miércoles, 24 de diciembre de 2008

Hacia 2009 y más allá...




No hay palabras, aunque las haya a miles.




Un abrazo a todos desde la dolorosa impotencia.

sábado, 22 de noviembre de 2008

La "abrupta" aparición del Cisne Rojo... y las dificultades para asimilar el capitalismo (real) por parte de la "visión (idílica) capitalista".

Una nueva sacudida a causa de "La Crisis" estremece las "buenas conciencias" (me refiero a las de verdad donde las haya y no a las que se estremecen en atención a sus intereses directos y a los de sus representados): se han avisorado... "submarinos rojos".

De repente, esas "buenas conciencias", y con sus argumentos otras que no lo son tanto y lo aparentan, ven emerger o en todo caso extenderse peligrosamente la "avanzada" de algo que no saben aún cómo llamar. Después de creer que habían vencido y que los muros de Sodoma se habían venido abajo, de entender el proceso abierto en la ex Unión Soviética y en China como de "retorno progresivo al capitalismo" y de "reconocimiento de las bondades del mercado", entre otras cosas, ahora se vuelve a ver el "peligro" con tintes similares aunque buscándoles contenidos más acordes con la inercia ideológica y los cambios aparentes.

En todo caso, las dificultades para explicar lo que sucede, para comprenderlo y para denunciarlo en todo caso por parte de las visiones tradicionales que han visto y siguen viendo al capitalismo según el concepto y no según cómo funciona en los hechos, son evidentes. Ahora, en todo caso y tal vez gracias a ciertos matices que se lo permiten, pueden denunciar la existencia de un intento de reconquista... "imperialista" por parte de Moscú (y en otro momento de China).

Para ello, como no se puede decir que sean "no capitalistas" en sentido estricto, se acusa a los inminentes "invasores" de "fuera de la ley", lo que al margen de otras consideraciones aquí sabe más a recurso que a otra cosa.

El editorial de ABC de este sábado 22 de noviembre de 2008, por ejemplo, pone de manifiesto las dificultades señaladas y cómo éstas no le dejan otra opción que la mencionada "solución" retórica (del mismo modo que, en paralelo, una parte al menos del gobierno puede hacer gala de una hipócrita "defensa de las reglas del mercado" a la vez que de ver cómo, de repente, ve legitimada una vez más por sus opositores su conducta "socialdemócrata" ya practicada y por poner en práctica).

Así, el editorial, tras señalar que "todo el proceso entra dentro de lo que podría considerarse normal en un sistema de economía de libre mercado" (sic) advierte que "normal no es sinónimo de bueno", volviendo a refugiarse como todos los que se hallan arrinconados por su propio "racionalismo" en la escala de valores por las que apriorísticamente han optado a tenor de su visión ideológica, es decir, de la propia pretensión de ordenar el mundo, incluso si esto lleva al oportunismo, a la hipocresía o, cuanto menos, a la incoherencia.

Como tantos otros periódicos y noticieros emitidos, el editorial saca a la luz los iconos que deberían preocuparnos y contra los que apela, nueva e inútilmente, al patriotismo -europeista aunque más no sea- del gobierno; aunque lo que primará, incluso en orden a una decisión contraria, serán, una vez más, tanto dentro como fuera del gobierno, los intereses reales y la relación real de fuerzas), algo que ya fue señalado como "escasamente liberal", es decir, como una manifestación de hipocresía que... daría pie a que los demás también lo puedan ser. Y, por que no, pie también a que la maniobra acabe favoreciendo a los gestores franceses o de cualquier otra "nacionalidad" de la ya más que "contaminada" o "mixta" economía "de mercado".

Hasta donde se ha podido elegir "bien" a los iconos, estos son pues enumerados: en primer lugar... son rusos (que -me pregunto hasta que punto es una práctica exclusiva- "operan desde bandera de conveniencia", lo que pondría en duda incluso la "nacionalidad americana" -me pregunto también qué significa esto en términos capitalistas- del 20% de Lukoil). Y ser "rusos" no sólo es un buen icono que remite a la vieja y supuestamente "perimida" figura del "comunismo" (cuya residualidad se asume y se denuncia en la forma de "restricciones democráticas" o "conductas políticas totalitarias"), sino que en su país no habría ni "transparencia" ni se daría un trato equivalente, además de ser Lukoil una empresa "controlada" por ese gobierno nada "democrático" y hasta vinculada en más de un modo a la propia mafia rusa.

La pregunta es si todo eso no es algo "normal" en el capitalismo desde hace bastante tiempo y especialmente desde su globalización. Y, con la mano en el corazón, como se dice, deberíamos reconocer que el "control del gobierno" que en realidad es connivencia estrecha, que el uso de "nacionalidades de conveniencia", que la relación con las mafias y los cárteles de la droga, del juego, del tráfico de mano de obra, etc., son cosas que se practican en mayor o menor grado en muchísmas empresas de Occidente. Y cuyos detalles no siempre se ventilan, ni se denuncian, ni se conocen...

Ergo, ¿cuál es la frontera existente entre un tipo de empresa como Lukoil y muchas otras multinacionales de orígenes más occidentales, por ejemplo, la italiana ENEL que entró de manera similar en Endesa? ¿Y cuánto costará de más en más evidenciar esa diferencia... "moral"? ¿Qué puede decirse de la entrada de empresas capitalistas en China o Rusia y qué de sus métodos para vencer la "falta de transparencia" y el "totalitarismo" vigentes en esos países, entre muchos otros, entre casi todos sino todos los del "Tercer Mundo" donde se vienen haciendo y se siguen haciendo negocios y negociados? ¿Dónde están pues esos "capitalismos puros" y "moralmente sanos" que constantemente se agitan y que cada vez tienen menos contenido? ¿En "La Caverna" acaso?

Entiéndaseme bien: no quiero en lo más mínimo decir que no haya peligro alguno, ni que la operación no tenga "consecuencias nefastas". Todo lo contrario, lo es y lo serán con certeza, aunque tanto como las demás consecuencias colaterales que nos deparará "La Crisis" en la que, como ya dije, ha salido a pescar toda la burocracia gobernante del mundo. Y tanto como todos los demás efectos del proceso de burocratización en marcha. Lo es y lo serán, sí, realmente, aunque no como resultados externos al capitalismo y a la democracia restringida que imperan globalmente sino... como algunas de las diversas consecuencias que emergen de su propio desarrollo; como consecuencias del avance que no cesa en ese proceso, inciado hace ya tiempo (y cuyas raíces vengo señalando una y otra y otra vez... y muchas más hasta ahora); en todo caso, de un nuevo... "salto adelante". En fin, como producto de algo para nada ajeno al capitalismo, sino de la actualización nacida inevitablemente de su seno.

Un peligro no precisa sino accidentalmente "ruso" e intrínseca y precisamente burocrático que afecta a todo el mundo y que hoy se presenta con ropajes tanto capitalistas como democráticos.

Lo cierto es que ÉSE que nos amenaza es el capitalismo real, donde las empresas de cierta envergadura y los Estados se entrelazan, donde cada vez más se buscan legitimar las acciones intervencionistas y la opresión política sobre bases ideológicas desconcertantes que no pasan de meras etiquetas identificadoras de productos falsos, todos con el mismo contenido y los mismos objetivos maquiavélicos.

