miércoles, 14 de febrero de 2007

El apagón burocrático y un simulacro de triunfo revolucionario

Creo interesante llamar la atención sobre el hecho de que últimamente las convocatorias prolifican como hongos o como conejos (incluso algunas salen de chisteras, de modo que el parecido con los conejos es doble.) A mí se me llegó a ocurrir una concentración masiva en contra de la burocracia gobernante, en particular, contra los sistemas de elección por número de votos o por alianzas entre elegidos que sólo si dejan operar libremente a los burócratas son respetados por ellos y si no se corrompen, se violan o se tumban más o menos poco a poco. Lo cierto es que algo así sería una utopía y esto por las siguientes razones:
1) sólo funcionan las convocatorias que no ponen en cuestión la relación masa-líderes, es decir, que no otorgan el liderazgo a miembros de la masa, lo que es una contradicción en sí misma.
2) si se invalidara por algún medio como ese el sistema "democrático" de legitimización, la burocracia de reemplazo, reconstituida o remozada encontraría otra de inmediato; en el mejor de los casos, saldría de entre los convocantes a la convocatoria convertidos en líderes de reemplazo.
Las revoluciones sólo han sido golpes de estado de burócratas ávidos de poder y hasta sus ideas más descabelladas debieron adaptarse a lo real hasta donde era posible sin acabar colgados de farolas o devorados por la turba desencantada. Es muy factible que siempre haya masas, líderes y élites individuales que muchas veces acaban liderando y engañando. Sin duda, el hombre no puede estar solo. Lo que no es seriamente criticable... simplemente... porque también está en los genes.
Pero lo que sí se puede hacer es poner en cuestión el carácter de verdad que pretenden para sus justificaciones esos líderes y esas masas que enarbolan para sus convocatorias. Y también la ilusiones que se hacen al cumplir con ellas, al sumarse o al observar el éxito conseguido.
Un buen ejemplo fue la convocatoria del apagón. Cinco minutos que han hecho felices por más de 24 horas a un montón de gente. Incluso hubo algún que otro líder que ávido de apoyos hizo suyo el pregón a posteriori, para compartir la felicidad con la masa que apagó la luz de verdad durante 5 minutos (me pregunto si lo habrán hecho todos los líderes o eso lo dejaron para sus ilusos seguidores, porque hay líderes modernos que asumen que sólo levantan banderas para arrastrar a las masas, pero no creen en ellos.) La cuestión es que muchos creen que luchan contra formas de sociedad injustas y que con ello dan golpes significativos a eso que llaman El Sistema. Se trata aquí de señalar que sólo favorecen una lucha entre facciones y de que gane quien gane, en el mejor de los casos ellos seguirán perteneciendo a la masa que legitime el cambio de una burocracia por otra. Pero lo más nefasto, es que el autoengaño da cobertura a la idea de que hay burócratas buenos y malos, capitalismo bueno y malo, justicia e injusticias buenas y malas, dependiendo del color de la bandera que enarbolen. Lo terrible es que la ideología es el salvoconducto que necesita el poder y sólo los ilusos serán capaces de servírselo en bandeja para que cada vez que nos golpeen nos expliquen que nos están liberando.

No hay comentarios: