a) ... la Reserva Federal hubiese sido un... ¿monopolio estatal...? y hasta, mejor aún, ¿un único país con una única Reserva Global? Ergo y en última instancia... si... la gestión de la política económica (y sin duda la de todos los demás ámbitos, incluida la Guerra que hubiese sido necesaria llevar a cabo para instaurar un tal Gobierno... Mundial) hubiese estado en manos de un Gran Dictador Liberal... también Mundial.
b) ... se hubiese procedido al encarcelamiento, el exilio o la prohibición para el ejercicio de toda función pública (y ya puestos por qué no... a fusilarlos) de todo aquel que, como Herbert Hoover, Roosvelt, Keynes, etc. (es decir... todos los listados, que son... todos los que llegaron), no demostrara ser "un defensor del libre mercado ni de lejos"... (Debo decir que no habría llorado por su suerte... sino por la mía propia bajo la supuesta y susodicha dictadura liberal extrema).
c) ... se superara la ignorancia del pueblo (¡no coments!), su "adormecimiento" (¡less coments either!... por insuperable), lo fácil que es "hacer que... confiara" (¡uff!), su predisposición a ser... "mentirosos", cosas que nadie evitó... ¿policialmente?, diríamos, o... ¿so castigo divino?, ¿o es que hay otra manera mágica?
d) ... no hubiese habido lugar para la ineptitud, estrechez o doblez (intelectual, moral o material donde la hubiere) de otros gestores igualmente rechazables (entre ellos uno que sin duda tiene su culpa específica y al que es aceptable considerar a mi juicio "uno de los más hipócritas, arrogantes e incompetentes individuos en la historia de los EEUU" a quien "Si tuviera que señalar un solo culpable de la crisis actual, sería él.", obviamente... Mr. Alan Greenspan)... en comparación con lo que habrían podido hacer "unos servidores" bien "iluminados", obviamente... Mish y Rallo.
e) ... no existieran o no fueran cómo han sido los auténticos agentes gestores del capital (que no sólo fueron codiciosos sino irresponsables, mezquinos y con muy cortos de vista)... siendo que el capitalismo podría muy bien funcionar... ¡sin capitalistas! (cosa que ya ha hecho, hace y continuará haciendo cada vez más, al menos por el momento; es decir, a cargo y bajo la supervisión de los burócratas... sólo que de una ideología más o menos opuesta a la del autor de la lista y sus adherentes. Y cada vez en mayor medida y sin responder a ideología estructurada (o mínimamente coherente) alguna... ya que no son precisamente intelectuales "verdaderos" como supongo en principio al autor de la lista y a sus adherentes (remito al respecto, y a mero título de ejemplo, a las recentísimas declaraciones del presidente "de derechas" de Francia en las que ha manifestado su pretensión formal de "moralizar el capitalismo financiero") sino simplemente... unos Eutifrones en ascenso.
f) ... el capitalismo hubiese sido... otra cosa, es decir, no el resultado que fue en el curso de la Historia, en el Mundo Real, en el Tiempo de lo Posible, sino... no sé... digamos... otra cosa; con lo cual... nadie se habría endeudado, ni poco ni mucho; no habrían existido deudas ni déficits; no hubiera existido El Crédito ni éste hubiera crecido inconteniblemente -produciendo, por ejemplo... "nación(es) endémicamente deudora(s)"- gracias a ser... tan atractivamente rentable para tanta gente (¿y tantas "naciones"?) y tan necesario para otros por ser tan atractivo, para ellos, obtener bienes y servicios anticipadamente (o sea, ¿sin esperar hasta reunir lo necesario para poder pagar al contado?); etc.
g) ... en definitiva, se hubiese contado con lo que de hecho se propone... una Moral Férrea (lo que se propone, por ejemplo, más claramente aquí), que hubiera sido capaz de evitarlo...
En fin, lo cierto es que el propio análisis crítico se reduce de este modo a un cúmulo de idílicas propuestas que en el propio camino de su realización se volverían ineficaces por un lado y acabarían tergiversándose por el otro, como cualquiera de las precedentes Utopías racionalistas.
La denuncia es débil, se pregona en el desierto soñando con el advenimiento espontáneo de las condiciones adecuadas y de la Razón Histórica, se recae sin más y de momento en las mismas conductas y propuestas que se consideran caducas.
Por el momento, tal vez a causa de una cierta idiosincrasia que también puede rastrearse hasta el principio de la impotencia intelectual, tal vez por la conciencia de su impracticabilidad, tal vez porque el momento no parezca propicio, no se nos proponga "formar batallones" y "regar con sangre impura nuestros surcos"; aunque tal vez un día... quién sabe...
... mientras ell absolutismo burocrático... se sigue desarrollando (o, si se prefiere... progresando). Incluso ganando adeptos entre los que cultivan un auténtico sentido... realista.
Eso podría sin duda hacer que los jacobinos (una de las primeras "vanguardias político-biológicas" de la Historia cuya combatividad hoy vuelve a encontrar su justificación) o, en apariencia menos probablemente, los bolcheviques (que la encontrarían a costa del agravamiento de la crisis) acaben despertando de sus agitadas tumbas para intentar... dirigirnos. Comenzando por decir -¿por ahora o hasta ser escuchado por los reyes del mambo y/o las masas que lo bailan?- simplemente NO.
Notas post scriptum y al margen:
Debo declarar, por si no estuviera claro a la luz de lo dicho por mí aquí y ahora y no digamos hasta ahora, que yo también considero culpables a los mencionados. La diferencia entre mi postura y la de Rallo y los austríacos es que, en primer término, yo no los considero individualmente culpables, como moralmente se considera a los reos potenciales o reales, sino colectivamente culpables, es decir, como componentes de un grupo social que no puede sino ser como ha sido, es y seguirá siendo, un grupo con una idiosincrasia específica de la que ya he escrito muchas veces y que no se superará bajo ningún método psicoanalítico ni educativo (salvo excepciones como siempre hay).
