viernes, 10 de julio de 2009

Hasta "agostar", amigos...

A pesar de las muchas frustraciones (que empujan a la derrrota por agotamiento) y de la conciencia del nulo sentido universal de las mismas como de los reconocimientos gratificantes (porque en el fondo de eso se trata: no hay escapatoria concreta a la tragedia), continuaré escribiendo en este espacio (tal vez con algún cambio de enfoque que sobrevendrá en todo caso cuando acabe de subir los varios posts que dejo no del todo corregidos (*): una cuestión de cariño propio por así llamarlo y hasta de capricho).

Como les pasa por lo oído a casi todos, a veces dan ganas de cerrar el blog o al menos de aletargarlo sine die; algo que tal vez postergamos por vanidad en cuanto nos llega un comentario alentador o cuando vemos que han crecido los adeptos o lectores... Pero, reconociendo que esta no puede ser causa suficiente, me he preguntado más de una vez por qué me cuesta cerrarlo... y olvidarme; por qué incluso sentí que debía abrirlo y por fin lo hice... Y una y otra vez me he convencido de que me empujaron las propias circunstancias, que la situación del mundo y del entorno próximo me afectaba de tal modo que exigía la protesta... y más aún su elucidación. Y, por fin, que no hacía sino responder a lo típico de estos tiempos del que soy un resultado estrecha e inevitablemente vinculado.

¿Cuánto más es esto comparado con depositar el voto en las elecciones periódicas establecidas e impuestas a todos desde las alturas por quienes se dicen representantes del pueblo y las han organizado para garantizar su propia permanencia?

¿Podemos -me he preguntado- abstenernos una vez reconocidas en nosotros nuestras facultades?

¿Podemos, en fin, callar sabiendo hablar, pensar algo sin expresarlo? Yo, al menos, no.

¿Podemos dejar de buscar la coincidencia o la comunidad, dejar de propender a formar un Grupo que nos abrigue aunque sea algo?

¿Podemos ir contra los genes, a medias aunque sea, evitando el suicidio?

No lo parece. Y sin duda ello nos hace demasiado similares, en potencia al menos, en intención inconsciente en todo caso, a esos contra los que combatimos... ni más ni menos en definitiva que haber logrado lo que nosotros no lograremos jamás... Y todo simplemente porque no soportamos ni su hipocresía ni tampoco la nuestra.

Sinceramente: creo que no existe nada diferente que podamos hacer... Y por eso supongo que no dejaré de dar al menos esta batalla y que estaré de vuelta aquí a mi regreso...

Porque en cualquier caso, me voy de vacaciones con la intención de contemplar un poco de la belleza natural del mundo y otro de la creada por la humanidad (aunque en su día lo hiciesen algunos de sus miembros fundamentalmente para dominar a los demás) y vivir emociones reconfortantes. Indudablemente, vendrán conmigo mis pensamientos inconcluyentes que seguirán bullendo, incluso en negro... y en tinta... para lo que espero contar , allí donde me encuentre, con algo de papel en blanco. En realidad salgo de viaje, esta vez por Flandes y sus alrededores, dentro de diez días más o menos, y en este intermedio procuraré darle un poco de atención a mi producción literaria, últimamente bastante desatendida (concretamente, mi segunda novela cuyo primer borrador está casi casi casi...). Y un poco también a organizar algunos textos que ya veremos lo que dan de sí... (bueno, je... ya me gustaría que algún premio).

Entro, como se puede ver en la foto, en la boca de un monstruo que de este lado parece estar inerte, la boca abierta petrificada, la mirada perdida... Pero esa es la visión que tenemos desde éste lado de la máscara... del otro lado, el monstruo no sólo está vivo sino que no tiene ese terrible aspecto. La fantasía, si dejamos que nos devore, resulta ser un paraíso. Y tan condescendiente, tan falto de celos, incluso tan desprendido... que nos devuelve una y otra vez al mundo donde las cosas ocurren a nuestro pesar, donde los deseos sólo parecen realizarse mientras en realidad se nos escapan...

Sí, volveré; soy y seré de los que vuelven, de los que pasan una y otra vez de uno al otro lado y viceversa...

Queden entretanto con mi cariño en cierto modo sazonado de pena; esa pena que prospera cuando el hombre tiene, como yo la tengo entre bastantes, más incertidumbre que esperanza.



(*) trata uno de La Ley y en particular la del aborto; otro de la Cultura de (las) Masas; un par acerca de la Ciencia y la "Verdad"; y el resto de la saga que pretende desmenuzar la ideología liberal y de paso al racionalismo al completo. No dejaré de completarlos a mi regreso hasta tenerlos en condiciones de ofrecerlos.