Sí, sí... téngalo muy presente quien no quiera pasársela de sorpresa en sorpresa y para quedarse boquiabierto: "La Crisis" (¿de Pandora?), y el mencionado proceso en el que se inscribe, no sólo nos reserva "Cisnes Negros" o "Black Swans" (como los ha llamado Nassim Taleb con el objetivo de explicar el fenómeno de referencia) sino Cisnes de todos los colores. "Rojos" también, por supuesto, o "Amarillos".

miércoles, 29 de octubre de 2008

Double, double, toil and trouble

Múltiples coros unidos por las similares lamentaciones y plegarias elevan al unísono sus voces atonales, llenas de matices contradictorios, de incoherencias, de hipótesis aventuradas y tesis infundadas a veces viserales. Escúchense sin más lo que traen las ondas en comentarios y tertulias y añadan los que se comenta en otros conciliábulos más o menos públicos. Voces mentirosas o no, que para el caso es lo mismo, con ingredientes principalmente morales de tintes plebeyos: contra el capitalismo en la figura de los supuestos "representantes del capitalismo salvaje" y miserable (Bush y otros americanos por el estilo en unos casos, los "expertos asesores" y "Wall Streat" en otros -según incluso la opinión vertida por el propio Bush-), cada vez más contra de bancos y banqueros y otros negocios como los de la construcción, y por último contra la burocracia propiamente política ("nuestros representantes") cuyas payasadas y vacuidades comienzan a aburrir aquí y allá, aunque aún de una manera vaga (y que se extiende a la burocracia empresarial y sindical e incluso la de los expertos y gestores, es decir, a toda la actual clase dirigente). Total que el climax de revuelta, tan confusa como lo fuera cualquiera de las que se produjeron en el pasado se diga lo que se diga de sus supuestos planes racionales adjudicados a posteriori por la Historia de los vencedores.

¿Podrá de ese caldo burbujeante salir un nuevo mito jacobino revulsivo, salvaje y por fin frustrante; llegará la sangre al río? Hay quienes así lo creen. Y hay quienes cifran en ellos nuevas esperanzas. Es decir, hay de todo. Aunque por primera vez, la vanguardia de las masas realmente efectiva ocupa los sillones dirigentes (mientras los grupúsculos y los marginados contribuyen con sus "quejas" ideológicas). Y esta novedad hace difícil que las cosas vayan mucho más allá de unos movimientos controlados (estilo convocatorias a través de móviles) y unos soterrados ajusticiamientos verborrágicos, tal vez algunas algaradas a la francesa que serán adecuadamente reprimidas, algo de vandalismo en fin y cosas por el estilo a las que ya estamos acostumbrados, tal vez simples caceroladas. ¡Ay... quizá como rezó el conjuro ideocrático que pronunció Sarkozy en el parlamento europeo, todo ello en realidad para justificar y reafirmar el carácter de imprescindibles del que buscan convencernos... sin preocuparse, claro, si con ello se invoca irresponsablemente a los demonios! ...Y quizás entendiendo que algo así podría no venir nada mal para conseguirlo con hechos contundentes, ya que ello le daría a la representación algo más de realismo a costa, eso sí, eso siempre, de contribuyentes e inocentes, es decir, de meros daños colaterales.

"Double, double toil and trouble; Fire burn, and caldron bubble", cantaban las brujas de Macbeth mientras removían el caldero de la magia negra en el que se cocían los ingredientes del futuro: pestilencias, monstruosidades, dolor y sangre de las guerras que son las que salvan a la economía que conocemos sin que cambie nada e incluso para que no cambie...

Macbeth llegó al trono "como sea", y desató la guerra y el terror; tal vez también se cumpla que nuestros engañadores desconcertantes lleguen a ver, desde sus torres y almenas, avanzar inflexible el bosque de Great Birnam Wood hacia sus palacios. Me pregunto entre otras cosas más entretenidas: ¿a cuántos de nosotros, de hoy y de mañana, arrastrarán en su caída y entretanto seguirán aplastando "para que se cumpla el plan"?

viernes, 24 de octubre de 2008

Calígula, Nerón, y uno más que quiere pasar a la Historia

El coste para el "erario público" puede ser aún mayor. Ya hace rato que "estamos en crisis" y no simplemente "desacelerados", pero... qué más da: ¡lo primero es lo primero! Como en la Antigua Roma y en la que la siguió... en realidad nada nuevo bajo el sol. Sólo que esta vez no es sólo la intencionalidad de amedrentar al enemigo con la ostentación aplastante, sino, más modestamente... que se ha llegado a la cumbre y que todo el mundo lo debe reconocer. Sí, reconocimiento, pero también utilización del mismo como arma contra los demás.

El coste, decía, que de esto se trataba, puede ser aún mayor. No sólo se gasta más de lo que dictaría el "sentido común" (que ya no sabemos en quién se materializa en estos días y puede que haya devenido definitivamente obsoleto, lo que no significa que se pueda restaurar... ni con la "toma del poder" por los utópicos de "signo opuesto") sino que, para conseguir El Objetivo del Reconocimiento, yo me pregunto qué método se utilizará: en concreto, si será o no el que se empleara varias veces en casos similares y recientemente, hace unos días, para conseguir "sacar a delante" los Presupuestos de Jauja (porque de España, no lo serán). Me refiero, obviamente, si se harán "regalos" a los diversos "contactos" para que ayuden y si estos los aceptarán como los aceptaron los gobernantes vascos, los gallegos y los navarros.

Claro que puede ser que los costes no pasen de los insumidos en del "despliegue" mundial al servicio de la personalidad del líder y la ausencia de ZP en la Historia acabe con renovadas amenazas, diatribas y por fin acercamientos a los enemigos del G8; esas cosas que se llaman "antimperialistas" y que se estilan tanto en las Moncloas del Tercer Mundo.

miércoles, 22 de octubre de 2008

El carácter intelectual del liberalismo (1): los salvadores "imaginarios"





"En fin, ahora se ve que los liberales no somos más que una minoría de raros que defiende la libertad. Y se ve que sus defensores meramente oportunistas o circunstanciales pueden convertirse en sus enemigos".



Con estas palabras concluía un artículo del economista (esto es, del especialista en Economía) Don Carlos Rodríguez Braun escrito a raíz de las famosas manifestaciones del capitalista Díaz "Ferráz" Ferrán que en su momento habían sido aprovechadas para su propaganda por la burocracia gobernante erigida repentinamente como salvadora.

Don Braun se considera un liberal y Don Ferrán es en buena medida un capitalista de carne y hueso de esos a los que Don Braun y compañía, a pesar de todos sus remilgos argumentales hoy posibles, acabarían optando, en todo caso tras el triunfo de la profetizada revolución liberal, y como poco, por hacerlos reeducar... en el camp... quiero decir, en el mercado?

Diréis muchos, tal vez la mayoría, por uno u otro motivo, que he vuelto a soltar un exabrupto (cosa muy practicada por los de una y otra zona y una y otra trinchera y muy aplaudidos entre los propios cuando se apela a ello para desvalorizar a los contrarios), pero ¿qué otra cosa puede desprenderse de quien considera a los capitalistas de ese tipo traidores a la causa (o como se diría en la trinchera opuesta: renegados de su conciencia de clase, conciencia que, sin lugar a discusiones, residiría en la vanguardia)? ¿O es que no es esto en verdad lo que encierra el juicio reprobatorio que Don Braun les dedica a "esos capitalistas" que, por encima de toda consideración ideológica (sin duda, ya que de lo demás se encarga el mercado) "...aprovechan cualquier oportunidad para no competir, reclamar privilegios y "conspirar contra el público""? ¿No es acaso una acusación en toda regla de traición de lesa majestad, como Lewis Caroll habría puesto en boca de la Reina de Corazones, o como en esencia habrían dicho Karl Marx, Lenin y Mao por citar a los más célebres miembros de esa otra vanguardia, de esa otra trinchera; traición ideológica que perjudicaría la marcha de esa profética revolución, que en todo caso pone de manifiesto lo socialdemócratas, "oiga", lo... mencheviques que se habrían vuelto los capitalistas reales, es decir, lo pragmáticos, realistas o maquiavélicos que, ¡repito: "oiga"!, siempre fueron (1)? ¡Sin duda: que la perjudicaría sin más que es lo importante en el combate a muerte entre los grupos, negando así de hecho todo valor a la opinión contraria de la que no se quiere extraer ni el más mínimo de los indicios de que la posición propia también es endeble y no ha demostrado nada salvo lo que se quiere demostrar (como incluso hizo Galileo) (2)!

Pues esto nos pone ante una característica propia y relevante de la idiosincrasia intelectual. Y es justamente esa característica la que al dar tanta seguridad acaba conduciendo, en las circunstancias apropiadas, al totalitarismo e incluso al terror, es decir, a la defensa a toda costa de lo conquistado; me refiero, como debéis haber imaginado, a la vehemencia y a la convicción de ser poseedores de la verdad más verdadera de todas las posibles (3).