Ello me diferencia en un segundo término de Rallo y los demás de su grupo, y también de sus críticos acérrimos, por el hecho de que todas estas personas imaginan remedios recuperatorios y se queden como mucho a medio camino en el análisis crítico mientras que yo pretendo hacer una crítica que apunta a la raíz.
En tercer término, eso indica precisamente la pertenencia de unos y otros al mismo grupo global, mientras que yo me quedo obviamente fuera... y soy dejado fuera.
Y en cuarto, considero que por ello, todos los mencionados por activa y por pasiva, yo incluido e incluidos los pensadores "de izquierdas", conformamos una intelectualidad (La Intelectualidad de nuestro espacio-tiempo) cuyos grados sociales de vinculación con el Poder son muy diversos (lo que a mi criterio y en base, si se me permite, a mi teoría, marcaría el sentido íntimo de las posturas de hoy y de las posibles de todos y cada uno de ellos).
La mayoría tiende o directamente ejerce de pretendientes del Poder (o de una parte) y cada vez se verán más frustrados en sus aspiraciones o... claudicarán.
A ello tiende Rallo cuando (al margen de lo idílico de su simplismo) afirma:
"... las políticas públicas (?) que permitirían aliviar el impacto de la crisis son simples (!): dismunuir los impuestos y el gasto público, liberalizar los mercados de factores productivos (especialemente trabajo y materias primas) y regresar progresivamente a una moneda respaldada por oro."
... porque "disminuir", etc. no se consiguen (ahí va lo que faltaba por decir claramente:) sin una dictadura o sin al menos tener el poder de legislar, dos caminos que el propio liberalismo se la pasa y se la ha pasado denunciado (desde Mill hasta Bruni) como vías regias para acabar con la libertad formalmente ansiada y realmente agitada... a la vez que sueña e invita a soñar con un Poder puro, virtuoso o platónico no pronosticable por no decir imposible.
Lo declaren o no explícitamente, el anarcocapitalismo o el liberalismo democrático más radical no sólo no niegan el deseo de poder para cambiar las cosas, sino que incluso no niega la efectividad potencial del poder en su forma actual para hacerlo... Lo sé, lo sé, y no es esto lo que pongo en duda. Lo que señalo es que se cae de esa manera en la doble contradicción desconcertante de que ese poder (a) sea alcanzable y (b) sea liberador o salvador. Y digo que ello los coloca en el mismo terreno de la Utopía tendencialmente totalitaria en la que se hallaba el marxismo antes de Lenin... y ya se vio. ¿Que la verdad está con unos y demostró NO estarlo con los otros...? En fin... ese es justamente EL PROBLEMA DE LA VERDAD!
Para terminar, no puedo dejar de comentar otra manifestación a cuento: curiosamente, en el blog The Austrian Economics se ha publicado en estos días calientes un jugoso artículo en el que se pide (¿a quiénes?) "Please, just say no!", lo que se ha producido por una mayoría del orden del 10% en el Congreso Americano y es más o menos explicitamente celebrado por quienes desearan ese resultado y lo pedían... Lo significativo por encima de todas las cosas, como en cierto modo se reconoce en el mismo blog al día siguiente de la votación, es...
... que se ha votado NO... en aras de una vocación básicamente electoralista (el blog lo sabe y lo saben todos) de por lo menos el cuarenta y pico porciento de los miembros de esa institución (mientras que la mayoría del SÍ parecería un subproducto de la habitual disciplina de voto, llamada por ellos mismos conciencia nacional, que vaya Ud a sabersi es sincera en algún que otro caso. ¿De qué están pues los liberales radicales de enhorabuena? ¿De que el NO fuese un triunfo que respondía a la oposición manifiesta y viceral del pueblo a favorecer a "los tiburones mayores" y no afectar a sus bolsillos, los del contribuyente...? En realidad con lo contrario de lo que se defiende, es decir, con algo que los contradice.
Porque precisamente... ese electoralismo, esa predisposición de los autoproclamados y popularmente (electoralemente en realidad, que no es lo mismo) legitimados representantes políticos de responder a los deseos perentorios del pueblo (o a lo que así se llama) y que a veces no acepta eso de que "es bueno que haya diferencias" (Mill, Sobre la libertad, Editorial Edaf, Madrid, 2004, pág. 169) ni está dispuesto a esperar no ser ellos mismos sino a creer que serán sus hijos los que crucen la frontera de su clase social para... conseguir lo que los otros a costa de los traicionados, es decir, que... progresen), esa consideración de la voluntad popular era justamente uno de los peligros máximos para la libertad individual según John Stuart Mill, quien arrinconado por sus propias conclusiones acababa una y otra vez defendiendo la necesidad de "una fuerte barrera de convicción moral" (ibíd., pág. 61) como única garantía.
En las propias palabras de Mill, un subproducto de...:
"... el asentamiento definitivo, en este y en otros países libres, del ascendiente de la opinión pública en el Estado." (ibíd., pág. 169), es decir... de la democracia burocrática o sea la basada en representantes profesionales. Lo que deja hoy en día (y casi ya en la época de Mill), para aquellos que crean tener La Respuesta... la frustración que se derivará tarde o temprano de la espera eterna o la que seguiría a un renovado intento jacobino del uso de La Fuerza. Etc. Etc. Etc.
En fin, amigos, a esto quería llegar, de nuevo, por si sirve de algo y, como el mejor Mill proponía con el objeto de propender a mejorar las cosas sin mancharse ni traicionarse (ibíd., pág. 157), para continuar siendo un simple "excéntrico".
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