jueves, 24 de enero de 2008

Sobre la cuestión de ser o no ser uno más en un grupo

Voy a dejar aquí testimonio de la razón central por la cual descarto sumarme al grupo (más bien un frente de hecho de grupos heterogéneos, como es normal) de quienes exigían a las Universidades que no cedieran espacio a los "creacionistas" que intentaban publicitar en ellas sus ideas. Por un momento me dejé llevar un tanto, ya que, indudablemente, mis posiciones son anticreacionistas, aunque como parte de un enfoque mayor. Sus conductas, no obstante, me mantuvieron a distancia y por fin me echaron para atrás. Cierto aroma dogmático, cierta suficiencia por parte de la mayoría, pero sobretodo cierta simplificación y la incapacidad para ver la viga sólo en el ojo de los oponentes, ya me hizo abrigar reparos. Ya había notado yo en ciertas posturas la reproducción de lo que me inclinaría por denominar el prototipo roussauniano.

De todos modos, lo poco que jugué, por esa indudable simpatía global y afinidades varias, provocó que me viera pronto estigmatizado, al menos en un caso, y no contestado en todos los demás. Volvía así a comprobar que el ser humano tiene el olfato muy fino cuando se trata de identificar al intruso.

Pero mucho más importante y significativo que todo eso, se desprende de la exposición misma de las causas por las qué me resistía y no me sumo ni me sumaré (salvo que ante verdaderas situaciones de peligro que me obligasen a pasar a la resistencia activa) así como la exposición paralela de las características de esos grupos; características que son comunes a todos los grupos humanos desde el fondo de sus genes, lo que hace de los mencionados en particular, buenos ejemplos para ir más lejos y comprender más cosas y más profundamente.

Insisto para dejar esto muy claro (aunque no temo someterme a vigilancia): la mía es una posición intelectual que defiende el pensamiento desprejuiciado y riguroso (al que el "creacionismo" se enfrenta de hecho y de derecho), un estricto respeto del postulado de objetividad (que el creacionismo pisotea), la búsqueda de la verdad a costa de cualquiera sea el ídolo o la consideración que se interponga en el camino y que tenga que caer duela lo que duela (de los que el Dios de los "creacionistas" militantes es para mí sólo un ejemplo y toda mera autoridad un sucedáneo) y que por todo ello me obliga a no callar ante cualquiera que sea el hecho, material o cultural, que afecte, dificulte, desvía o impida la marcha teleológica del ser humano de la manera más directa posible, es decir, la que lo lleve a avanzar simplemente más rápido y menos dolorosamente en su consecución global.

Al explicar mi inclinación contraria a la suma dócil (única posible en última instancia en relación a un grupo) se comprobará que tomo el asunto particular como un caso más entre todos los existentes de igual naturaleza, es decir, entre todos los que se hacen sinónimos de la existencia misma de los grupos humanos y así de su intensa realidad.

Pues bien, la razón por la desisto de sumarme a un grupo como el mencionado, es ni más ni menos porque considero que su posible triunfo en la lucha por el poder que lo mueve, consciente o inconscientemente, contra su oponente, no me reporta garantía alguna de que mis propios objetivos y principios se vean satisfechos, sino más bien todo lo contrario.

En efecto, llego a vislumbrar que su triunfo sería también (da igual que lo fuera algo menos que de triunfar los otros) garantía de imposición de renovados obstáculos, renovados ídolos, renovadas violaciones de la objetividad, renovados prejuicios, etc. No es la primera vez (ya hay experiencia histórica acumulada de sobras) que se exhiben buenas maneras y cierta honestidad intelectual para acabar justificando la permanencia en el poder y sus métodos. Yo, al menos, ya no me fío, tanto en nombre de la desconfianza indirecta como de la propia.

Mi postura, sirva esto para generalizarla explícitamente, se basa en la tesis de que los grupos se aglutinan en torno a vanguardias más combativas, más prácticas, más militantes y más propensas a estar a la cabeza "para estar con todos" (sic J. P. Sartre) que asumen con gran facilidad la representatividad de los demás miembros de su grupo y la extienden a la humanidad entera, presente y futura. Desde mi punto de vista, esas vanguardias dirigentes sólo pueden responder a una mecánica que acaba desmintiendo antes o después la autenticidad de su representatividad y acabar utilizando la supuesta para mantenerse en el poder a costa de sus representados.