Y no es que crea ni por asomo que un intelectual pueda estar dudando todo el tiempo. No, eso es imposible incluso en todo ser humano sano. Por eso no debe interpretarse lo que digo sino como una simple caracterización que simplemente está en la base antropológica de lo que tantas guerras y dolor provocan en... los seres humanos sanos, que también... Bueno... claro que es posible al menos reconocer por qué defendemos lo que defendemos y... hasta dónde queremos llegar. Reconocer lo que Strauss llamaba "compromiso" que admitía no poder evitar (creándose de este modo, al ser consciente de ello, las condiciones que Nietzsche ya había señalado como paralizantes para llevarlo a cabo).

En ese sentido, Don Braun no va tan lejos. Como corresponde, él debe sentirse muy seguro de sí mismo y considerar tan verdaderas sus tesis como a cualquier cartesiano le pasaría respecto a la existencia de Dios y como a los defensores militantes del ateísmo en el sentido opuesto, cuyas infructuosas discusiones racionales, por ambas partes, apenas si enmascaran su significación real, la pretensión de poder o la voluntad de conservarlo. Y tan seguro, en fin, como socialistas y socialdemócratas. Para unos y otros, La Razón misma se resentiría con conclusiones diferentes a las suyas y eso es lo que tienen en común. Por eso, así como Descartes apeló a Dios para justificar la Razón, Don Braun y otros personajes de su entorno reivindican la perennidad absoluta del mercado o a su eterno retorno sui generis (4).

Así pues, precisamente con un arsenal que por cierto no luce demasiado en el texto, Don Braun se permite arremeter sin tapujos, jacobino hasta la médula, insistiendo en otro artículo inmediatamente posterior al mencionado, lo siguiente (las frases en rojo han sido enrojecidas por mí básicamente por vergüenza intelectual ajena):
"La idea supuestamente bondadosa de estipular un justo punto medio entre el mercado y lo "social" es tan popular como infundada. En efecto, parte de la falacia de que se trata de extremos análogos y análogamente rechazables, y ambas ideas son falaces. No se puede enfrentar el mercado con lo "social" porque el mercado es social, no hay mercado sin sociedad. Cuando se habla de lo social, entonces, no se quiere decir sociedad sino política, es decir, la coerción legal. Por lo tanto, lo que don Hans-Gert abnegadamente pretende alcanzar es un equilibrio entre la libertad y la coacción, extremos que equipara y rechaza por igual, como si fueran objetos equivalentes de repulsa.

Esta aversión a la libertad es lo que le impide concebir la posibilidad de que las personas conserven lo que es suyo. En vez de ello, la discusión es qué deben hacer los gobernantes con 700.000 millones de dinero ajeno. El señor Poettering, como cualquier otro socialista, quiere usarlos para luchar contra el hambre, un mal que jamás concibe que se pueda combatir como de hecho se combate: con la libertad y el trabajo de la gente.

En bella simetría, el entrevistador no se quedó corto en esta apoteosis de pensamiento único. En páginas de información, Andreu Missé preguntó seriamente sobre "el fin del capitalismo anglosajón...que lo fía todo al mercado". Todo, oiga, todo."


Hasta aquí el Sr. Braun, especialista y profesor universitario para más INRI y estrella además de todo programa que se precie lo bastante de liberal, todo lo que muestra lo que su caché ha crecido alejándolo algo más del hambre que antes de la crisis... hasta hacer de él últimamente un ministeriable al menos para su propia secta (como ya he apuntado en la nota 2), lo que sin duda considerará gratificaciones materiales y morales respectivamente por su "trabajo productivo" e "importante" que ¡cómo compararlo con los más propagandísticos y de agitación que provienen de la trinchera opuesta y que, oiga... sí que merecen ese calificativo. Y a continuación me permito contestar a las cuestiones de bulto con algunas observaciones y algunas preguntitas (¡ay, cómo me gustaría que me contestara en persona, al margen de que mi currículum no estuviese a su altura, a diferencia de algunos otros que creo me leen pero ni discuten, ni aportan ni siquiera bufan...!) digamos que capciosas. Allá vamos:

a) Lo que llama "lo social" está muy debilmente expuesto (y no po brevedad). ¿Qué es sino "política" "el mercado" que "también es social" y qué "la coerción" incluida la "legal" sino "social"? La política no es por otra parte sólo "coacción legal" ni esta fue estrictamente necesaria para imponer las tendencias económicas que llevaron y llevan del libre mercado al monopolio o a la especulación o a la corrupción o al mercado negro o al tráfico pernicioso para la salud, etc., etc. Lo que además no comprendo es que un liberal critique, si así puede llamarse a la observación, el deseo de "equilibrar" libertad y coacción cuando es lo que cualquier lector no demasiado minusioso encontrará en Mill o en Hayek. Y no se piense aquí que no estoy pidiendo una rectificación sino una aclaración, ya que para mí el problema está completamente fuera de ese marco y mis definiciones son de por sí completamente diferentes de las que subyacen en el texto citado.

b) Lo que denomina "lo suyo" puede no haber venido del trabajo, sino de la piratería, la explotación no retribuida o demasiado pobremente retribuida (esclavitud efectiva o suavizada, etc.) ¿Era por otra parte suya la propiedad del suelo que acabó en manos la aristocracia o los feudales? ? Era... de Dios, como para Locke -el mismo Dios que legitimara La Razón de Descartes y que diera la tierra a sus legitimados adeptos que la conquistaron muchas veces con la cruz y siempre con la espada-? ¿Considera la Revolución Francesa una revolución burguesa liberadora del mercado, la considera un acto de restricción de la libertad? Ay, ya me gustaría que tomara partido al respecto. Y que me dijera por qué ahora, después de que la Historia parió el mercado capitalista sería necesario que la política, la guerra, el saqueo, el engaño, etc., quedaran fuera de juego. Y claro... ¡¿cómo sino con esas mismas herramientas: las herramientas valoradas por Tucídides y aún vigentes?! ¿Porque... no estará pensando en una cruzada a la manera de Cristo o de Ghandi, digo yo, oiga?

c) El hambre no siempre se combate con el trabajo de las gentes, salvo para quienes ocupan un lugar dominante. El mercado laboral crece depreciando los salarios. Va siendo invadido por máquinas. El más tecnificado compite de tal modo con el que lo está menos, lo que obliga a este último o a sus métodos a ser abandonado (Africa). Es indiscutible que su postura es un apriorismo ideológico que no se ve reflejado en la realidad. Si está en contra de la acción coercitiva del Estado o de bandas de particulares (los monopolios, las alianzas entre burócratas gestores de empresas y políticos, su postura debe ser otra y lo invito a tenerla, pero reconozca al menos, Don Braun, que para Ud primero está la utopía capitalista de libre mercado, que no existe y que en todo caso sólo existió como modelo, y no la libertad, y que para implantar lo primero, estaría o debería estar dispuesto, so pena de acabar seriamente frustrado o resignarse con las pequeñas alegrías falsas que duran poco, mediante seudo demostraciones por el absurdo, a que algún sabio aristócrata de mente -o noble de mente, o virtuoso si prefiere- tomase el poder y lo pusiese a Ud de consejero o de viceministro de economía... lo que Platón buscó en su día mediante la demasiado vehemente educación del hijo del rey de Siracusa.

Ni Mill ni Hayek pudieron salir del atolladero que implicaba encontrar una respuesta a una pregunta capciosa realizada en los siguientes términos: "¿Cuál sería la línea con la que delimitaría Ud la intervención estatal en la vida social de los individuos?", y Don Braun tampoco así como ningún liberal, cualquiera sea el grado de jacobinismo que circule por sus venas. Y no pueden porque responder a ella equivale a decir ¿cuál es el grado de capitalismo burocrático que sería de su agrado y... ya puestos, de qué signo ideológico de segundo grado? La respuesta dejaría (deja) ver indudablemente la seria dificultad y la notable ambivalencia y ambigüedad del discurso liberal en cuanto se aleja de la propaganda y de la agitación para consumo de masas... o de acólitos escasamente rigurosos. Esa dificultad experimentada por Mill y Hayek, y por todos los que dicen continuarlos, pretenden escapar por la tangente diciendo sin fundamentarlo seriamente que el mercado es automáticamente corrector, es decir, se refugian en una esperanza ilusoria (cuando no agitan el engaño y quizás el autoengaño correspondiente del que la vida los obligaría a desdecirse en cuanto dejaran de ser simplemente... profesores). Porque, en todo caso, si bien es cierto que la vida se adapta en el curso del tiempo y que a la larga las cosas Tienden a estabilizarse, también... tienden al colapso.

