lunes, 26 de enero de 2009

Retórica de primera calidad, mentiras a la enésima potencia.

Coincido en cierto modo... ¡"el cambio ha llegado a América"! Pero... no pienso que sea ni mucho menos el que se publicita. Y, pecando de realmente riguroso, no se puede decir que haya llegado, como dijo él mismo, con Obama, el 44-avo. representante... del "sueño americano". Salvo... que se acepte la palabra "cambio" para indicar... un nuevo incremento de la mentira que tal vez y en cierto modo habría alcanzado en todo el mundo un nuevo hito cualitativo de esta era de crecimiento burocrático que quizás podríamos muy bien denominar... ¿"tercermundización"?, ¿"marketinguización"?, ¿las dos cosas?

En una primera aproximación al tema, me centraré en el discurso "fundacional" que se conoce sólo como "inaugural":

Lo primero que dijo Obama es que Occidente debía permanecer alerta, que lo amenaza un peligro fundamental que las condiciones imperantes tornan especialmente inminente, un peligro que debe ser aventado con inteligencia oportunista y con un gran frente común. Hay que salir de la crisis, más que para acabar con el sufrimiento de los afectados para no caer en unas condiciones aún peores. Por ello habrá que aceptar perder algo para no perderlo todo.

Ese es el sentido indudable del primer párrafo con el que abre su discurso. Pero, ¿hasta qué punto cree en lo que dice y no es fundamentalmente un escudo tras el que piensa situarse para avanzar en su propia ascensión irresistible, precisamente irresistible porque se escuda en la representatividad, esa de la que se podría decir aún sin fe religiosa alguna, sabiendo en fin que no sucederá, "que Dios nos libre"?

¿Acaso Obama no crea que los EEUU sean invencibles, como se puede ver por el contrario (aunque sea parcial y temporalmente) por medio de esa pequeña muestra de occidentalidad triunfante que demostró ser Israel, y que está incluso más que simplemente alejada de la acción de las bombas a diferencia de ese Estado? ¿Acaso no se siente seguro, como inclusive se siente Israel, de tener la capacidad (y ya veríamos si también la decisión) de barrer del mapa a Irán, igual que a Corea del Norte o a quien esté dispuesto de verdad a dar el último paso en el sentido nuclear del término, si fuera necesario? ¿Acaso no se siente seguro de saberlo con tiempo suficiente y en todo caso a adelantarse antes que a correr el riesgo de una destrucción real?

¿Quién lo duda? Obviamente los ingenuos... O los que prefieren no ver las particularidades de la realidad que esos temores ayudan a ocultar con el precioso fin de no sentirse culpables. ¿Culpables? ¿De qué? ¡Ah, ése es el drama de muchos, ésa es la tragedia humana! ¡La cosa, en realidad, llega hasta ese punto!

Pero veamos la jugada de Obama otra vez de cerca y dejemos que quienes no lo vean así puedan decirnos con detalle por qué y en qué se basan en lugar de rebuznar una y otra vez lo de siempre, de decir una y otra vez cosas del estilo del "¡Viene el lobo!" mientras el pastor tiene a su vera un buen fusil de cañón doble que en todo caso vacila en usar porque ha estudiado lo suficiente como para que en su decisión de actuar predomine "el cálculo".

Obama, que propone como arma fundamental contra "los problemas" mencionados "la unidad", hace a continuación una separación tajante entre aquellos con los que se identifica a a quienes en realidad promete representar y "los otros". Los suyos serían sin duda los descendientes de aquellos que llegaron por el mar hasta esa tierra que de hecho parecería haber estado deshabitada hasta el momento del desembarco: esos que soportaron los latigazos y se hicieron llagas en las manos arando una tierra que no habría dado frutos hasta después... Se trataría pues de los robinsones que al parecer habrían recalado en esas playas de la esperanza por decisión propia y no como en realidad fue, al menos para esos que aguantaron el látigo... Porque, en realidad, esa tierra estaba ocupada por quienes compraron y/o explotaron la mano de obra, la fuerza de trabajo, de esos seres esclavizados de su propia raza, traídos encadenados de África, por cargueros esclavistas, obviamente contra su voluntad, así como la fuerza de trabajo de los que vinieron después, expulsados por las guerras, la miseria y hasta la persecución que campeaba en Europa.

