domingo, 12 de octubre de 2008

"La Crisis", un nuevo Mar Rojo hacia una nueva Tierra Prometida

En un artículo reciente de George Dyson, publicado en Edge, se comenta el fenómeno de la multiplicación infinita de productos vendibles característico del capitalismo y de la industrialización que en él se inscribe (que, como bien extrapoló Lepenies en unas de las páginas más rescatables y sustanciales de su libro a partir de los escritos de Sainte-Beuve, abarca hasta la producción de la intelectualidad en sí misma así como la producción impresa que ésta genera de sí, algo que igualmente se menciona en el artículo y creo que tiene una enorme importancia en relación con el tema que me desvela (1). El tema ya había sido tratado, según nos dice Dyson, en 1932 por John Von Neumann de un modo no ausente de optimismo hacia el sistema, y también sale a relucir en él el símil del juego de las sillas.

Todos los que se han volcado, profesionalmente o no, lo hagan o no para atacar parte o la totalidad del sistema capitalista o su actual fase, coinciden al tratar el tema de la "crisis" en la idea de que "el sistema se ha extralimitado" dejando sin silla a muchos en cuanto la música se ha detenido. De repente, se tiende a redefinir el sistema como circunscrito a la producción "real" y no a la invención de "productos fantasma", que serían los que han hecho caer el castillo de naipes. Para evitarlo, se pide justamente al Estado o a quien tenga autoridad sobre los individuos a que restrinja el campo de operaciones para que ello no vuelva a ocurrir y las crisis no vuelvan a perturbar nuestros apacibles y paradisiacos sueños. Pero... ¿cómo definir propiamente lo que se suponía que definía de por sí... el mercado? ¿Es "real" un producto de muy escasa durabilidad que exige ser repuesto cada vez en menos tiempo? ¿Es justo que una fábrica de tales productos exista o que crezca sin cesar para producir cada vez más unidades desechables? ¿Qué es capitalismo y qué escaparía a la definición? ¿Cómo es que volvemos una y otra vez a la idea de que la moral debe estar por encima del juego social y evidentemente residir en "una autoridad", obviamente "virtuosa", "racional", "justa", "incorruptible", etc., y que a fin de cuentas "ése" sería "el verdadero o único problema"? ¿Es que necesitamos pues lo que precisamente hoy "comprueban" como cierto y justo los señores del Islam y sus locos seguidores -"¡Dios nos libre de ellos!"-: una ideocrasia que establezca la idoneidad de los actores y de sus conductas?

¿Vamos acaso en esa dirección y son los Bush y los ZPs, los Evos y los Chávez, los Obama y los Sarkozy, etc., los líderes que nos llevarán, esta vez desde arriba, hacia un nuevo mundo de tranquilidad y progreso ilimitado, en paralelo y en competencia con los dirigentes rusos, chinos, birmanos, iraníes, etc., que ya iban por ese buen camino?



Notas:

(0) Sobre la ilustración: este post ha sido ilustrado con una imagen de la coleccion de las tablillas denominadas "stocks" correspondientes al Exchequer del siglo XIII que están depositadas en el National Archives de Londres y a cuya historia se refiere el artículo de Dyson.


(1) De esto trata asimismo Roger Chartier de manera específica (en la conferencia mencionada y en "Inscribir y borrar" que está en mi pila de próximas lecturas) y es objeto de algunas otras investigaciones que se van enlazando y sobre las cuales, dicho sea de paso, pienso profundizar de aquí a un tiempo, una vez que haya ajustado cuentas con estos asuntos un tanto periféricos pero iluminadores sobre la metamorfosis burocrática que se le ofrece a la intelectualidad residual de nuestro tiempo.

9 comentarios:

Váitovek dijo...

"They constantly try to escape
From the darkness outside and within
By dreaming of systems so perfect that no one will need to be good."
T.S. Eliot.Choruses From The Rock

Carlos Suchowolski dijo...

¡Pocas cosas tan gratificantes como su aparición por estos lares, amigo Sr. Dhavar! Y sí, eso es lo que prometen nuestros nuevos sacerdotes en una variante superior del gatopardismo: cambiar cosas para que lo principal no cambie y en lo posible para hacer más fuertes a los dirigentes del "cambio". Lo cierto es que se necesite o no, ser "buenos" servirá de poco.

Váitovek dijo...

En las monarquias - vease La Biblia-, al monarca sólo lo refrenaba el temor al castigo de los Dioses.

Luego, la idea democrática era que el gobernado mismo fijase los límites al gobernante, mediante "la elección"(si no haces lo que digo, no te elijo), y , todavía peor, porque "lo representaba" (Jua, Jua, te mando porque tú me mandas hacerlo, es para descojonarse).Todavía se oyen las carcajadas de los gobernantes en todo el éter.

Y así nos va.Tenemos monarquías absolutas electivas- y el grupo de elegibles disminuye con cada generación-, con tendencia creciente a formas de sinarquía -fascismo en sentido estricto-, pero encima el discurso justificatorio también está entregado y cancelado.Gran negocio, la historia política del experimento transitorio que dióse en llamar "democracia".
Por ejemplo, sabe alguien que se ha otorgado inmunidad al Agente del Tesoro encargado de ejcutar el PLan Paulson? A que no?

http://dhavar.blogspot.com/2008/02/
por-qu-ticio-obedece-cayo-captulo.html

Saludos muy cordiales

Carlos Suchowolski dijo...

No sé si valdrá de algo, no sé si es pura respuesta al imperativo de los propios genes, pero me siento forzado a seguir ahondando en causas y concatenaciones. Y no siento que sean explicativas el deterioro de la condición humnana, sus traiciones a un supuesto ideal de virtud o a los dioses, su pereza, su codicia, etc. Si la idiosincrasia humana es la que está en la base de lo que sufrimos todos (y de la que se benefician muchos, y no sólo los más poderosos como se pretende hacer creer), a las élites sensibles nos queda el exilio (¡¿a dónde queda espacio libre?!) o la resignación o la queja que nos llevará a las mazmorras, la tortura o la muerte... y todo inútilmente... ya que nunca venceremos a las masas ni, de vencerlas, evitaremos caer en lo que los demás dictadores "bienintencionados". Y esto sin contar con la imposibilidad de que se dirima en nuestro favor, de manera taxativa, que los "sabios" somos nosotros... a pesar de creérnoslo.

En fin, piezas todos, amigo mío: sigamos jugando.

Carlos Suchowolski dijo...

¡Lo de Paulson es ciertamente de lo más ilustrativo y significativo, sin duda!

Váitovek dijo...

No me considero élite, ni sensible ni insensible.Soy gobernado, súbdito y miembro por tanto de la masa.

Carlos Suchowolski dijo...

No queda otra, pero... la llamita no se apaga... ¿o no? Y por eso... "nos quejamos".

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Como he leído en otra parte, el capitalismo no se extinguirá como sistema... porque no es un sistema. Es lo asistemático, lo fortuito y lo anárquico regulado a "posteriori"; un régimen económico con escasos presupuestos (los mínimos para que el comercio sea viable) y una flexibilidad ideológica casi infinita.

Carlos Suchowolski dijo...

No estaremos usando la misma definición de "sistema", pero, además, en cualquier caso: ¿existe o existió fuera de lo conceptual o mental o formal algo que pudiera ser llamado "capitalismo puro"? ¿No nos encontramos con "estados" sociales que podríamos llamar "capitalismos" y que para distinguirlos debemos añadir "algo más"? Y si tratamos de lo real, no se trataría de estadíos de la sociedad que podrían, como los demás, colapsar y dar de sí algo "diferente" que no podemos imaginar y que quizá conserve algo de su estadío anterior que podríamos seguir llamando capitalista pero que sería resudual?