Pero, además, ¿el mercado es corrector de qué?, pues según ellos, al polemizar con "la izquierda" (o para hacerlo sin que los juzguen unos miserables, es decir, por puro complejo o "mala conciencia")... lo sería no sólo de los precios, sino de... las injusticias sociales, a las que ellos también han querido (y quieren) responder.

Pero esto no es verdad, del mismo modo que no es verdad la vocación justiciera de los socialistas, aunque tampoco sea eso lo más importante en el contexto de ese artículo.

Lo importante es que unos y otros quieran convencernos (y estén plenamente convencidos) y que para ello no puedan sino propender o al menos soñar con un poder coercitivo a la medida de sus concepciones. Lo importante (y lo común a la intelectualidad de toda la vida y a la contemporánea intelectualidad residual) es que se autoengañen idílicamente, ignorando al menos parte de la realidad. Y que nos quieran engañar con su "verdad absoluta" y "demostrable" (tributarias palabras del racionalismo en el que cae por ejemplo Revel). Lo importante, por lo que aquí quiero resaltar, es que se comportan como intelectuales que aspiran a un poder burocrático cuando no lo comparten o luchan por conquistarlo cuando están o han sido marginados.

Revel, que ha sido y es tan bien valorado por el Liberalismo, incluso en sus segmentos más radicales, reconocía en una entrevista que "Hoy lo que existe son diferencias sobre el modo de aplicar el capitalismo: con más o menos mercado, con más o menos impuestos o con una u otra forma de redistribución."

Pero, entonces, ¿por qué no hay un esfuerzo riguroso por parte de tantos y tantos expertos como Don Braun, por elucidar qué es el capitalismo, cuáles son sus realidades y no sus utopías, hasta qué punto es una pretensión intelectual la fundación de un capitalismo sin o contra los capitalistas, etc.?
Pues sólo porque lo que caracteriza al intelectual, además, es su incapacidad congénita para considerarse un simple... resultado. Y en concreto, un ser social concreto con su propios intereses y su propia concepción idílica, tan válida como la de cualquier otro mortal.

Por otra parte, sobretodo si son más honestos y sensibles que pragmáticos, al imponérseles también a ellos la moral y la psicología dominantes (hoy en buena medida inmoral según se mire) acaban, justamente a instancias de la "mala conciencia" que esa ambigüedad encierra, justificándose ante sus lectores, como en el caso siguiente:

"Algún lector podría aducir que el liberalismo reclama también menores salarios y despido gratis, pero no es así: el liberalismo dice que los salarios no deben ser bajos ni altos sino libres, y las condiciones de contratación y despido no deben ser tampoco baratas ni caras sino libres. No es lo mismo un despido gratis que uno libre."

Como si la palabra fuera verbo divino" que "el lector" vaya a admitir sin más, es decir, sin sentir que de nuevo se lo quiere engañar vilmente con un eufemismo (¡ay estos profesores y su labia... y no digamos "estos argentinos" -si se me permite la autoironía-!)

Pero eso ya lo sabe el lector... en tanto confíe en las leyes socialdemócratas (o sociales, o políticas, o "de coerción legal") instauradas a instancias de protestas de abajo y búsqueda de votos desde arriba a lo largo de los últimos dos siglos... Cobrará sin duda, una indemnización, sin duda, y luego el paro, sin duda, o sea una subvención (sobre la que no se dice nada), que "pagaremos todos los contribuyentes", sin duda (sobre lo que se dejan otros párrafos separados para manifestarse en contra de hecho o de derecho, tal vez también con disposición para aceptar un cierto límite); cobrará, sí, todo eso, más o menos... pero lo que el proletario quiere, y no habrá modo alguno de convencerlo, es cobrar toda la vida, no quedarse sin techo ni sustento nunca. Y eso, precisamente, la libertad de mercado no puede garantizar (se deja a resultas de la lucha malthusiana y spenceriana) y los socialistas seguirán usando para trepar hasta lo más alto posible del poder (como se ha visto hoy donde en nombre del nacionalismo europeo y francés se justifican nuevas tomas de posición de la vanguardia de las burocracias occidentales hacia un control aún mayor sobre la economía para evitar ser desplazados por otras, verdadera tercermundización política desde dentro para evitar la potencial capitalista (e ideocrática) que amenaza desde fuera; una manifestación como dejo ver que NO ES de nacionalismo, sino, si sabemos leer adecuadamente, de la JUSTIFICACION MÁS DIGERIBLE, EFICAZ Y A LA MANO que se le pudo ocurrir al actual presidente de Francia, con más o menos acierto, para consolidar y acrecentar el poder de su grupo dominante) (5).

A la luz de las evidencias expuestas, no parece extremadamente necesario fundamentar más la tesis de que el Liberalismo es un producto puramente intelectual, tan utópico y esperanzado como el socialismo contra el que combate y contra el que esgrime exactamente la misma argumentación que su oponente: La Historia. A fin de cuentas, se comprende que Don Braun prefiera dedicar un artículo a "bajarle" la definición de "Casino" a Mario Soares... que darnos a todos la que él tenga del capitalismo real de nuestros días y de con qué movimiento piensa "refundarlo" ya que no cuenta con el poder de Sarkozy.... que indudablemente es "otra historia", aparentemente... la "otra cara de la historia".


(to be continued...)



Notas:

(1) El capitalismo y el mercado fueron siempre un sálvese quien pueda sólo restringido por la fuerza del contrario (lo que por cierto ya entreveía Spinoza). Si alguien se pone a disposición de otro como esclavo, este es esclavizado sin consideración e incluso con la pertinente justificación. La humanidad es siempre la concebida por el propio grupo social y los demás grupos siempre serán considerados alienígenas.

(2) Sobre los intelectuales de hoy en día y su mediocridad vengo martillando hace tiempo. El racionalismo en el que se refugian los expertos ya fue denunciado con fuerza, frescura, y cierta confusión también, por Feyerabend, como en su famosa nota 13 y su capítulo sobre Galileo en "Contra el método", y no estaría nada mal repasar esto en estos tiempos de la actual agitación que conmueve a los expertos.

¿Será acaso que la Historia de la Intelectualidad abunda sobradamente de reiteraciones en ese sentido, de incoherencia y hasta de hipocresía? ¿Será que la mediocridad intelectual es como poco una tapadera inmejorable tras la que ocultar la mezquindad burocrática que cuesta tanto reconocer como les costaba a los frailes reconocerse ricos y poderosos en el seno de la Iglesia?

De todos modos, habrá que seguir acumulando pruebas para dar una explicación mejor, rotunda, rigurosa, que no deje resquicios sino en todo caso detalles por completar, que nos permitan comprender por qué a pesar de todo se
persiste en el error intelectual que lleva a preparar el terreno a los Eutifrones vía la frustración propia, la melancolía, la decepción y hasta la capitulación en uno u otro grado; es decir, ¿cuál es esa idiosincrasia que no permite o al menos dificulta enormemente que se actúe, se hable y se piense de ese modo (el modo de Braun y cía, tanto más propagandístico y agitativo como poco riguroso, en cuyo medio -LD Televisión- se ha llegado a comentar públicamente, no sé si en broma, pero con cierto beneplácito de muchos espectadores, que Don Braun sería un muy deseable Ministro de Economía, o sea, un detentador del Poder que ya sabemos todo lo que permite); esa idiosincrasia que lleva a decir "raros" cuando se debería decir "intelectuales", que lleva a optar por decir "ahora se ve" en lugar de reconocer que lo ha sido "desde un principio" o por lo menos "desde hace tiempo", que los lleva a asemejarse a sus alter egos, los Eutifrones gobernantes a quienes en parte se critica pero que los usan, los tergiversan, los marginan, los condenan, los deportan, los encierran, los asesinan... y si pueden y hay espacio y sustancia para ello... los corrompen? ¿Qué los empuja cada vez más a la mediocridad y al desparpajo, a la desvergüenza y al ridículo, a alimentar ellos mismos más y más las filas de los Eutifrones que hacen reir sin preocuparse ni un mínimo por la propia imagen, como puso de manifiesto, por ejemplo, Solbes, el actual ministro, en el Parlamento, al manifestar que "siempre dijeron que había crisis", o mediante cualquiera de las sistemáticas ridiculeces y absurdos en que esos incurren, generalmente a propósito?