Obama, pues, cuenta una historia en la que ni siquiera se digna a curiosear (y eso que llegó ampliamente al cine) y que repite del texto que muy cuidadosa, minuciosamente, prepararon sus asesores; algo tan delicadamente realizado como el resto de sus apariciones físicas y verbales prefabricadas por su aparato con las técnicas más avanzadas de márketing y propaganda.

Pero sin duda, algo hay de verdadero, de sustancial, algo hay que se pueda leer bien leído y que sea cierto: el frente unitario contra los peligros que afectan a Occidente y a su baluarte principal no se dirige sino en contra de esos que de repente han sido como borrados de esa tierra a la que llegaron los tatarabuelos de los llamados a formar, en contra de esos fantasmas de momento excluidos del discurso y de las referencias históricas cuyos tataranietos que se habrían cebado en "la codicia" y eligieron "lo fácil"... llevándonos hasta esta peligrosa Crisis (una diatriba moral, al fin, que ya es vox populis hoy en día). Fantasmas que, mintiendo de nuevo, no pretende ni de lejos exterminar, al menos de raíz, y nada más ni nada menos porque no puede ni le interesa, porque no es compatible con lo que en realidad pretende (y en el fondo pretenden hasta los que se dicen "radicales" o "marxistas", lo que de todos modos es un asunto aparte). Fantasmas con los que sin duda alguna pactará del mismo modo que han pactado y pactarán todos los gobernantes de Europa. Y con los que estos se suban a los yates o se dediquen a jugar al golf mientras "hacen tiempo" hasta la llegada de las investiduras oficiales (y para que entretanto escampe) mientras una u otra parte del mundo resulta un tanto conflictiva para las declaraciones. Fantasmas como los que esperan mejorar sus ingresos gracias, por ejemplo, al invento de "La Paz" o al del "Calentamiento Global" que tan buenos negocios y tantos buenos puestos privilegiados han producido y producirán en todo el mundo para la clientela amiga; en todo el mundo sin excepción. Sin duda, por algo para Obama el problema "no es si el mercado es una fuerza del bien o el mal". Por algo, en fin, inscribe esa frase en su bandera.

¿Hacen falta datos más precisos o basta con las sugerencias? Supondré que bastan para no convertir esto en otro ensayo; a fin de cuentas, nadie que no quiera o no pueda ver... verá (aunque volveré sobre otro aspecto, muy significativo, de la frase que he transcrito en último término).

Obama dice: el problema no es si el gobierno es grande o pequeño, etc., y vuelve a mentir... no le queda otro remedio. El dice que lo importante es que funcione según la teoría, según su contenido conceptual (la definición platónica del Leviatán ya fue reiteradamente rescatada, sí), pero ni queriéndolo es posible que se haga más pequeño. Obama apunta a los Republicanos de McCain cuando habla de los cínicos y de los que proponían y proponen reducir el Estado, pero no les dice que son utópicos, como lo es por cierto él, sino que no es esa la cuestión. Y en esto miente, porque lo que está demostrado a lo largo de la Historia es que "el monstruo", ese dios mortal y ansioso, no puede reducirse sino todo lo contrario y que, esto es lo más significativo, no puede funcionar... no sólo en el sentido estricto de sus funciones administrativas asignadas sino en el de procurar el bienestar general (¡la gran mentira platónica de Hobbes y de todos los gobernantes que se justificaron en sus teorías mentirosas y sobretodo desconcertantes!)

"La cuestión para nosotros no es si el mercado es una fuerza del bien o del mal", dijo textualmente. ¿Por qué? ¿Será porque se siente al margen de sus mecanismos, perteneciente a algo que está fuera, y realmente por encima del mismo, capaz por ello de "controlarlo" y "reeducarlo"? Si duda, sin duda Obama pertenece a esa fuerza de intervención, a esa fuerza externa al mercado que en realidad ha existido siempre, siempre asociada a la sociedad moderna de la que el mercado es no sólo la otra parte, digamos la parte ciega o irracional ante la que el Leviatán cree poder poner cordura, racionalidad, como asumieron John Stuart Mill y Adam Smith, sino, y sobretodo, como la parte inseparable, la parte que ha crecido con él, que se ha alimentado con él... y con la democracia a él también asociada. Es la santísima trinidad sin duda, y Obama pretende ser su nuevo papa.

