jueves, 26 de marzo de 2009

A Roma...

Dejo borradores, notas, libros releídos a medias, textos recuperados, más posts que antes iniciados, kilométricos como la mayoría, ideas que rondan y se depuran, preocupaciones un tanto obsesivas, sensación de haber hecho algunos descubrimientos que seguramente hayan sido hecho el amor con otros antes, tal vez muchos que nunca he conocido y que no conoceré y que hayan sido olvidados, y que, aunque parezcan nuevos, puede que sólo hayan sido apenas algo más rumiados... Dejo también medias historias nuevas y medias y enésimas correcciones, ficciones cortas y otras eslabonadas en una larga novela... Dejo todo eso en papeles y memorias electrónicas... pero me las llevo todas ellas en la cabeza, tal vez para repetirlas en algún papel en blanco (siempre los encuentro en los hoteles y en los bares), tal vez para desarrollar algún matiz o un apéndice, una rama, un color...

Nada del otro mundo, o sí, quién sabe... Simplemente, me voy por unos días a Roma, a Siena y a Florencia entre los objetivos geográficos del viaje, al reencuentro e incluso a más de un reencuentro, y también a más de una recuperación...

La motivación inicial y determinante es el cuento que llevo bajo el brazo, cuento que se supone en breve publicará la AEFCFT, para leer ante la picola audiencia que entiendo que se acercará a la convocatoria de ese desconocido que soy, parte minúscula a su vez de la también pequeña aunque mayor masa de adeptos a la ciencia ficción y a la fantasía que concurrirán este año a la Eurocon a celebrarse en Fiuggi (cerca de Roma); un sitio de termas, por lo que me han dicho. Se trata de un cuento que, desde que lo escribí, hace ya tiempo, sigue entre mis favoritos. y que titulé "Un puntito oscuro entre los cuatro mares". En él salen a relucir muchas de mis posturas... es decir, yo mismo. Como cada suceso del cuento, cada personaje y cada anhelo que los asaltan son, como yo y mis sueños, esos "puntitos oscuros" en mitad del Universo: es decir, meras insignificancias... Y no obstante, ¡cuántas veces conmovemos tanto como somos por otros conmovidos! Espero pues que les guste a los que asistan...

El resto... algo de vacaciones... de distancia relativa... con inevitables reflexiones de por medio... y placeres de la carne y del espíritu en buena compañía, tpor qué no confesarlo. Ya habrá tiempo a la vuelta para lo pendiente, si cabe... y si todavía mi amor propio (ese sentido de valorar el propio esfuerzo de algún modo) justifica que lo siga haciendo...

De modo que por ahora... ¡Arrivederci a tutti...!

5 comentarios:

Héctor Meda dijo...

Arrivederci Carlos y que te vaya bien el viaje ;-)

Hugo dijo...

Arrivederci, Carlos.

"Normalmente a los que me preguntan por qué viajo les respondo que sé muy bien de qué huyo, pero no qué busco. Si me dicen que entre los extranjeros puede haber tan poca salud como aquí, y que sus costumbres no valen más que las nuestras, yo contesto: […] que siempre se gana algo al cambiar un estado malo por un estado incierto y que los males de los demás no deben acuciarnos tan dolorosamente como los nuestros."

Michel de Montaigne.

José Luis Ferreira dijo...

Buen viaje. Salúdame a Galileo, en la iglesia de la Santa Croce.

Mary White dijo...

Y la fecha de regreso cuál es??????

Carlos Suchowolski dijo...

Gracias a tutti: dejo constancia de haber regresado hoy... En unos días... vuelvo a la carga (no es para menos. me llevé de lectura "La ciudad y el hombre" de Leo Strauss: una joya!!).