(3) En este asunto, los ancaps, como ya he dicho otras veces, se aproximan más que otros al problema (con más ilusión que utopía, todo hay que decirlo, y con el mismo lastre típicamente intelectual que los caracteriza a todos: la convicción más o menos profunda de poseer la verdad y/o de aferrarse a ella, o sea, al mito), lo que es más notable cuanto mayor sea el grado de independencia respecto de las dos cosas que más ciegan: el puesto o lo que les permite sobrevivir en la sociedad, y la sensación de que lo aprendido es inamovible. Es el caso de mi amiga Mary a quien la animo otra vez a seguir profundizando sobre lo que ve con meridiana claridad. Y sin embargo, no creo que a pesar de lo que dice en su post se anime a considerar a Don Braun más que como un liberal de pro "independiente" como un profesor "integrado" cuya "independencia" es cuanto menos ilusoria y in extremis engañosa. Y es que el mal del grupalismo no se cura fácilmente ni mucho menos sin dolor y mucho llanto. Y nunca por completo.

Transcribiendo al completo la respuesta a la pregunta "¿Dónde estaría hoy la frontera entre izquierda y derecha?" que se le hace en una entrevista, dice Revel: "En la política que aplican los gobiernos, ninguna. Todos se ven obligados a aceptar la lógica de la evolución económica. De ahí que los partidos socialistas de hoy en día sólo tienen de socialismo el nombre. El socialismo, tal como se concibió en el siglo XIX y trató de aplicarse en el siglo XX, con la apropiación por el Estado de los medios de producción, ha muerto. Sobrevive sólo como utopía. Y la utopía no puede servir de remedio para los males que genere el capitalismo. La corrección de esos males sólo podrá venir del propio liberalismo. No hay una vía diversa."

Revel... está seguro de que nos lo ha demostrado tanto como... lo estaba Descartes acerca de un ente en el curiosamente Revel no cree, Dios. ¿Quizá porque los tiempos han cambiado, como él mismo apunta en "Conocimiento inútil" y hay que buscarle un sustituto?

Otro ejemplo de una concepción cientifisista (y que se agita como nuevo artículo de fe) lo ofrece el magnífico arsenal científico que nos proporciona la Escuela Austriaca de Economía.

(4) Don Carlos Semprún Maura, por su parte, refleja su absoluta certeza diciendo "el capitalismo, condenado a muerte en 1929, ha triunfado sobre los nacionalsocialismos y nacionalcomunismos y triunfará, con mucha más facilidad, sobre la crisis actual" a lo que habría que contrapreguntar, dejando de lado toda hipótesis fantástica acerca del futuro, es decir, todo otro futurible imaginario, y sin entrar en la falta de rigor que encierra contraponer un sistema económico-social con dos regímenes políticos que no lo anularon y hasta lo desarrollaron, es al menos e incluso por lo que acabo de decir: ¿Qué capitalismo?, porque, si es el burocrático YA EXISTENTE con más o menos variantes... en el medio y hasta en el largo plazo, pues sí, de acuerdo, es evidente. Aunque me temo que Semprún Maura tiene una idea más idílica in mente... y poca asimilación de sus lecturas (lo que hace que no me extrañe su vieja adhesión al marxismo de digesto y su actual adhesión por lo visto apenas emotiva)

Con estas y otras perogrulladas sin consistencia teórica alguna, se desliza tergiversadoramente... que, sin darnos cuenta, alguna vez hace no tanto tiempo, hayamos estado viviendo en un
capitalismo libre de supervisión y que lo que vendrá será una fase nueva caracterizada por la instauración de ese instrumental ausente, causante del desastre (algo que se parece como un calco al original a la idea de que hayamos estado viviendo hasta hace nada en un capitalismo cuasi salvaje). Lo cierto es que la mayoría de los propios liberales se han inclinado por aceptar la necesidad de esa intervención, de aceptar que no existía en ciertos ámbitos o que era insuficiente, de convenir que se debe realizar de "una determinada manera", etc. Los ancaps, fieles a sus convicciones, se muestran por su parte más débiles que nunca y más lejos de la opinión pública que de costumbre.

Pero... ¿qué queda del Liberalismo si por fin hay que resignarse reconociendo que "Las ideologías, como elaboraciones teóricas, son perfectas. La realidad nunca lo es. ", como también dice Revel en la entrevista antes citada... sometido por fin al peso de las circunstancias? ¿En ese caso, qué ahora cuando ya no parece que vayamos, tras la caída del muro, "viento en popa", y ya no parezca imponerse... "la lógica de la evolución económica"?

Por mi parte, yo también pienso que ha comenzada
una nueva escalada burocrática, o de la burocratización que sigue progresando, en la cual hasta los conservadores demuestran sin tapujos lo que son: Eutifrones burocráticos y muy escasamente intelectuales de antaño, o gatopardistas, como ya dije por ahí. Un proceso que será considerado más profundamente por mí en cuanto complete la bibliografía apropiada.

Lo evidente es que con una entrada más abrupta de lo que se podía haber esperado que nunca en la escena de la actual crisis "financiera" por parte de la hasta hace poco adormecida "burocracia inoperante", se despierta (y se publicita amplia y denodadamente) la sensación de que algo cambiará o debe cambiar de manera
radical y que esto, tarde y apresuradamente, ha comenzado a realizarse por los mismos líderes y representantes que tenía el pueblo, es decir, desde la misma continuidad, y desde arriba. Es tal la combinación de novedad y lastre coexistente en las mentalidades que hasta a los liberales más radicales acaban confiando por momentos en que el Estado y sus instrumentos parecen estar más cerca de poderse convertir más en un arma de la ideología amiga que de la enemiga (lo que los haría benditos) haciendo posible que se crea que "Esta crisis, por increíble que parezca, está teniendo algo positivo". Hasta el anarquismo "de mercado", pues, reconoce de repente que necesita del Estado o que éste es provechoso, o sea, que cierta "coerción legal" es lo único que permitiría imponer sus ideas salvadoras. Un ejemplo más del mismo grupo ha merecido mis dardos unos posts antes. y no he tenido contestación alguna tras aplicárseme un método que parece cada vez más extendido entre la "intelectualidad" y no digamos entre los "burócratas de la cultura" y de "la culturilla"... dejar que ciertas cosas acaben sepultadas y se olviden.

(5) Este es un asunto que requiere un desarrollo aparte de suma significación y que prometo acometer... Se podría sintetizar en la convicción (¡yo también las tengo, no se crean!) de que TODOS los conceptos de uso cotidiano que vienen de épocas pasadas deben ser revisados cuando abandonan los labios de los burócratas de turno. Una cuestión que de nuevo tiene todo que ver con el objetivo de LEER BIEN.



domingo, 12 de octubre de 2008

"La Crisis", un nuevo Mar Rojo hacia una nueva Tierra Prometida

En un artículo reciente de George Dyson, publicado en Edge, se comenta el fenómeno de la multiplicación infinita de productos vendibles característico del capitalismo y de la industrialización que en él se inscribe (que, como bien extrapoló Lepenies en unas de las páginas más rescatables y sustanciales de su libro a partir de los escritos de Sainte-Beuve, abarca hasta la producción de la intelectualidad en sí misma así como la producción impresa que ésta genera de sí, algo que igualmente se menciona en el artículo y creo que tiene una enorme importancia en relación con el tema que me desvela (1). El tema ya había sido tratado, según nos dice Dyson, en 1932 por John Von Neumann de un modo no ausente de optimismo hacia el sistema, y también sale a relucir en él el símil del juego de las sillas.

