martes, 31 de julio de 2007

La "Alianza de civilizaciones" y la guerra real a la que sirve

Antes, algunas precisiones señaladas en capítulos anteriores:

La humanidad no ha sido nunca UNA. Lo único que es UNO es...
el grupo al-que-uno-pertenece.
Sartre decía que "...hasta las mismas indeterminaciones se hacen militantes de partidos contrarios." (Carta a Camus.)

Y es que cada grupo se considera "el pueblo elegido" cuando no simplemente... La Humanidad.

Razas, clases sociales, naciones (o nacionalidades), civilizaciones... sexos... fueron y son antagónicos per se. En realidad: porque se ven y sienten diferentes, se extrañan y luego vienen los manipuladores para exacerbarlas y sacarles partido. Ahora bien, esas sensaciones son REALES y NO desaparecen ni con el tiempo ni con la cultura, sino que a lo sumo se reprimen en nombre de la RAZÓN, es decir, de algo muy endeble. Eso es así porque...

... el grupismo (o grupalismo) está en los genes.

En todo caso, el único mito que podría hacer de la humanidad un grupo único sería un "encuentro en la tercera fase". Y no por mucho tiempo ni consiguiendo la desaparición de todos los grupos menores muchos de los cuales le sabrían sacar partido incluso a esos "encuentros".

Sí se puede destacar una actualización (además de la vergüenza y la represión mencionadas que, mirad por dónde, son un signo de... civilización occidental): hoy en día, predomina el factor ideológico, y esto hace que los grupos se redefinen en función NO de pertenencia social propiamente dicha sino de alineación o adhesión. Me refiero a que se acepte en el grupo a quien se declare partidario aunque la realidad no lo acompañe.

Así, cuando se trata del grupo de los feministas... pueden haber no sólo hombres sino incluso un gobernante ista... ista... realmente machista. Si se trata de los ecologistas, entre ellos puede haber un Gore dueño de una mansión repleta de bombillas (¡uy, con lo feas que son las de bajo consumo!), ah... e incluso un presidente que se sumó a la protesta haciendo apagar (al parecer) 5 minutos las luces de la Moncloa (y si no fue así, qué más da: eso se dijo.) Cuando se trató y se trata de partidos obreros, con su típica modernidad, por supuesto que caben los burgueses (más o menos ex) y por descontado los burócratas corruptos, cuyas propiedades están siempre a nombre de interpósitas personas o directamente del Estado, para su uso y abuso personal. Y en cuanto a los partidos comunistas, ahí está el chino, que abre sus puertas a los capitalistas siempre que sean "rojos", mientras en otros lugares del mundo, sólo se puede ser del grupo de los banqueros y capitalistas si y sólo si se profesa el islamismo, mientras que en otras éso es necesario hasta para ejercer de simple ciudadano. Por último, para no abundar, hay donde se pertenece al grupo revolucionario con sólo gritar con los demás "Patria o muerte, venceremos", etc.

Desde que la complejidad social desplazara el poder por la fuerza directa por el poder político, cada vez se toma menos en cuenta la conducta o el ser social como no sea para justificar un mito simplificado y simplificador.

Hoy, por ese camino, hemos llegado al punto en que lo único que se considera significativo es la adhesión formal a una mentira alambicada de la que en muchos sitios se acaba en la traición, luego en la cárcel o el exilio, en la huida o la muerte.

Eso sí, hay un premio a la amoralidad: si el grupo triunfa, ya habrá para todos sus leales una parte del botín... lo que a fin de cuentas les poseedores de una configuración social específica basada en privilegios y buenas relaciones. Una parte del botín... aunque, a veces, sólo las gracias por los servicios prestados; pero ésta es otra historia.

Por eso, la famosa "alianza de civilizaciones" (por fin vamos a ello) contiene, como toda definición grupal contemporánea, un buen número de falacias bastante mal anudadas (porque como ya dije: es típico pero también conveniente.) Vemos esto más de cerca.

ZP, Kofi y el Gobierno turco han urdido sin pensárselo dos veces (al menos en lo conceptual y no en lo táctico) "una alianza" aunque, dado lo dudosamente "bien" que en general se expresan, nos hacen pensar (y creer) que debieron llamarlo más correctamente "pacto", incluso "pacto de no agresión".

