martes, 14 de octubre de 2014

De la indenfesión a la que nos vamos empujado todos



 "... en primer lugar, señalo como inclinación general de la humanidad entera, un deseo perpetuo e inquieto de poder y más poder, que cesa solamente con la muerte" (Hobbes, Leviatán).
"Hay algo, no sé qué, en la censura de la multitud, más terrible que cualquier juicio individual..." Hobbes, Obras Inglesas)
"El hombre teme a la muerte con una necesidad ineludible" (Hobbes, Del ciudadano)

Seguramente no he podido escuchar todas las (innumerables) "opiniones" (¡ni todas las mentiras tácticas circulantes!) sobre lo que muchísimos (con el periodismo actual) gustan llamar "crisis del ébola" (o "del Ébola"), que imagino en su casi totalidad ecos los unos de los otros..., pero me atrevería a afirmar que entre ellas no hay una que señale el papel clave que ha tenido en todo el "proceso" el "estilo de pensar y de conducta" vigente en las sociedades del presente (y muy en especial en la española). Un "estilo" que a mi criterio explicaría tanto la indolencia de los "representantes electos" y de todos los funcionarios "políticos" y "administrativos" desde el más alto al más periférico, con su predisposición visceral a actuar SÓLO en beneficio de sus carreras "políticas" y en muchos casos, cada vez más en número y profundidad, "a cualquier precio" (aunque lo hagan tan mediocremente -algo igualmente creciente y sintomático- que consiguen que se les de vuelta la tortilla cada dos por tres, como es el caso), así como el grado en que esta mentalidad ha calado en la propia población, por todas partes, produciendo "profesionales" que por encima de todo se cuidan de no afear su "prestigio" aún a costa de desparramar una enfermedad que nos descubre vulnerables e indefensos (creo que este es justamente el caso de Teresa al margen del "accidente" originario, es decir, en relación a la relativa ocultación de su posible displicencia, ocultación debida tal vez a "la vergüenza" que se evita reconocer a cualquier precio; una hipótesis básicamente psicológica que remite en cualquier caso al mismo origen: lo que podría llamar "una excesiva preocupación por lo aparente" paralela al "sálvese el que pueda" a "cualquier precio". Algo que cada vez se ve más en niños y adolecentes... a imagen de sus padres, amigos, amigos de los padres y maestros).

Precisamente, ese "estilo" imperante en el mundo (y muy acentuado en España) se corresponde a esa "excesiva preocupación por lo aparente" en detrimento de  "la responsabilidad personal". Practicarlo parece la única manera de cubrirse las espaldas para continuar haciendo carrera (zancadillas y puñaladas traperas mediante, comme il faut); la manera en que hoy se puede hacer sin abandonar la mediocridad. Esto es, escurriendo el bulto, es decir: a la manera o estilo burocrático. Un estilo basado en el aparente cumplimiento de los reglamentos y en el barrido de la mugre debajo de la alfombra. Y que se inculca en la casa y en la escuela.

De ahí que estemos todos en la indefensión tanto desde arriba como desde alrededor, a cuenta del obrar negligente y egoísta de nuestros propios iguales, lo que nos persigue a cada paso de manera creciente, a la vuelta de todas las equinas, en todas las actividades, en la rutina y la paz aparentes tanto como en la guerra o las catástrofes, mientras unos y otros gozan respectivamente del ejercicio teatral de gobernarnos o de la rebelión infantil que "exige" un paternalismo eficaz, imposible, idílico y esperanzado como todas las cosas que, contrariamente a lo que nos impone la enfermedad... que vino del Tercer Mundo, demuestra hasta qué punto domina a occidente las diversas formas y vías de su "tercermundización" o "asiatización", es decir, la burocratizacion más salvaje y más cínica que en el límite marchan imponiendo obediencia y lealtad "absolutas" bajo las banderas de alguna Verdadera y Salvadora Moral (siempre del Estado, sea un califato, un reich o un engendro "en un solo país").

Pero de eso, que implicaría un profundo "autoexamen" generalizado, y con ello una crítica radical a lo que sustenta el sustento de la mayoría... ¡y a lo que justamente nos va llevando paso a paso y sin remedio al colapso!, de eso... NO SE HABLA; hacia ahí NO SE MIRA.