Todos los que se han volcado, profesionalmente o no, lo hagan o no para atacar parte o la totalidad del sistema capitalista o su actual fase, coinciden al tratar el tema de la "crisis" en la idea de que "el sistema se ha extralimitado" dejando sin silla a muchos en cuanto la música se ha detenido. De repente, se tiende a redefinir el sistema como circunscrito a la producción "real" y no a la invención de "productos fantasma", que serían los que han hecho caer el castillo de naipes. Para evitarlo, se pide justamente al Estado o a quien tenga autoridad sobre los individuos a que restrinja el campo de operaciones para que ello no vuelva a ocurrir y las crisis no vuelvan a perturbar nuestros apacibles y paradisiacos sueños. Pero... ¿cómo definir propiamente lo que se suponía que definía de por sí... el mercado? ¿Es "real" un producto de muy escasa durabilidad que exige ser repuesto cada vez en menos tiempo? ¿Es justo que una fábrica de tales productos exista o que crezca sin cesar para producir cada vez más unidades desechables? ¿Qué es capitalismo y qué escaparía a la definición? ¿Cómo es que volvemos una y otra vez a la idea de que la moral debe estar por encima del juego social y evidentemente residir en "una autoridad", obviamente "virtuosa", "racional", "justa", "incorruptible", etc., y que a fin de cuentas "ése" sería "el verdadero o único problema"? ¿Es que necesitamos pues lo que precisamente hoy "comprueban" como cierto y justo los señores del Islam y sus locos seguidores -"¡Dios nos libre de ellos!"-: una ideocrasia que establezca la idoneidad de los actores y de sus conductas?

¿Vamos acaso en esa dirección y son los Bush y los ZPs, los Evos y los Chávez, los Obama y los Sarkozy, etc., los líderes que nos llevarán, esta vez desde arriba, hacia un nuevo mundo de tranquilidad y progreso ilimitado, en paralelo y en competencia con los dirigentes rusos, chinos, birmanos, iraníes, etc., que ya iban por ese buen camino?



Notas:

(0) Sobre la ilustración: este post ha sido ilustrado con una imagen de la coleccion de las tablillas denominadas "stocks" correspondientes al Exchequer del siglo XIII que están depositadas en el National Archives de Londres y a cuya historia se refiere el artículo de Dyson.


(1) De esto trata asimismo Roger Chartier de manera específica (en la conferencia mencionada y en "Inscribir y borrar" que está en mi pila de próximas lecturas) y es objeto de algunas otras investigaciones que se van enlazando y sobre las cuales, dicho sea de paso, pienso profundizar de aquí a un tiempo, una vez que haya ajustado cuentas con estos asuntos un tanto periféricos pero iluminadores sobre la metamorfosis burocrática que se le ofrece a la intelectualidad residual de nuestro tiempo.

domingo, 5 de octubre de 2008

"Escuchar a los muertos con los ojos"

En "Una nueva conciencia" (capítulo IX), el final comienza a prepararse cuando Mouil-agra, la heroína de la historia, acaba de comprender que no sólo seguirá habitada por sus "fantasmas ocasionales" (esto es algo que saben ella y el lector desde las primeras páginas de la novela, de modo que no estoy desvelando un secreto que pueda afectar a la intriga) sino que lo está y lo estará en adelante por "todos los que han sido", es decir, por la Historia entera. De repente, a instancias de una apropiación decisiva que madura en ella, los que fueron se presentan de repente y se ponen a marchar junto a ella durante un breve trecho, ofreciéndose así a quien se ha vuelto capaz de escucharlos... en su caso no precisamente con los ojos sino con la mente (*).

Una capacidad telepática o equivalente fue algo que quizá siempre quise poseer. Tal vez por ello se materializó de ese modo sui generis en mi novela. La telepatía es y tal vez nunca pase de ser algo más que una profunda fantasía. Absoluta, claro, si la pretendemos aplicar a los pensadores que nos precedieron. De ellos podemos asimilar sólo su pensamiento registrado, impreso u, hoy en día, grabado audiovisualmente; más o menos literalizado y muchas veces, lo peor, traducido. Aunque fuéramos telépatas, seguiríamos obligados a "escuchar a los muertos con los ojos" y, como insistía Leo Strauss, a obligarnos a "leer bien".

Y no sólo a los muertos sino también a aquellos en quienes los muertos se reencarnan para bien o para mal de unos u otros... para traernos más o menos los mismos dramas desde la profundidad de los sepulcros. Que es a lo dedico el blog.



(*) Hago referencia al verso de Quevedo
"Escuchar a los muertos con los ojos", utilizado felizmente por Roger Chartier para titular su "Conferencia Inaugural" en el Collège de France dictada el 11 de octubre de 2007, y publicada por Katz Editores este año.

jueves, 2 de octubre de 2008

A río revuelto...

Al margen de unos pocos "excéntricos" (véase la referencia a Mill al final de mi post anterior para entender a qué me refiero o... espérese a los siguientes) que se mantienen exactamente al margen en uno u otro sentido (al margen porque no opinen al respecto, o al margen porque no se sumen a los batallones vociferantes) y sostengan sólo una crítica inoperante, las masas, incluidos muchos pensadores especializados y por supuesto todos aquellos que viven (y/o se gratifican) de la producción de información y cultura en la forma de noticias periodísticas, libros, papers, conferencias, posts, etc., casi todos, repito, alzan cada vez más y en mayor número sus voces inflamadas e indignadas ante la salida (y el fenómeno que la subtiende) de los consejeros de Lehman, Fannie Mae, Freddi Mac, etc., a causa de sus "insultantes" indemnizaciones "de despido" previamente garantizadas en sus contratos blindados (una práctica que viene de muy lejos, se aplica en cada vez más campos y que a todos les hace la boca agua).

Desde las propias filas de los vociferantes e indignados espectadores de "tamaña afrenta", no puede ser fácil sino pedir la cabeza de estos nuevos reyes camuflados. La plebe, con sus agitadores "intelectuales" a la cabeza (trabajadores del pensamiento en realidad que sirven a la tergiversación y al desconcierto de diversas maneras: política, periodismo, educación...), se agolpa de un modo simbólico reclamando un castigo y el reparto equitativo de ese dinero (en todo caso, que se lo den si no al pueblo, a los más necesitados). Las masas, en definitiva, reavivan su espíritu mediocre (y rastrero) que no está dispuesto para nada a hacerse cargo de la sociedad (al margen de que no se lo crea tan sólo lo acepte por resignación y comodidad inevitables) sino a sacarle todo lo posible sin que cambie nada. Para ello elige a sus representantes de entre los expuestos y predispuestos, para ello acepta en el extremo que los sustituyan otros, esos que sepan prometer mejor y más (y sobretodo redistribuir y repartir el botín después del cambio). Para ello admite de buen grado la existencia de partidos políticos y gestores de empresas, para eso deja en manos de los bancos su dinero confiada en que se lo dupliquen, para eso acepta que se le concedan a los partidos grandes créditos y se suma a las fiestas faraónicas preliminares. Etc.

De repente, ahora, el pueblo sabe cada vez más de la existencia del "hipercapitalismo" (es decir, de las mil y una significaciones difusas y desconcertantes que por lo general transmiten la idea de Demonios o Conjurados... es decir, del Mal), un término que de todos modos se viene agitando en los medios especializados del stablishment desde hace bastante tiempo, y en gran medida más desde el punto de vista del Capital tradicional que de las masas y sus siempre prontos intérpretes mesiánicos. Ahora ya es vox populis (a los periódicos capitalistas -¿qué otra cosa pueden ser?- no les importa socavar el sistema señalando los que deben ser linchados como los únicos que violaron las normas de la caballería; ellos hacen "tirada" o "responden al interés del pueblo por la información" -¡ja, claro, y si hay que llegar a transmitir a la manera de la Radio Télévision Libre des Mille Collines..., en fin, sigamos...-). La visión estrecha de estos Eutifrones mercenarios de la información se reduce a la misma concepción de aquellos a los que señalan acusatoriamente: "Después de mí, el diluvio", un lema que se ha instalado masivamente si es que no lo ha estado siempre y de cuya práctica muy pocos están realmente exentos.