Mi postura, se basa también en la convicción de que el triunfo de unos grupos sobre otros en una lucha de ese tipo se dirimirá como un resultado objetivo más de la realidad, es decir, un resultado por el que pasará el proceso teleonómico como sea, con o sin mí o, mucho mejor dicho, conmigo cuando yo mismo me sienta llevado a involucrarme de una manera inevitable y más allá de lo que ya lo estoy siempre de hecho. Algo que sin duda les sucede a los que se suman, por el motivo que sea, y que me sucedería en tanto mis intereses estuvieran o pudieran estar inminentemente afectados.

En este sentido, me parece pertinente hacer constar que las discusiones acerca de la libertad de expresión y "sus límites" son puramente eufemísticas y no conseguirán así ir demasiado lejos, como no lo fue ni antes ni después de Mill y Tocqueville a pesar de sus esfuerzos y su lucidez. ¿La causa?, pues veréis: yo pienso que, en la lucha por el poder, los grupos involucrados sólo pueden contemplar seriamente o con las justificaciones que sean necesarias, es decir, ideológicamente, todo concepto y valor moral que esgriman o combatan respectivamente. La discusión, si conserva (poco más que temporalmente), un mínimo de coherencia interna (es decir, si no cae lisa y llanamente en la hipocresía o la contradicción), apelará siempre a referencias generales que de generales tienen en realidad poco ya que están tamizadas por los intereses del propio grupo en pugna (particularmente de la vanguardia que interpreta, se extralimita, vacila y se equivoca a partes iguales), referencias que sólo se consideran generales tal y como a los intereses propios a los que rinden tributo, es decir, no siendo sino parcialmente generales en la realidad.

Señalo, para terminar esta exposición positiva y no crítica, que creo que el trabajo que debo hacer, en todo caso (si es que hay que hacer alguno y tengo finalmente ganas en el curso de llegar a alguna parte), está fuera de los dos bandos en pugna e incluso fuera de todo bando en pugna, pero de esto me ocuparé (o no) en algunos próximos post, artículos o lo que sea... Ese trabajo, ya iniciado hace tiempo de manera zigzagueante, encierra la inevitable idea de que todos los demás bandos y grupos serán, tendencialmente, derrotados, desnudados, circunscritos, diseccionados, descompuestos en sus elementos positivos y negativos, etc., por la vía de la localización de sus verdaderas intenciones; esas que como mucho se pueden reprimir y generalmente se pueden ocultar o maquillar (las que empiedran los caminos al infierno). Una meta hacia la que algunos pero creo que cada vez más nos dirigimos de manera creciente (aún no sé por qué ni sé si lo sabré algún día), zigzagueante y no siempre hacia adelante -¿puede definirse sobre la marcha esta dirección o sólo con el tiempo y por nuestros descendientes?- y también, en concreto, en base a una elucidación multidisciplinar. Me refiero a los que como yo están dispuestos, por lo que sea, a aceptar ser leyenda antes que uno más...

Y ya para terminar con algo divertido con el fin único de ilustrar este post (o sea, como muestra de lo conscientes que pueden ser los contendientes más inteligentes de uno u otro bando acerca de lo que está realmente en juego), transcribo a continuación el inicio de un sutil y un tanto delirante post que acabo de encontrar en la blogsfera (recomiendo su lectura completa porque muestra hasta qué punto hay buenos oficiales tácticos en el bando del tan mentado y descalificado "oftalmólogo" que andaba por aquí haciendo proselitismo. Veréis aquí cómo opera este espécimen, el Sr Louis Savain para más señas, asegurando que conseguirá crear "The Christian artificial intelligence!", ¡¡ni más ni menos!!, y cuya lucha se orienta contra la ciencia tradicional a la que denomina, con cierta base argumental, por supuesto parcial pero demostrativa, lo sostengo, como siempre se puede hallar en la medida de lo posible por medio de la ideología y de la inteligencia: "Voodoo science"). Y no olvidéis el efecto (cuyo origen siempre es difícil de precisar) de la consideración por una de las partes de que se encuentra en guerra sobre el oponente, que, si es que no lo estaba ya, de inmediato lo estará también. En fin, escandalizaos y divertíos, afilad los machetes o esperad a ver si escampa... Ahí va:

The War Between the Believers and the Deniers

The Darwinian Walls

There is a war going on between believers and non-believers. The believers believe that an intelligent designer created the universe and all life forms while the non-believers deny it. The Neo-Darwinists, Atheists and Materialists (the deniers) are under siege. Their mortal enemy (the believers) is at the gate. The deniers know the consequences of losing the war and they will do everything in their power to defeat their attackers. So far, they have the upper hand. They have done an excellent job at keeping the enemy at bay and they have surrounded themselves with near-impregnable walls. The believers have made several attempts to breach the walls without much success.