Y como no podía ser de otro modo, hay abundante retórica idílica y mentirosa de relleno de esa que se viene repitiendo desde todas partes hasta la saciedad. Las llamadas al esfuerzo de los ciudadanos apenas si son una invitación a la resignación, el altruismo que se pide es vacuo y mentiroso, porque no es cierto que el mismo haya sido el que contribuyera al levantamiento de los EEUU y menos con un peso tan notable. Lo pueden testificar hasta las más modestas películas del Oeste cuando no las de gangsters. Al menos habría que reconocer que hubo de todo, hasta Gulags en Norteamérica (como queda en evidencia en la última película de Clint Eastwood, "Intercambio", que vi el pasado fin de semana y que vale más a mi gusto como documento que como arte, y que hizo decir, aunque no crea, "que Dios nos libre" de la representatividad).

Pero esas mentiras retóricas hay que perdonarlas por comunes y habituales además de que no van a ningún lado: hoy eso se escucha como relleno y la gente las toma como tal.

En todo caso, más allá de las alusiones sensibleras, Obama está ahí para desarrollar un plan en cuyos resultados no tiene la menor confianza y en cuyo nombre tiene, sin embargo, el firme propósito de conservar e incrementar el poder de su grupo dominante. En esto hace frente común y hará frente común con todos los gobernantes del mundo... haciendo al mismo tiempo todas las trampas que sean necesarias a diestra y a siniestra. Lo que mandan en Obama como en otros de su mismo pelaje, es ese objetivo único, maquiavélico, mejor dicho "bonapartista". Eso parece estar fuera del discurso, aunque no lo está del todo.

Es cierto, por que no quede, que el país de Obama es tal vez de los muy pocos, al menos hoy en día, en donde un Husein es investido presidente mientras en muchos otros un John o un Christian no tienen la menor posibilidad de ser ni la mitad. Pero no nos confundamos, no le pidamos peras al olmo, no nos ceguemos por las posibilidades imaginarias de la magia y no olvidemos que eso es sólo un resultado histórico que permite no sólo explicar a Obama sino explicar a muchos otros Huseins. Y otra cosa: que tal vez pueda explicar incluso los hechos que se suceden últimamente como manifestaciones de esa "tercermundización" a la que aludiera al principio, que no pretende ni mucho menos referirise a la negritud de la piel de nadie sino a la consideración que de esa negritud hacen quienes la ponen en el asta de la bandera... entre muchas otras cosas que antes se veían puntualmente hasta en USA (vuelvo a recordar "Intercambio", vuelvo a recordar la novela americana de Robert Penn Warren, "Todos los hombres del rey"), con prácticas hasta hace poco reservadas a los países del llamado Tercer Mundo que ahora parecen generalizarse, donde la autoridad acaba tergiversando en los hechos los mecanismos democráticos instituidos que les permitieran alcanzar la cumbre del poder, aunque nunca vituperándolos en los discursos como estilaban los fascismos sino más bien prometiéndolos en lo social como los socialismos. Discursos que siguen y siguen haciendo referencia a la representatividad, aunque para utilizarla como mera legitimación de los abusos y de los recortes reales que ponen en práctica, de la libertad ante la ley, de la libertad política, esa que no derogan por lo dicho, porque les sirve mucho más escrita, porque les sirve de referencia... pero que cada vez complican más y violan lo más legislativamente que le permite la relación de fuerzas en su propio campo. Esto entre las manifestaciones principales...

Algo que suena, ciertamente, demasiado cerca como para no comprenderlo; demasiado a la vista como para creer que lo importante son las diferencias esas que se dice que "dan envidia" (¡vaya pelmazos y oportunistas que pasan por ingenuos!) Deberíamos comprenderlo todos, aunque esto debe tomarse como una forma de decir con la que no quisiera ocultar mi escepticismo (es decir, mi "relativa seguridad" basada en mil razones); que (también de eso) "¡Dios me libre!".


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Adendum (27-1-09): Ya se habrán enterado: Obama ha comenzado a sugerir que se sumará a la campaña por la "alianza de civilizaciones", esto es, otra pirueta que nos dará que hablar de la mentira y el desconcierto.

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