¿No eran hasta hace poco esas las reglas del juego? ¿No era eso lo que cada coranzoncito abrigaba, lo que cuando se le pregunta a un joven estudiante de la ESO qué quieres ser de mayor al responder "Quiero ser rico"? ¿No es lo que entienden los mayores moralistas de todos los tiempos, los prelados de todas las Iglesias. y principalmente la Católica sin duda, como lo más lógico: tener una compensación suculenta en La Tierra en beneficio propio, de la familia y de los amigos, en términos de prebendas, usufructo de bienes y servicios y por qué no también de dinero, algo que siempre permitirá un mejor tránsito al prometido e indudable Paraíso? ¿No se ha levantado primero la Iglesia de los Intelectuales en el XIX y por fin todos los Gobiernos a su imagen y semejanza y con iguales justificaciones? ¿No lo han hecho incluso hasta llegar a erigir enormes y poderosas instituciones internacionales para todos los ámbitos posibles y todas las tareas imaginables, incluyendo La Paz y por fin El Clima, donde haya sillones para todos y para los que a continuación vengan?

En paralelo, como TODO hecho comercializable más, y TODA justificación ideológica al servicio de la toma del poder, el tema de la crisis da pie a nuevos productos, nuevos slogans y spots publicitarios que todos podemos ver y absorber en nuestras cajas tontas, nuevas recetas políticas y hasta nuevas sectas jacobinas... llamando a la revuelta o la desobediencia anárquica (que menciono a modo de muestra aleatoria y sin valorar si grado de importancia, seguramente ridículo, a los que se podrían agregar seguramente, a poco que naveguemos en la web, todo tipo de profetas, oráculos y demonizadores...)

Lo cierto es que las fuerzas realmente significantes no dejan de aprovechar las circunstancias para avanzar en la conquista por su propio grupo del mundo que se agita más allá de sus balcones y despachos. Por una parte, comprando activos a precios en principio bajos (qui lo sa), por otra, procurando conservar, recuperar o hacerse con el anillo de poder que les permitiría "gobernarlos a todos… y atarlos en las tinieblas". Como he opinado en un post anterior (nota -1-):

"En este sentido, permítaseme decir que el triunfo de la propuesta Bush en el Congreso americano, no será sino un paso más en la escalada de poder de la burocracia como clase social (y perdón por el término que uso de modo eufemístico), un paso que demuestra la irreversibilidad del fenómeno que crece como la levadura con cada crisis... bien justificada. Un paso, por cierto y en definitiva, que bien podríamos considerar como el intento de fundar un "capitalismo sin capitalistas" pero que funcione, un "capitalismo de expertos" o "de sabios", donde en realidad se reduciría a los propietarios del capital a su mínima expresión (las PYMES, por ejemplo, a las que se ofrece, insita y, no sólo las circunstancias sino la legislación burocrática, insta cada vez más a utilizar) o se los marginaría (¿como se marginó y margina hasta hoy mismo a la nobleza después de hacer rodar ciertas cabezas?) y en cualquier caso se los tendría controlados y supervisados. Mientras en las grandes empresas, públicas, privadas o mixtas, nacionales o internacionales, unos y otros burócratas se sucederían en una imparable lucha por el poder que conduce precisamente al caos. El Capitalismo en sus formas más avanzadas sería así un espacio libre para púgiles salvajes que no podrían jamás de los jamases poner en primer plano otra cosa que su mezquino interés "hipercapitalista".

En fin, si me he olvidado de algo, si no he detallado algún aspecto más... me encantaría que me lo apuntarais en los comentarios con el fin de completar la lista o el árbol. Desde la tristeza que en buena medida (debo reconocerlo) me produce el mundo recibido, sigo a la expectativa mientras veo o creo ver cómo se juega en el papel y la pantalla a la toma postmoderna de la Bastilla Global o del Hipercapitalista Palacio de Invierno como si fuera posible y como si detrás se previera esta vez de verdad el Paraíso.


Nos vemos en la plaza de la Guillotina...

martes, 30 de septiembre de 2008

Una "lista" admonitoria y desconcertante (para seguir en caliente con el tema y más...)

Don Juan Ramón Rallo Julián nos traduce la "lista de culpables" de la crisis elaborada por Mike Mish, lo que induce la idea de que la misma (así como las precedentes) no se habrían producido si:


a) ... la Reserva Federal hubiese sido un... ¿monopolio estatal...? y hasta, mejor aún, ¿un único país con una única Reserva Global? Ergo y en última instancia... si... la gestión de la política económica (y sin duda la de todos los demás ámbitos, incluida la Guerra que hubiese sido necesaria llevar a cabo para instaurar un tal Gobierno... Mundial) hubiese estado en manos de un Gran Dictador Liberal... también Mundial.

b) ... se hubiese procedido al encarcelamiento, el exilio o la prohibición para el ejercicio de toda función pública (y ya puestos por qué no... a fusilarlos) de todo aquel que, como Herbert Hoover, Roosvelt, Keynes, etc. (es decir... todos los listados, que son... todos los que llegaron), no demostrara ser "un defensor del libre mercado ni de lejos"... (Debo decir que no habría llorado por su suerte... sino por la mía propia bajo la supuesta y susodicha dictadura liberal extrema).

c) ... se superara la ignorancia del pueblo (¡no coments!), su "adormecimiento" (¡less coments either!... por insuperable), lo fácil que es "hacer que... confiara" (¡uff!), su predisposición a ser... "mentirosos", cosas que nadie evitó... ¿policialmente?, diríamos, o... ¿so castigo divino?, ¿o es que hay otra manera mágica?

d) ... no hubiese habido lugar para la ineptitud, estrechez o doblez (intelectual, moral o material donde la hubiere) de otros gestores igualmente rechazables (entre ellos uno que sin duda tiene su culpa específica y al que es aceptable considerar a mi juicio "uno de los más hipócritas, arrogantes e incompetentes individuos en la historia de los EEUU" a quien "Si tuviera que señalar un solo culpable de la crisis actual, sería él.", obviamente... Mr. Alan Greenspan)... en comparación con lo que habrían podido hacer "unos servidores" bien "iluminados", obviamente... Mish y Rallo.

e) ... no existieran o no fueran cómo han sido los auténticos agentes gestores del capital (que no sólo fueron codiciosos sino irresponsables, mezquinos y con muy cortos de vista)... siendo que el capitalismo podría muy bien funcionar... ¡sin capitalistas! (cosa que ya ha hecho, hace y continuará haciendo cada vez más, al menos por el momento; es decir, a cargo y bajo la supervisión de los burócratas... sólo que de una ideología más o menos opuesta a la del autor de la lista y sus adherentes. Y cada vez en mayor medida y sin responder a ideología estructurada (o mínimamente coherente) alguna... ya que no son precisamente intelectuales "verdaderos" como supongo en principio al autor de la lista y a sus adherentes (remito al respecto, y a mero título de ejemplo, a las recentísimas declaraciones del presidente "de derechas" de Francia en las que ha manifestado su pretensión formal de "moralizar el capitalismo financiero") sino simplemente... unos Eutifrones en ascenso.

f) ... el capitalismo hubiese sido... otra cosa, es decir, no el resultado que fue en el curso de la Historia, en el Mundo Real, en el Tiempo de lo Posible, sino... no sé... digamos... otra cosa; con lo cual... nadie se habría endeudado, ni poco ni mucho; no habrían existido deudas ni déficits; no hubiera existido El Crédito ni éste hubiera crecido inconteniblemente -produciendo, por ejemplo... "nación(es) endémicamente deudora(s)"- gracias a ser... tan atractivamente rentable para tanta gente (¿y tantas "naciones"?) y tan necesario para otros por ser tan atractivo, para ellos, obtener bienes y servicios anticipadamente (o sea, ¿sin esperar hasta reunir lo necesario para poder pagar al contado?); etc.

g) ... en definitiva, se hubiese contado con lo que de hecho se propone... una Moral Férrea (lo que se propone, por ejemplo, más claramente aquí), que hubiera sido capaz de evitarlo...
En fin, lo cierto es que el propio análisis crítico se reduce de este modo a un cúmulo de idílicas propuestas que en el propio camino de su realización se volverían ineficaces por un lado y acabarían tergiversándose por el otro, como cualquiera de las precedentes Utopías racionalistas.

