuperación del Paraíso Perdido... mientras que lo contrario según él llevaría a la sociedad al hundimiento en la miseria y el atraso (que pueden, allí donde afloran y se denuncian, no tener esa causa real y admitir varias lecturas: la interpretación liberal que mantiene inalterable sus apriorismos eternos tanto como cualquier hijo del racionalismo, no gana verosimilitud ni legitimidad por dar en el clavo parcialmente, como quedó a la vista durante una buena época en diversos lugares del planeta, en especial en la URSS y luego en la inmensa mayoría del viejo Tercer Mundo. No es la primera vez que un viajero acaba por encontrar cobijo tras extraviarse por un camino errado; algo que Hayek y sus seguidores señalan algunas veces cuando se refieren a sus oponentes ideológicos).

Nada nuevo en fin en todos los aspectos, como vengo sosteniendo y demostrando. Y esto, que merece y merecerá una atención más específica en breve tomando precisamente como base a Hayek (de momento en borrador por lo exhaustiva, donde demostraré que sus cantos a la libertad eran completamente secundarios), queda perfectamente evidenciado en la siguiente precisión de Hayek acerca de su postura ante la "planificación":

"Es de la mayor importancia para la comprensión de este libro que el lector no olvide que toda nuestra crítica ataca solamente a la planificación contra la competencia; a la planificación encaminada a sustituir a la competencia. (...) no podemos (...) discutir la indispensable planificación que la competencia requiere para hacerse todo lo efectiva y beneficiosa que puede llegar a ser." ("Camino de servidumbre", Alianza Editorial, Bolsillo, Madrid, 2000/2007).

De lo cual queda una primera cosa clara, a saber: que Hayek no vincula la complejización social -y idiosincráticamente occidental- del mundo, exigente de "planificación" en general (como reconoce y con gran detalle en el resto de la obra), al avance creciente y, por lo que hemos visto hasta ahora y por ahora, imparable del uso de esas "políticas", "metodologías" y "enfoques" en la dirección, precisamente, contraria a la competencia en todos los planos (privado y público, productivo e improductivo, político y cultural...), regiones del mundo (la caída del muro o el giro chino no han significado sino correcciones secundarias del uso de la planificación, que en esos países es sin duda más amplia incluso que la que Hayek y su escuela pondrían en cuestión al referirse al New Deal) y momentos (los leves aires de liberalismo que los liberales huelen en algunas bajadas parciales de impuestos aquí o allá o en leves y ridículos recortes de gastos que no reducen en lo fundamental el sequitos faraónicos de sus mejores líderes, no son nada de nada en el avance sostenible de la burocratización que ha llevado a todas las empresas decisivas de la economía mundial a una gestión simbiótica de expertos y de VIPs "bien vinculados" de abultadísimas nóminas y... jubilaciones, por no hablar de la extendidísima economía mixta internacional y la proliferación de todo tipo de instituciones burocráticas internacionales, nacionales, regionales, comunitarias, federales, locales, sublocales...). Sin duda, el sueño inalcanzable del liberalismo se aleja al margen del aumento insignificante (por incapaz de significar) de sus adherentes intelectuales (por trabajadores intelectuales, los que emplean y "venden" su facultad de pensamiento y de discurso).

(5) Cuando escuchamos con atención los discursos desconcertantes llenos de ambigüedades e incoherencias apreciables de esos comentaristas que viven en buena medida de su cachet y de la participación que esto les permite en coloquios, tertulias, prensa, etc., como voceros de la opinión pública, y el cuarto poder, en particular los más liberales, podemos comprobar la condescendencia que manifiestan hacia medidas de planificación que dan por aceptables e incluso por fructíferas. En estos tiempos de crisis, esos comentaristas dicen una otra vez cuando critican el Plan E del gobierno por "haber empleado los fondos en gastos superfluos en lugar de hacerlo en verdaderas inversiones", una caracterización que en cualquier caso no respondería a la preservación ni al deterioro de la competencia sino simplemente a una predilección que poco y nada es fiel a los criterios de productividad y competencia conceptuales de la teoría originaria, lo que muestra a las claras a lo que esta se deduce cuando acaba en meros slogans populares. Además, al pretender darle sustancia a lo que sólo pretende el gasto por el gasto o mover dinero del futuro hacia el presente (a la manera en que la burocracia de mi cuento "Para que se cumpla el plan" movía la energía), lo que hacen es escapar formalmente de la crítica política para refugiarse en una seudo-economía que igualmente reclaman que sea apoyada desde las alturas... y desde el futuro. La crítica intenta circunscribirse así al contenido de la propaganda embellecedora, manteniendo la cuestión de fondo: la ficción de la economía vigente, su necesidad de impulsos imaginativos sean o no coherentes con la teoría, la ignorancia voluntaria de lo que verdaderamente está en juego y entra en juego (el poder, obviamente).