Porque lo cierto es que las civilizaciones a las que alude la propuesta están realmente enfrentadas, como mínimo en la polémica, como poco en torno del petróleo, y como debe ser, en torno a las costumbres, precisamentente antediluvianas, discriminatorias y crueles (como poco) las que una de las dos asume como rasgos culturales que se deben respetar (sin contrapartida, claro) y que incluyen prácticas de las más repugnantes para los buenos sentimientos de todo ser humano... al menos cuando se refieren al dolor del propio grupo (lo siento pero aquí debo dar un ejemplo claro: estoy seguro que un espécimen de macho fundamentalista se alzaría contra la injusticia de rebanarle el pene a un hombre por pegar a su mujer. Por ejemplo. Lo que demuestra que un sentimiento de esa naturaleza es general y propio de la raza humana. Fin de la digresión.)

Sin embargo, "una alianza" sería la que se establecería entre unas... contra otras... Y esto no nos queda nada claro a partir de los propios discursos aliancistas: ¡entre cuáles, contra cuáles! Esto debería hacernos reflexionar y luego concluir conque tal vez no todo sea tan confuso como capcioso, es decir, políticamente ambiguo con intencionalidad, y tan sólo con una sutil redefinición de las "civilizaciones" involucradas . Algo, nuevamente, típico de las definiciones contemporáneas que se atribuyen los grupos a sí mismos y a los otros.

Por de pronto, es inmediato observar la existencia en España de un gran bloque "cromagnon" enfrentado a muerte con el que recibe la acusación de "neandertal" (¿o era "gótico", "cavernario", etc.?) para conseguir merendárselo como sea: el bloque anti PP en el que los propios mentores e inventores del mismo incluyen a la llamada "insurgencia irakí" (como si hubiera una sola) y hasta a los sospechosos (todos los sospechosos) de perpetrar el asesinato en masa del 11 de marzo (porque, desde el punto de vista de la alianza, estos sólo serían tan radicales como los de la banda opuesta con un criterio claramente bonapartista -Eisenstein, "Octubre 1917" y Lenin en varias obras- que los preside, y, como ellos, también podrían ser rescatados para la causa de la Paz y de la Convivencia. Basta una firma de adhesión o algo equivalente.)

Ese bloque enemigo, es identificable con la "alianza enemiga" a la que se pretende combatir mediante la "alianza de civilizaciones", ya que tiene también, ¡cómo no!, al imperialismo yanki dirigido por Bush, ¡por suerte un auténtico imperialista yanki y no como esos demócratas que ya veremos cómo se los podrá acusar de lo mismo si ganan las próximas elecciones si es que no se "alían" del todo! ¡Es la "alianza de las Azores" a la que los "más radicales", al parecer y comprensiblemente, castigaron el 11-M!

Es obvio, pues, que no se trata de "un pacto" entre civilizaciones, de "un pacto" de tolerancia mutua (bajo cuyo supuesto opera según sus verdaderos objetivos), sino de un llamamiento a una "alianza" real de una parte del mundo contra la otra parte.

Una "alianza" de un conjunto de grupos burocráticos pertenecientes parcialmente a la civilización occidental y al tercer mundo contra otros que no sólo pertenecen también a la primera sino que son su expresión más avanzada en el presente y según los principales parámetros objetivos por los que sin duda ha alcanzado un puesto dominante, hegemónico y "opresor (económico en todo caso) de los pueblos".

