miércoles, 5 de marzo de 2008

"La crisis de nuestro tiempo"

Acabo de leer la síntesis de una descripción del mundo de mediados del XIX hecha por lo visto por Nietzsche y ofrecida por Leo Strauss en su "El renacimiento del racionalismo político clásico" (Amorrortu, Bs.As./Madrid, 2007, pág. 86) que estoy leyendo, descripción que me ha resultado tan radiográfica de nuestro tiempo que, en un momento en que está a punto de concluir el simulacro que inevitable y lógicamente llegará a su culminación el próximo domingo (un simulacro periódico sin duda civilizado de aquellas invocaciones ancestrales que hoy es tan poco procedente realizar en torno a un totem, pero que continúan tan latentes como en aquellos primigenios tiempos) me parece digna de ser difundida incluso con esa moderna técnica de marketing ideológico que se ha impuesto en los últimos tiempos, la así llamada "¡Pásalo!". Creo que lo merece por lo bien que está escrito, la gran cantidad de verdad que encierra y su vigencia evidente y hasta chocante. Os la "paso":


"La lectura de la plegaria matutina había sido reemplazada por la lectura del diario de la mañana: no todos los días lo mismo, el mismo recordatorio del deber absoluto y del destino elevado del hombre, sino cada día algo nuevo, sin recordatorio del deber ni del destino elevado; la especialización, saber cada vez más acerca de cada vez menos; la imposibilidad práctica de concentrarse en las muy pocas cosas esenciales de las que depende por completo la integridad del hombre; la especialización compensada por una falsa universalidad, el estímulo de todo tipo de intereses y curiosidades sin verdadera pasión, y el peligro de un filisteísmo universal y un conformismo rastrero."


Sin duda se corre el riesgo de que cada uno encuentre en la cita sus propios lemas o vea asomar en ella los cuernos del diablo y proceda sin más con los exorcismos de costumbre (ambas cosas sucedieron por lo que se sabe a expensas de los textos de Nietzsche y de Strauss entre tantos). Llámese "meme", llámese "llamada de atención", piénsese que apunta a "una salida" o que sugiere "la respuesta", o, por fin, se guarde hacia el texto desconfianzas de detalle (como en mi propio caso), pero, en mi modesta sensibilidad, creo que algo hay en esas palabras encadenadas que ciertamente me ha impactado.

Aún añadiré una cosa: sin duda alguna, un pensador como los citados (insisto, muchas de cuyas conclusiones no comparto esté quien esté equivocado), y como cualquiera que merezca ese nombre, no puede ser acusado de estar en los orígenes de movimientos políticos revanchistas que tienen suficiente con unos cuantos slogans sin contenido, ni tampoco con los posicionamientos idílicos que esos mismos pensadores hayan hecho en nombre de raptos psicológicos que desdicen su propia capacidad de pensamiento. Además... está visto que siempre será posible tomar un texto parcial y convertirlo en un slogan adecuado, ya sea para elevarlo y reverenciarlo como para condenarlo y enlodarlo. Así que... sigamos cabalgando.

9 comentarios:

Gregorio Luri dijo...

Como sabes tengo un trato con Strauss casi cotidiano desde hace años. Lo que he descubierto en él no es una doctrina, sino una perspectiva crítica para contemplar el presente. Él, de hecho, no escribe tratados, sino básicamente comentarios de textos ajenos, resistiendo así la tendencia casi natural del lenguaje a dar de sí un sistema.
Ahí está su originalidad y su grandeza. Lo que nos dice es algo así como: "Visto desde esta perspectiva, el presente se muestra mucho más vulnerable de lo que parece, míralo si quieres, pero no me preguntes qué hay qué hacer".

Carlos Suchowolski dijo...

Benvingut ante todo. Y sí, de acuerdo, he ido a tus posts del 2006 sobre Mr.L.S.; lamento no haberlo conocido antes, o a tí, y me congartulo de haber llegado a ambos. De todos modos, esperaré a tocar temas de más enjundia en cuanto tenga más elementos. Esto a pesar de mis "pasiones eoróticas" (nunca mejor dicho, verdad, al hablar de Strauss) que me hacen lanzarme sin más aunque sea con algo de cuidado. De todos modos, habrás visto cómo me cubro las espaldas: "no comparto todo", "comparto mucho menos aún lo que otros han creído compartir" o "han deducido que debían compartir", etc. Y sobretodo, la idea que he podido observar que le endilgan, de "llamar" a la "toma del poder" para "imponer su verdad". Aquí sólo hay una "relativa" parte de verdad, pero en esa "relatividad" está la diferencia entre Strauss y sus intérpretes. De esto me animaré más a hablar en no demasiado tiempo.
Un abrazo, amigo.

