lunes, 14 de abril de 2008

El mismo Zirco, la misma direcZión y la misma buena Zuerte

A primera vista, ZP no sólo no cambió de Zirco sino que lo ha ampliado. ¿A qué cambiar un negocio que sigue dando muestras de prosperidad, de progreso, vamos? ¿A qué dar visos de seriedad si lo que ha triunfado es la payasada y la vacuidad, la inexperiencia y la ineficacia, la... perdón, el "¡Confíe en mí!"?

Es innegable el carácter tragicómico del elenco. No vale ni siquiera la pena considerarlo tema digno de crítica. Eso... se lo dejo a la superoposición que dice representar a la otra mitad de España. Por ejemplo, hablar o callar (cosas de lo políticamente correcto) sobre la ministra que dirigirá la guerra... la que toque... quizá ésa que no llegó a plasmar, la del "amigo" Chávez contra Colombia a quién ZP armó, no mucho en honor a la verdad. O la que cuente con la bendición de la inefable ONU. O que será quien decida, por qué no, el aporte de efectivos para marchar con Turquía contra esos impresentables kurdos que, mira por donde, lo mismo se merecen más ser nación que muchos otros que la consiguen o que dicen estar dispuestos a hacerlo. O que, con un poco de suerte, sabrá decir "¡Firmes!" y todas esa cosas de tanta enjundia propias de los cuarteles y las paradas y desfiles militares.

Es innegable que habrá situaciones divertidas, por ejemplo entre los dos ministros económicos, que tal vez estén ahí para recuperar las aventuras de Fofito y Miliquito o de algún otro (cinematográfico, eso sí, para que se justifique el "buenas noches y buena suerte"). Y por qué no con algún inesperado nuevo socavón, fisura o desenganche en algún punto del recorrido de esos tubos que, por fin, "de manera temporal", llevarán agua de donde sobraba a uno de los sitios a los que parece que se puede y cuyo significado se escamoteará bajo un nombre que en ningún caso puede ser "trasvase". Etc.

Pero lo que realmente es significativo, más allá de la aparente Broma General, es la persistencia en los objetivos y el grado en que, desde mi punto de vista, nos seguimos acercando: me refiero al objetivo del Plan Z tal y como lo definí en su día, es decir, a la pretensión del PZOE, con el liderazgo a largo plazo de Rodríguez Zapatero, de perpetuarse en el poder hasta el fin de los tiempos, en la mejor tradición de los populistas... del Tercer Mundo.

¿Lo conseguirá, será ZP el artífice del milagro en el seno de una Europa permisiva, respetuosa de "los asuntos internos" hasta más allá de los acuerdos de confluencia (algo que de paso nos acercará a la deseada entrada de Turquía, por ejemplo, en lugar de al contrario) e incluso cada vez más proclive a jugar al mismo juego (todavía muy timidamente, claro), el juego de la burocracia mentirosa y expoliadora que creíamos propia de la ignorancia extrema o de la desesperación aguda?

De momento, la idea de provocar a la derecha continúa (sólo así se pueden ver muchas de las designaciones ministeriales). Un objetivo que, más allá de la futura opción del "voto útil" al que el propio ZP optó con éxito, podría conseguirse forzando a la oposición, simplemente, a comportarse como un partido del régimen, es decir, en una palabra que para mí tiene mucho significado, un significado sociológico: burocráticamente; y, en una serie de ejemplos: asumiendo la misma táctica del adversario, aprendiendo de él, aferrándose a las posibilidades de la realidad política, pactando a cambio de un lugar al sol, adaptándose a los nuevos tiempos, etc. Algo hacia los que parece encaminarse el PP de Rajoy para "conseguir parecer y no sólo ser" (que sin duda ya lo era, es decir, ya era burocrático en el sentido antes mencionado).

Tal vez ZP sea suficientemente hábil como para darse cuenta, tal vez ya lo haya hecho, y en lugar de buscar la ruptura del partido ahora busque sólo la de sus bases. Tal vez se produzcan las dos cosas o parte de los votantes más consecuentes y principistas se queden sin representación. En cualquiera de los casos, ZP lo habrá conseguido. Lo demás le será indistinto, o eso cree. En todo caso, por ahora le es igual. Total... en dos años la economía volverá a permitir tapar los agujeros que deban producirse para salvar la papeleta de los sindicatos. El miedo al paro puede ser también muy bien utilizado para que los que queden fuera sean olvidados.

En fin, seguiremos atentos a la marcha de las cosas. Es decir, a la inevitable marcha hacia el absoluto desconcierto y la derrota. Bah, tal vez no seamos muchos los que lo sintamos así. No sería la primera vez que unos pocos se creen expresión de una mayoría que al final no existe.

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