El caso de los superexplotados chinos que salió a la palestra muestra a mi entender algunas cosas relevantes que me gustaría destacar.
El primer lugar, y al margen de sus resultados extremos, situemos el suceso en su contexto real, el capitalismo burocrático, que en China sólo ha incrementado el porcentaje de gestión privada con relación al total que antes tenía un predominio de gestión estatal (desconozco los actuales porcentajes.)
China no ha dejado del todo de ser un Capitalismo de Estado, pero no por eso se producen esas situaciones de superexplotación ya que éstas se han producido y se producen más o menos marginalmente bajo todas las formas del capitalismo (lease alguna novela de Charles Dickens) y seguramente han coexistido desde un primer momento en la China de Mao, más allá de la instauración de su Capitalismo de Estado.
Cierto que esto muestra lo primitivo y tercermundista de su capitalismo, pero también resulta interesante observar que ha sido reprimido. Y esto muestra hasta qué punto las autoridades chinas entienden que el sistema empleado por ese particular capitalista rojo sea el adecuado para una producción eficaz. Más allá de los aspectos morales y culturales. Es decir, que la productividad no “nace de la boca de un fusil” colocado a la espalda del obrero.
Esto es relevante y propio de la evolución del capitalismo, que hace tiempo comprendió que una economía sofisticada y la producción de tecnología avanzada no se pueden basar en la superexplotación.
Sin duda China acabará viendo pronto el surgimiento o proliferación de huelgas obreras (no tengo datos pero tal vez ya se han producido algunas) y de sindicatos independientes (y burocráticos, claro), o sea, recorriendo el camino del desarrollo occidental. Lo que no creo es que esto se vaya a realizar en China por la vía de la democratización equivalente o en paralelo con un proceso de esa índole, y esto es lo que debemos denunciar porque no es ni lo marginal ni lo que tiende a ser superado (o tolerado sobre todo si se trata de amiguetes o hijos de funcionarios), sino lo que precisamente creo que irá a más, que refleja la tendencia que yo creo se está imponiendo en todo el mundo.
Precisamente, creo que transitamos una nueva etapa del capitalismo burocrático que se basa en el agrupamiento de todos los gestores sociales bajo el paraguas de una ideología dominante bajo tutela del Estado, Una ideología única a la que todo líder social debe estar previamente adscrito para serlo y seguir siéndolo. Es decir, que para ser capitalista en China hace falta ser un capitalista rojo en primer lugar. Si se observa como en el caso de Indonesia hace falta ser islamista para ser banquero, o si se mira con detalle hacia dónde Chávez pretende conducir a Venezuela (un buen modelo no sólo para otros países de latinoamérica en general sino para la Cuba futura), o las veleidades (frenadas por ahora) del actual gobierno turco, se tiene un panorama que parecería avalar la existencia de esa tendencia ganadora. Me animaría a afirmar que en España hay quienes sueñan, más o menos indirectamente, con estos futuros.
Nota: esta entrada se inspiró en la publicada por Chesk en su blog sobre el mismo tema y en donde dejé esto como comentario. Gracias también por cederme la foto.
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