(6) En sentido estricto aunque sintético: la forma social que se impuso ampliamente a partir de la legitimización que supuso para ello sobretodo las revoluciones inglesa, francesa y americana y cuya ética se forjó a instancias de la búsqueda de una salida individual del corsé del feudalismo por parte de aquellos que no contando con la idiosincrasia y condiciones para convertirse en cortesanos, guerreros, clérigos, etc.... (algo que no negaré que el protestantismo incorporó en atención tal vez a su clientela potencial -como puso en evidencia Max Weber viendo buena parte de la realidad al margen de lo que convenía a sus correligionarios-), las tuvieron sin embargo para lanzarse a la aventura del enriquecimiento por la vía del oficio comercial. Así de simple, herr Von Hayek y cía... así de simple y no a cuento de genes imaginarios de la propiedad privada... así de simple a tono con la "ley de la causalidad", de la concatenación o del eslabonamiento sucesivo... pero también de la coherencia y el rigor.

(7) Dejo esto apuntado con la promesa de desarrollarlo en sucesivas entregas, pero se hace conveniente aquí señalar lo poco que duró el paradigma del Progreso asociado a la frugalidad y a la sensatez que propugnaba Adam Smith... en primer lugar: al no ser él uno de esos empresarios cuya conducta podía reprochar... Trataré conjuntamente con lo apuntado, los aspectos clave de lo que considero la otra cara de la "invención intelectual de la Economía", a saber, su carácter objetivamente artificial, "burbujas", mercados paralelos y corrupción en sentido amplio, incluidos. No obstante, en un intento de llevar la vista más allá de su habituación a los focos del firmamento dominante que se nos impone sutilmente (en tanto nacemos bajo su presencia) véase hasta qué punto la artificialidad (absolutamente incompatible con los criterios económicos aceptados por Adam Smith en su liberalismo) se ha adueñado del todo hasta del mercado laboral y de la maravillosa, prometedora y elogiada división del trabajo. Para ello, invito al honorable a que estudie con atención el último anuncio publicitario de la Comunidad de Madrid en televisión en donde propone una metamorfosis por vía formativa, por ejemplo, la que transformaría en "restaurador de paisajes" a los jardineros y en "estetas aplicados a la salud" a las peluqueras. Please: ¡sacad vosotros mismos todas las conclusiones posibles! Y descubrid por lo menos el capitalismo productivo de nuestros tiempos... donde habemos cada vez más ilusionistas.

(8) Hay ciertamente algunas voces que se autodenominan anarco-capitalistas, como la de Rothbard y algunas que reverberan con desigual convicción en los cenáculos del Instituto Juan de Mariana, como se pone en evidencia en algunos textos condescendientes con el caso somalí de ausencia de Estado, que se decantarían por hacer (¿cómo?, ¡qui lo sa!) nula toda intervención estatal en la economía y hasta en todos los terrenos, es decir, proceder (¿cómo?, ¡qui lo sa!) a su desaparición... Desde mi óptica, no seré yo quien apele a la existencia de supuestas leyes inmanentes o teleologías absolutas que los situarían en el autoengaño idílico. Me limitaré aquí tan sólo a resaltar que su propia concepción les hace imposible estar en situación de imponer una sociedad como la que los desvela; para imponerla se necesitaría conquistar el Estado, tomarlo bajo su control y por asalto lo que es imposible sin un partido o un movimiento capaz de hacerlo, armas y coacción de por medio, un partido que anticipa en sí mismo al Estado futuro que habría que instituir y su defensa... etc. Es evidente que, de vencer los pruritos existentes en el seno de la secta y de existir las condiciones de "vacío de poder" (por llamarlas mediante un eufemismo) favorables, acabarían preocupándose, como Lenin acerca de si "¿Se mantendrán los bolcheviques en el poder?", etc. Esta situación acaba atrapando tendencialmente a todos los liberales en la medida en que intentan ser fieles a los apriorismos asimilados (o iconos) y a las necesidades de la lucha, y se balancean en su difícil alambrada formal. Ya le sucedía a Smith y el hecho reverdece en Hayek, Mises, Bruni, etc. La necesidad de Estado y de Partido en una situación de marginación creciente los reduce a la impotencia y a los sueños y deslices jacobinos.