Váitovek dijo...

Carlos:

Tienes Meme, lo siento (Je, Je):

http://dhavar.blogspot.com/2008/03/
este-meme-s-que-mola.html

Carlos Suchowolski dijo...

Hola, he leído tu post y debo reconocer que de entrada me produjo un cierto repeluz. Como "devoto" de la letra impresa, una devoción un tanto "mística" sin duda, incluso fetichista, esas cosas me dan escalofríos; concretamente, declaraciones de "quemar libros" aunque sean (es obvio que no es tu caso, ya que tu te decantas por todo un aquelarre; sin complejos, sin mala conciencia). Es indudable que se trata de un prurito mío que toca teclas internas, como sucede siempre en cada individuo. Se trata de la vieja "virtud" de Sócrates y de sus coetáneos, de lo que hoy estamos convencidos, gracias a los datos de la ciencia y a la intuición que se apoya en el mundo hasta donde éste ha cambiado, que se trata de reacciones instintivas que tal vez vengan desde muy atrás, de persecuciones con hogueras a través de los bosques, de inocentes monstruos como el de Frankestein acorralado y asustado por la amenaza de muerte que brama al pie de la torre donde se ha refugiado, progromos, escenas de salvajes nazis en pasadas kaleborrokas, etc....
Claro que puedo tomar distancias, hacer un esfuerzo por separarme un poco de mis tripas, reconocer que a fin de cuentas "quemar un ejemplar" puede tener más valentía que una crítica, también impresa, absolutamente demoledora, acusadora e incluso condenatoria. O que, en todo caso, es lo mismo.
Hombre, lo cierto es que coincido en que hay libros que no deberían haber sido escritos, en concreto esos que se hacen como si no fueran libros, es decir, no para abundar en los intentos de trasmisión de conocimientos y experiencias, ni para aportar -a la vez y no sólo- conmoderes sentimientos, comoderosas descripciones, conmovedores enfoques y visiones particulares. Me refiero, claro está, a los "productos marketing" que hoy en día salen "como churros" de esas editoriales reducidas a fábricas de bienes de consumo (y que incluso intoxican los cerebros propensos a ese tipo de drogas tanto como los malos humos de las chimeneas fabriles). En cuanto a los demás, incluso los de Hegel, entiendo que son parte del "proceso" (que responden a la teleonomía humana a pesar de lo que se opine de ellos desde perspectivas ideológicas contrapuestas) y como tales merecen permanecer en las bibliotecas al alcance de los estudiosos y arqueólogos culturales el futuro; al menos las obras de pensamiento (la poesía, por mucha maestría que refleje, si sólo se ha puesto al servicio de la propaganda ideológica, acabará muriendo de muerte natural, con el propio movimiento en el que se ha inscrito... o será rescatada para slogans remozados algún día, sin que podamos impedirlo). De otro modo, la ausencia o la reducción del contraste nos llevaría a que se escriban de nuevo y quizás aún peor de lo que fueron engendradas. En cualquier caso, el "eterno retorno" siempre volverá a amenazarnos. En general, no me parece saludable borrar de la existencia humana ni siquiera el recuerdo evidente, explícito, de sus horrores. Mucho menos por tanto, lo que hoy y algunos consideren "errores" (yo entre ellos).
Entiendo que hay algunos matices más (por ejemplo los referidos a los que pongan el grito en el cielo como si ellos fuesen "puros" de verdad; me refiero a "la izquierda" que se las da de culta y humana) pero eso sería tocar todas las teclas y tampoco es eso...
Gracias por el "meme" en cualquier caso.

Váitovek dijo...

Carlos:

NO se trata de quemar todos los ejemplares de un libro, claro está, sino de tener la libertad y el valor de quemar un libro propio.Se trata de un acto de soberanía en sentido estricto.Hora es ya de dejar de asociar las quemas de libros con las que se han hecho desde siempre por Jefes y Brujos.
Esto es justamente lo contrario, un acto de destrucción de ídolos, de liberación.
El libro que así se quema es difícl que nos vuelva a subyugar.

Carlos Suchowolski dijo...

