viernes, 12 de junio de 2009

Cría cuervos que... probarás de tu propia medicina

Escuchando con atención a los nuevos críticos internos del PSOE, y no sólo los de Madrid, comprendemos varias cosas propias de la política de estos tiempos, de la idiosincrasia de la burocracia por supuesto, y si me apuráis, hasta de los oscuros mecanismos de la imperfección en el proceso de la evolución humana. Todo ello se resume en una cosa un tanto simplificadora pero cierta: los que de repente observan que la política practicada, diseñada e impuesta por su líder divino (y su grupo de asesores de marketing) no es positiva, se manifiestan como auténticos clones de ZP bien educados.

En su estilo, nada de su discurso crítico se enfrenta manifiestamente al líder (¡vade retro!, en apariencia al menos). Por el contrario, se señala en la práctica de la más burda hipocresía y la profunda falta de significación habitual en el uso del lenguaje, que, estando el problema en otra parte tal y como prefiere el propio ZP que se consideren sus errores, la renovación propuesta lo que pretende es algo así como rescatarlo para la buena causa, darle al director supremo una dirección renovada... aunque con igual propósito (¿hace falta decir que me refiero a conservar el poder a cualquier precio?).

Sin duda, en una primera aproximación (y superada la más elemental y mentirosa de que habría crítica), se tiene la sensación de que se está ofreciendo una táctica distinta de la previa, en la cual se guardarían más algunas de las formas, como asistir a los actos institucionales gobierne quien gobierne y danzar en las mismas fiestas; incluso tener buenas palabras ante los micrófonos un día, como hizo Blanco con Aguirre, y considerar al siguiente que el PP es realmente peligroso...

Sin embargo hay que ir aún más lejos si no se quiere ser víctima del juego del engaño instalado e instituido en la esfera de la burocracia.

Sencillamente: hay que ver en la jugada la voluntad de maniobrar en contra y no a favor de ZP, en contra de su equipo actual con él delante, en fin, la voluntad de no cambiar nada de nada como no se trate de los nombres y apellidos de los usurpadores de la representatividad desconcertante.

Se trata de desarrollar una hábil y zapateril táctica (un par de milenios como poco practicada antes por Marco Antonio cuando comenzando por alabar a Bruto y sus amigos acabó condenándolos ante la plebe: pura táctica de las llamadas maquiavélicas hoy tan desafectada como entre los mismos Borgia). Una táctica que "pasa" postmodernosamente por estar en disposición de sacrificar incluso al líder en nombre de la poltrona propia tapizada de ideario socialista. Sin duda, tal como haría el propio ZP o sus mejores allegados (e hizo gala) respecto de cualquiera de sus amigos de la camarilla gobernante así como de los satélites perodísticos afines y de sus mismas organizaciones informativas empresariales.

Comprendámoslo de una vez a fondo: en los discursos de la burocracia no hay nada que... perdón, simplemente, no hay nada. Todo está en las acciones que tienen como presupuesto único e irrenunciable la conservación de la poltrona (con los privilegios y emolumentos que conlleva).

Y por eso entra a funcionar ahora: no por causa directa de las recientes derrotas electorales, que no son ni mucho menos para tanto como en ese sentido hasta la Pajín acierta, claro que siguiendo en realidad las directivas y consejos del líder y su equipo de asesores (esa "verdad de Partido" que proclama "la vice" de los slogans al salir al paso de la "crítica" digna de "purga" del ex presidente SER-entrevistado, a saber: "el partido siempre elije a los mejores"). Porque, como se dijo en el Senado (desarrollando un poco su sentido): "No me intente torear por ser pasota y seguirlos ignorando, senador, ya que me lo puedo permitir en tanto Yo siga aquí (en la bancada del gobierno) mientras usted allí sentado (en la bancada de la oposición) y, mucho ojo: ¡vaya Ud a saber por cuánto tiempo...!"

No, entra a funcionar ahora... simplemente porque los que salen a la palestra estaban esperando el mejor momento y creen que ese momento esta alboreando.

Veamos: la estrategia -si así se la puede llamar- de ZP sigue impertérrita desde que le advirtieron que la Crisis se estaba cocinando en el trastero, lo que a él nunca le importó gran cosa; para un político avezado de hoy, todo da lo mismo, sólo habrá que ser hábil -"como Yo"- para sortearlo. Y esa estrategia consiste en eso último, en usar lo que sea para sortearla afirmando las bases de la verdadera, la que le permitió llegar primero a la Secretaría General de su partido y desde allí hasta la Moncloa por dos veces (y la que por supuesto lo llevaría a hacer de su previsible presidencia de la Unión Europea algo, si por él fuera, más verdadero). Es decir, la política cuyo contenido no es más que lo que sea más eficaz para mantenerse en el poder sin construir nada que pueda resquebrajar la pirámide en la que se asienta: la militancia subvencionada, la masa de los beneficiarios del reparto sistemático del botín de hoy y de mañana; una intrincada red que hay que saber mantener con una u otra jugarreta siempre al servicio de sus fines, procurando que cada nudo se mantenga firme y aceitado, todo a la manera en que los malabaristas chinos consiguen que mil platillos giren sin cesar hasta que la función se de voluntariamente por concluida.