Esto es en el fondo lo que deja a los liberales en general fuera de juego. Y si somos estrictos... a toda la intelectualidad. El dominio posible hoy no deja otra opción y adopción que la de la burocracia, más o menos depurada de tanto en tanto, más o menos pintarrajeada, más o menos embozada tras la máscara de su predilección o de lo más a mano... La posesión del mando, directamente desde el trono o desde detrás del mismo... sólo puede producir burocratización por partida simple o doble, a cargo de sabios incapaces de gobernar o de indomables títeres de sabios obnubilados.

Otro ejemplo flagrante, sólo diferente en apariencia, nos lo sirve en bandeja un artículo sí y otro también del bueno e inocente Carlos Rodríguez Braun (no lo digo con ironía alguna), por ejemplo en su discurso de clausura, de los cursos de verano del Instituto Juan de Mariana donde propuso a los "amigos de la Libertad", una postura autocrítica que ha suscitado los elogios de rigor... por parte de amigos y seguidores... básicamente acríticos, pero que, realmente, fue poco más que una manifestación de agotamiento y desilusión que inclina inocentemente hacia el oportunismo disfrazado de habilidad a imitar por eficaz.

El mismo se centraba en los supuestos "cinco errores" que a su criterio comete el Liberalismo (su club de los "amigos de la Libertad", para más INRI), indudablemente arrastrado por la frustración que se debate entre la impotencia y la resignación acomodada; a saber: la falta de humildad, la inexperiencia propagandística (??!!), la falta de independencia respecto de políticos y empresarios (!!!!) , tal vez a la manera de Adam Smith, esto es, la intelectual monda y lironda, y por último: la falta de oportunismo para pasar a mejores posiciones y hacerse con la llave maestra del poder en una sociedad burocrático-representativa: la simpatía de las masas... no sólo mediante la inoperante educación sino... utilizando convenientemente las "mentiras piadosas"... la simplificación aunque sea a costa de los contenidos... (¿y, por ese camino, por qué no alguna vez... el halago o inclusive... las dádivas...?)

En todo caso, es evidente que la vacuidad de los discursos es un fenómeno que se ha generalizado, que ha contagiado a todos los que viven en y de la sociedad burocratizada. Es decir, de esta en la que más o menos todos los que habitamos a lo largo y ancho de la Tierra somos prisioneros de su firmamento, y cuyos paradigmas se han convertido en absolutamente dominantes situándonos en medio de un cómodo simulacro que cada vez más deriva en una completa payasada: "Basta de circo político", rezaban carteles distribuidos en Bélgica a cuento de uno de esos recientes espectáculos, como si quienes lo propusieran realmente fuesen capaces de montar o conseguir que se monte algo diferente.

(9) El totalitarismo, dicho sea de paso y mal que les pese al liberalismo teórico, no implica menos "capitalismo" en la acepción genérica al uso, sino muchas veces lo contrario, como nos hace ver, por ejemplo, el Finantial Times con sus análisis del fenómeno chino y asimismo del desarrollo en Rusia, y que vuelve a reconocerse aquí (donde se aprecia a la par el rol que cumple o intenta cumplir un Estado Totalitario en la reactivación del consumo y del capitalismo); un Estado del tipo valorado por ZP en su reciente visita a Rusia). Algo ya había escrito yo al respecto aquí
, y aquí, lo que hoy pienso que podría perfilar bastante más. Y un liberal como Revel lo reconocía significativamente a grandes rasgos en una entrevista: "Hoy lo que existe son diferencias sobre el modo de aplicar el capitalismo: con más o menos mercado, con más o menos impuestos o con una u otra forma de redistribución.".