La denuncia es débil, se pregona en el desierto soñando con el advenimiento espontáneo de las condiciones adecuadas y de la Razón Histórica, se recae sin más y de momento en las mismas conductas y propuestas que se consideran caducas.

Por el momento, tal vez a causa de una cierta idiosincrasia que también puede rastrearse hasta el principio de la impotencia intelectual, tal vez por la conciencia de su impracticabilidad, tal vez porque el momento no parezca propicio, no se nos proponga "formar batallones" y "regar con sangre impura nuestros surcos"; aunque tal vez un día... quién sabe...


... mientras ell absolutismo burocrático... se sigue desarrollando (o, si se prefiere... progresando). Incluso ganando adeptos entre los que cultivan un auténtico sentido... realista.

Eso podría sin duda hacer que los jacobinos (una de las primeras "vanguardias político-biológicas" de la Historia cuya combatividad hoy vuelve a encontrar su justificación) o, en apariencia menos probablemente, los bolcheviques (que la encontrarían a costa del agravamiento de la crisis) acaben despertando de sus agitadas tumbas para intentar... dirigirnos. Comenzando por decir -¿por ahora o hasta ser escuchado por los reyes del mambo y/o las masas que lo bailan?- simplemente NO.

Claro que, como siempre, nunca se sabrá (del todo) lo que por fin nos reportará el tiempo a tenor de la correlación real de las fuerzas reales, es decir, qué clase de infierno y qué nuevas esperanzas.


Notas post scriptum y al margen:

Debo declarar, por si no estuviera claro a la luz de lo dicho por mí aquí y ahora y no digamos hasta ahora, que yo también considero culpables a los mencionados. La diferencia entre mi postura y la de Rallo y los austríacos es que, en primer término, yo no los considero individualmente culpables, como moralmente se considera a los reos potenciales o reales, sino colectivamente culpables, es decir, como componentes de un grupo social que no puede sino ser como ha sido, es y seguirá siendo, un grupo con una idiosincrasia específica de la que ya he escrito muchas veces y que no se superará bajo ningún método psicoanalítico ni educativo (salvo excepciones como siempre hay).

Ello me diferencia en un segundo término de Rallo y los demás de su grupo, y también de sus críticos acérrimos, por el hecho de que todas estas personas imaginan remedios recuperatorios y se queden como mucho a medio camino en el análisis crítico mientras que yo pretendo hacer una crítica que apunta a la raíz.

En tercer término, eso indica precisamente la pertenencia de unos y otros al mismo grupo global, mientras que yo me quedo obviamente fuera... y soy dejado fuera.

Y en cuarto, considero que por ello, todos los mencionados por activa y por pasiva, yo incluido e incluidos los pensadores "de izquierdas", conformamos una intelectualidad (La Intelectualidad de nuestro espacio-tiempo) cuyos grados sociales de vinculación con el Poder son muy diversos (lo que a mi criterio y en base, si se me permite, a mi teoría, marcaría el sentido íntimo de las posturas de hoy y de las posibles de todos y cada uno de ellos).

La mayoría tiende o directamente ejerce de pretendientes del Poder (o de una parte) y cada vez se verán más frustrados en sus aspiraciones o... claudicarán.

A ello tiende Rallo cuando (al margen de lo idílico de su simplismo) afirma:

"... las políticas públicas (?) que permitirían aliviar el impacto de la crisis son simples (!): dismunuir los impuestos y el gasto público, liberalizar los mercados de factores productivos (especialemente trabajo y materias primas) y regresar progresivamente a una moneda respaldada por oro."

... porque "disminuir", etc. no se consiguen (ahí va lo que faltaba por decir claramente:) sin una dictadura o sin al menos tener el poder de legislar, dos caminos que el propio liberalismo se la pasa y se la ha pasado denunciado
(desde Mill hasta Bruni) como vías regias para acabar con la libertad formalmente ansiada y realmente agitada... a la vez que sueña e invita a soñar con un Poder puro, virtuoso o platónico no pronosticable por no decir imposible.

Lo declaren o no explícitamente, el anarcocapitalismo o el liberalismo democrático más radical no sólo no niegan el deseo de poder para cambiar las cosas, sino que incluso no niega la efectividad potencial del poder en su forma actual para hacerlo... Lo sé, lo sé, y no es esto lo que pongo en duda. Lo que señalo es que se cae de esa manera en la doble contradicción desconcertante de que ese poder (a) sea alcanzable y (b) sea liberador o salvador. Y digo que ello los coloca en el mismo terreno de la Utopía tendencialmente totalitaria en la que se hallaba el marxismo antes de Lenin... y ya se vio. ¿Que la verdad está con unos y demostró NO estarlo con los otros...? En fin... ese es justamente EL PROBLEMA DE LA VERDAD!

Para terminar, no puedo dejar de comentar otra manifestación a cuento: curiosamente, en el blog The Austrian Economics se ha publicado en estos días calientes un jugoso artículo en el que se pide (¿a quiénes?) "Please, just say no!", lo que se ha producido por una mayoría del orden del 10% en el Congreso Americano y es más o menos explicitamente celebrado por quienes desearan ese resultado y lo pedían... Lo significativo por encima de todas las cosas, como en cierto modo se reconoce en el mismo blog al día siguiente de la votación, es...

... que se ha votado NO... en aras de una vocación básicamente electoralista (el blog lo sabe y lo saben todos) de por lo menos el cuarenta y pico porciento de los miembros de esa institución (mientras que la mayoría del SÍ parecería un subproducto de la habitual disciplina de voto, llamada por ellos mismos conciencia nacional, que vaya Ud a sabersi es sincera en algún que otro caso. ¿De qué están pues los liberales radicales de enhorabuena? ¿De que el NO fuese un triunfo que respondía a la oposición manifiesta y viceral del pueblo a favorecer a "los tiburones mayores" y no afectar a sus bolsillos, los del contribuyente...? En realidad con lo contrario de lo que se defiende, es decir, con algo que los contradice.

Porque precisamente... ese electoralismo, esa predisposición de los autoproclamados y popularmente (electoralemente en realidad, que no es lo mismo) legitimados representantes políticos de responder a los deseos perentorios del pueblo (o a lo que así se llama) y que a veces no acepta eso de que "es bueno que haya diferencias" (Mill,
Sobre la libertad, Editorial Edaf, Madrid, 2004, pág. 169) ni está dispuesto a esperar no ser ellos mismos sino a creer que serán sus hijos los que crucen la frontera de su clase social para... conseguir lo que los otros a costa de los traicionados, es decir, que... progresen), esa consideración de la voluntad popular era justamente uno de los peligros máximos para la libertad individual según John Stuart Mill, quien arrinconado por sus propias conclusiones acababa una y otra vez defendiendo la necesidad de "una fuerte barrera de convicción moral" (ibíd., pág. 61) como única garantía.

En las propias palabras de Mill, un subproducto de...:

"... el asentamiento definitivo, en este y en otros países libres, del ascendiente de la opinión pública en el Estado." (ibíd., pág. 169), es decir... de la democracia burocrática o sea la basada en representantes profesionales. Lo que deja hoy en día (y casi ya en la época de Mill), para aquellos que crean tener La Respuesta... la frustración que se derivará tarde o temprano de la espera eterna o la que seguiría a un renovado intento jacobino del uso de La Fuerza. Etc. Etc. Etc.

En fin, amigos, a esto quería llegar
, de nuevo, por si sirve de algo y, como el mejor Mill proponía con el objeto de propender a mejorar las cosas sin mancharse ni traicionarse (ibíd., pág. 157), para continuar siendo un simple "excéntrico".