There is no question that a careful examination of a design can reveal a lot about its designer. However, if the designer happens to be a highly advanced entity (or a group of entities), the design can be so complex, so perfect and so tightly integrated with its environment as to be almost indistinguishable from nature. Regardless of the evidence, the non-believers can always argue for a naturalistic origin. They can muddy the waters to the point of rendering any dissent ineffective. Over the years, they have managed to gain control of the education system and the media. They have, in effect, built a near-invincible propaganda fortress around themselves. The believers realize this. They know they must maintain the pressure but they also know that, in order to breach through the walls, they need a new plan of attack and a more effective weapon. They must regroup and reevaluate their strategy.

(sigue...)

Esta imagen del diseñador o científico loco fue tomada del blog "Stranger fruit" y fue creada por Roberto Campus

2 comentarios:

Mary White dijo...

Carlos, el tema del yo y el grupo me persigue últimamente. Grupos de las más diversas índoles parecen querer comerme,a mí, born free (por decirlo de alguna manera), individualista radical atada solamente a un horario de trabajo trepidante...
Y ahora me vienes tú con éstas... :)

Una cuestión que queda en mi cabeza como un mosquito impertinente y conspirador. Los prejuicios. Defiendo que una determinada dosis de prejuicio frente al otro, te protege de la pérdida de identidad. Y la identidad es necesaria. Hablo del prejuicio... pre-juicio... prevención, que te hace mirar de arriba a abajo a la idea que se acerca amistosa antes de dejarla entrar.
Y en este sentido ¿no estás teniendo prejuicios anticipándote a en qué va a derivar ese frente anti-creacionista? (sin que eso sea necesariamente peyorativo).

Besos,

Godiva

Carlos Suchowolski dijo...

Hola y bienvenida, Mary. Bueno... en primer lugar mis "anticipaciones" son más una forma de resaltar las "tendencias" que creo que están ahí. Lo que pretendía era dar mi punto de vista sobre un tema que está últimamente en todos los blogs que tratan el tema de la evolución. Lo que quería era decir: unos y otros, al igual que muchos más, salen a la palestra como GRUPOS y en muchos casos, como en el de estos dos (en realidad dos frentes de grupos ya que hay diversidad notable dentro de cada uno), para la lucha por el poder. No creo que me haya deslizado hacia prejuicio alguno, pero quié sabe, a veces uno se deja llevar por lo que teme, igual que todos los demás. Sin duda me preocupa el dogmatismo que se anquilosa. En este punto, me apoyo en la Historia y en lo que ya dio. Y en la certeza de que la "bonanza" relativa que nos toca vivir no es garantía de futuro estable. Cualquier GRUPO puede derivar, apoyándose en cualquier idea que encuentre eficaz, para, en condicines "adecuadas" imponerse. Y, en cualquier tiempo, esa imposición puede ser del estilo de las que se producen cada dos por tres en Africa.
Lo importante desde mi punto de vista, es comprender el mecanismo, aunque eso, creo, sólo nos permitirá huir a tiempo.O ni siquiera...
Bueno, yo qué sé. Estos días estoy leyendo a John Stuart Mill que citaré en un próximo post, un autor que te será muy caro, y que, a pesar de algunos puntos débiles, veía con mucha claridad los problemas (¡a mediados del 19!) y sin embargo... luego sus seguidores lo siguen citando maquiavélicamente y justificando lo difícil de llevarlo a la práctica. Y algo similar puede verse con relación a Marx (aunque éste ya toma formas aún más hipócritas y así sucesivamente, en la medida que la burocratización se afianza y deja menos espacio a los GRUPOS que vienen detrás).
En consecuuencia, yo no diría que la identidad es necesaria, sino que es inevitable.
Y ya ves que dejo entrar y siempre dejaré entrar tus ideas amistosas.
Besos para tí también.