Eso estaba muy claro, porque no dudaba de tus intenciones, creo que reflejo que las comprendí incluso. Pero me sentí inclinado a mostrar precisamente los pruritos propios. Y fue genial que tu respuesta explicita llegara justo después de terminar de subir como post el comentario con un título que deja claro que coincidimos en las intenciones. Estoy de acuerdo con superar todos los remilgos que arrastramos, con ocultar las convicciones por evitar la "corrección", la soledad o la cárcel... tal vez alguna vez la muerte. Ya lo dije tantas veces, empezando por mi primera entrada, que ya está pareciendo que la busco de tanto exponerme. Y eso que no he terminado, no sólo con unos de los productos del mundo como sus libros, sino con el mundo entero.
Mira, acabo de decidir colgar un cuento mío publicado hace unos años y que viene muy a cuento. Ya me dirás qué te sugiere.

Nacho dijo...

Carlos, no sé si habrás leído a Adorno, pero viendo tu entusiasmo con Strauss quizá convendría indagar en este pensador, una indagación muy superficial me empuja a estudiarlo más adelante.

Creo que puede ser bastante provechoso, sobretodo en cuanto a la prospección del intelectualismo, la racionalidad y la irracionalidad.

Saludos.

Carlos Suchowolski dijo...

Perdona que no te haya contestado de inmediato, Nacho. En cuanto a mi entusiasmo por Strauss, es "relativo" (si se me permite usar esta palabra junto a su nombre) y se trata de un entusiasmo que se produce toda vez que me encuentro con una reflexión seria y desprejuiciada, que va más allá de los dogmas imperantes, que "hace (realmente) pensar". No obstante, creo que en algunos momnentos cae en lo mismo que pone en tela de juicio. Tal vez conciente de que no le quedaba otra opción que responder a la idiosincracia del grupo con el que se identificaba, tal vez porque el grupo en cuestión no sea el mío, tal vez porque no había logrado desembarazarse de unos cuantos mitos imperantes en su tiempo y/o no acabó de profundizar en algunos asuntos hasta su raíz, como creo que se debe hacer y es posible hacer, tal vez, por último, debido a que el marco temporal y su propia disponibilidad no le permitieron considerar aspectos que para nosotros y hoy están mucho más accesibles, un marco temporal que Strauss mismo consideraba importante de poner en la balanza de un análisis (aunque él mismo esto lo hacía a medias; al menso en lo que llevo leído).

En cuanto a Adorno, leí hace demasiado tiempo algunas cosas y recuerdo que no me convencieron. Es probable que ahora menos, pero le echaré una ojeada rápida (en cualquier caso, no creo que aporte gran cosa él y toda su "escuela"). Te prometo que en cuanto tenga alguna opinión más fresca te la comento.

Un saludo.

Nacho dijo...

Como su obra es extensa, me refería especificamente a esto:

Long before "postmodernism" became fashionable, Adorno and Horkheimer wrote one of the most searching critiques of modernity to have emerged among progressive European intellectuals. Dialectic of Enlightenment is a product of their wartime exile. It first appeared as a mimeograph titled Philosophical Fragments in 1944. This title became the subtitle when the book was published in 1947. Their book opens with a grim assessment of the modern West: "Enlightenment, understood in the widest sense as the advance of thought, has always aimed at liberating human beings from fear and installing them as masters. Yet the wholly enlightened earth radiates under the sign of disaster triumphant" (DE 1, translation modified). How can this be, the authors ask. How can the progress of modern science and medicine and industry promise to liberate people from ignorance, disease, and brutal, mind-numbing work, yet help create a world where people willingly swallow fascist ideology, knowingly practice deliberate genocide, and energetically develop lethal weapons of mass destruction? Reason, they answer, has become irrational.

Although they cite Francis Bacon as a leading spokesman for an instrumentalized reason that becomes irrational, Horkheimer and Adorno do not think that modern science and scientism are the sole culprits. The tendency of rational progress to become irrational regress arises much earlier. Indeed, they cite both the Hebrew scriptures and Greek philosophers as contributing to regressive tendencies. If Horkheimer and Adorno are right, then a critique of modernity must also be a critique of premodernity, and a turn toward the postmodern cannot simply be a return to the premodern. Otherwise the failures of modernity will continue in a new guise under postmodern conditions. Fuente

Supongo que habría que consultar el libro: Dialectic of Enlightenment: Philosophical Fragments (1947), M. Horkheimer and T. W. Adorno, ed. G. S. Noerr, trans. E. Jephcott, Stanford: Stanford University Press, 2002. (GS 3)

P.D: Había enviado un mensaje en tu post sobre el atentado y las elecciones, no sé si se ha perdido o es que lo he posteado en otro lado.