Por eso, no nos confundamos nuevamente, no nos dejemos otra vez desconcertar: como ZP en sus discursos de ayer, sus hijos, bien educados en ese lenguaje del engaño y de la intercambiabilidad de contenidos, dicen no cuestionar el liderazgo de Z, es decir, no amenazar la P a él pegada a la manera de una joroba, o quizá a la de una larga nariz propia de ese personaje que la inicial también sugiere. Ellos también la tienen. Su nariz larga. Y por supuesto mienten. Afiladamente y como si no mintieran en lo que realmente mienten...

El objetivo es el sacrificio, la defenestración, la decapitación incluso... con el objetivo de salvarse. Pero, insisto, no es que de verdad hayan olisqueado que el barco haya comenzado a hundirse. Saben muy bien que siempre podría haber una maniobra hábil de su líder; lo han comprobado; ZP se lo ha demostrado muchas veces (y tal vez teman que lo vuelva a hacer). Esa pues es sólo la falsa "verdad" que pretenden ocultar con su mentira. Esa es también una pirueta muy zapateril de cara a la posteridad imaginaria, a eso que se debe hacer para que todos creamos y ellos mismos se crean que son aún seres humanos de los de hace mucho -¿quizás fósiles anglosajones?- y no una suerte de terribles máquinas programadas como las que intentarían hacerse con La Tierra en "Terminator" a la vista de la indolencia humana generalizada... y tan para nada de nada como nuestros reales usurpadores).

La verdad no es sino la propia, la intrínseca de las burocracias políticas, la que desde que existen han llevado a cabo todas sean de la nacionalidad y tengan el país que tengan: aprovechar la oportunidad y las referencias que permiten etiquetar al líder como perdedor, como agotado. Nada más, ha llegado el momento que otras redes internas y hasta ahora subordinadas y disciplinadas esperaban. Sin duda la marcha zapateril dejó a muchos en la cuneta o simplemente a un lado: en estas granjas, siempre habrá unos más iguales que otros. Y esos, con el habitual revanchismo que los caracteriza, así como los obliga a ser tan fieles como perros apaleados, también los conduce a la rabia vengadora que tan bien sirve para asaltar la cúspide en cuanto una buena justificación se lo sirva en bandeja de plata.

Claro que podrían equivocarse, pisar el palito, tropezar y darse en la largas narices... Pero en estas lides, alguna vez hay que arriesgarse. La Red sustitutiva, cuya parte principal sigue en la sombra, lo requiere. A ella en realidad se deben. Ella es el propio ejército, la que promete el todo aunque con el riesgo de la nada (bah, sólo a veces se llega a extremos peligrosos: lo que se pierde a lo sumo es notoriedad pública, pero la parte del botín queda en familia). Y sin duda, esa nueva red sustitutiva ha comenzado a moverse.

4 comentarios:

Váitovek dijo...

Tu exhaustivo y constante análisis del "homo burocraticus" - el mejor que conozco hasta la fecha es "Asterix y La Residencia de los Dioses"-, debería completarse con el de su partenaire necesario, a saber: El Homo burocratizado.(pero ese somos todos nosotros, horror!)

Abrazo

Carlos Suchowolski dijo...

Muy apreciado y compartido tu horror, amigo mío. Creo que eso hago y a veces de hecho como en el post previo precisamente (parte de los homos burocratizados al menos). Sin duda porque, piénsalo, "nosotros" somos una de dos: o miembros de la masa o intelectuales sensibles más o menos concientes de lo que sucede... y todos con un pie en la burocratización orgánica o al menos mental. Lo que queda es "intelectuales consciente o inconscientemente al servicio de los burócratas" (de esos me ocupaba en el post previo o eso intentaba) y burocracia propiamente dicha (con límites un tanto imprecisos, como suele suceder).

Y el horror, sin duda eso es para nosotros, es que no haya otra cosa posible, por lo que sólo nos queda huir o morir blasfemando y diciéndole las cosas a la cara. Sin pretenciones, sin falsas esperanzas, sin creer que esas sean verdaderas armas de combate.

Váitovek dijo...

Black Hand may be defeated, but never surrenders!.Por tanto,la mejor opción es morir - y vivir - blasfemando.(además te ahorras un huevo en Prozac y otros misterios)

Carlos Suchowolski dijo...

¡Sí, señor; acuerdo a la totalidad!
A ver si blasfemas un poco tú también, que tú tampoco, je... te salvarás de la grua, quiero decir de la horca...
Un abrazo.