Ahora bien, si hiciéramos una lista de elementos comunes y no comunes y buscáramos entre los primeros su mayor exponente (una operación matemática sui generis) hallaríamos que la ideología es la candidata principal al puesto de lo que los une o identifica como miembros de esa "alianza". Una ideología que precisamente gusta de confundir economía y política y habla de "explotación del hombre por el hombre" como de algo superable mediante un golpe de estado y una burocratización extrema de la sociedad, algo que muy pocos ya se creen pero que muchos son empujados poco a poco a admitir. Una ideología que ha crecido y se ha ido reconfigurando a partir de eso que D. H. Lawrence consideraba propio de la mentalidad de las masas necesitadas (y esto en el año 1925 más o menos, "cuando la revolución de Lenin era una noticia reciente" según apunta Leavis), algo que lo llevaba a preguntarse:
"... ¿Cómo es posible separar la pasión por la igualdad de la pasión por la codicia, que comienza con la lucha por la igualdad de posesiones?" (citado por F. R. Leavis en "D. H. Lawrence, novelista", Barral editores, Barcelona, 1974, pag. 126)
... y sobre esa base a escribir "una de las obras más sorprendentes de originalidad creadora que existan en el campo de la novela", como Leavis (ibíd., pág. 205) caracteriza a "Women in love" de Lawrence en donde un aparente ZP llamado Thomas Crich es desmontado al menos por inoperante, ya que, como remata Leavis:
"La falacia, el idealismo, no es solamente una excusa sentimental para con uno mismo y una evasión de la responsabilidad. Lawrence nos hace ver el fenómeno como nocivo para la vida, la cual, víctima de la maligna e inevitable lógica, sufre una tremenda derrota en la persona de Christiana Crich." (ibíd., pag. 226)
Pero no estamos en 1925, y Mr. Rodríguez Zapatero no es un "idealista" que pretenda "negar la verdad esencial" y sea por ello "traidor a la vida" (íbíd, pag. 231.) No, no exactamente: la burocratización ha ido más lejos (retomando eso sí viejas prácticas y remozándolas) y aquí no hay idealismo ingenuo sino manipulación maquiavélica revestida de idealismo trasnochado y falsa ingenuidad. A ZP, en un grado digno de figurar en el libro de los records, pero a todos los burócratas que llevan la batuta en mayor o menor medida, les da igual decir hoy una cosa y mañana lo contrario, mentir y desconcertar, destapar una tras otra las planeadas cortinas de humo del Plan Z (como la del espía y tantas anteriores), prometer e incumplir (ya se hallarán explicaciones cuando llegue el momento: algún traidor, alguna zacadilla de la oposición, algún obstáculo propio del sistema democrático...)

Pero, más allá de los detalles, lo cierto es que las ideologías de ZP o la del venezolano Chávez son las mascaradas que vienen de ese fondo de los tiempos, de ese idealismo de Rousseau y de Marx que debieron adaptarse para triunfar en sus objetivos de llevar al mundo al Paraíso con el que soñaron, reencarnándose en Robespierre, en Lenin, en Stalin, en Hitler, en Musolini, en Pohl Poth... siempre soportados por las masas.

Marx llegó a llamar a ese conjunto social "lumpenproletariado", que no es para nada una "clase social" definida según los cánones marxistas (¡tuvo que verlo en acción apoyando a Bonaparte, es decir, tras una solución burocrática... que prometía un suculento botín!) Lo hizo, por cierto, haciendo gala de un elitismo culto y defensivo y desplazándose bastante de sus propias teorías economisistas. Hoy es una expresión que "la izquierda" se cuida mucho de utilizar por esa mala conciencia de los elitistas mediocres de hoy en día, pero mucho más porque ese conjunto representa una clientela que no quiere despreciar sino y que, por el contrario, mima (hasta el punto de denominar "asociaciones culturales" a las bandas delictivas de adolescentes inmigrantes, como la de los latin kings, o de alentar a los okupas y a los cultores de los botellones!)

Esa ideología tiene hoy el regusto por las formas y las ventajas de la corrupción desvergonzada, por la mentira burda, por los métodos gansteriles, por el terror sin reservas, desvergonzado, etc., etc., que prevalecen en los países del Tercer Mundo a los que por ello se denomina "bananeros".

Pero lo principal es centrar el problema o ser devorados hasta el alma. Ya sé que no hay nada que pueda llamarse así salvo mi propio prurito por la honestidad y la independencia de pensamiento. Sé que el cuerpo será capturado y cocido a fuego lento en la hoguera de alguna de las tribus en pugna y que con ella se perderá esa supuesta alma. A ver si resulta cierto eso de los memes y al menos puedan permenecer por ahí, en algunas partes, en algunas otras mentes. De todos modos, eso no es decisivo: el mundo real seguirá variando y en nuevos contextos, quizá más propicios, quizá fantacientíficos, el hombre libre volverá a pensar una y otra vez lo mismo que pensaron otros, como, por ejemplo, D. H. Lawrence (que no me inoculó por cierto ningún meme sino que, simplemente, dijo cosas con las que me identifico, y las dijo muy bien.)

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