Una de mis más apreciadas y provechosas lecturas recientes fue la del ensayo de referencia escrito por Judith Rich (editado en DeBolsillo.)
El trabajo pretende aportar lucidez y sensatez en relación a la base material de las respuestas que elabora el ser humano y que van conformando su cultura (y sus culturas o subculturas si se quiere.) Judith intenta explicar qué se haya detrás de posturas como el machismo o la dificultad para vernos mayores y sobre todo viejos, o qué hay detrás de la maldad y de la bondad, del sadismo, de la criminalidad, de la timidez, de la generosidad, del rechazo de la injusticia, etc., etc.
Hoy siguen dominando la escena las explicaciones que creen que la educación lo es todo o al menos que tiene mucho que ver...
Judith Rich consigue desmentir esos planteos (comparto con ella y resalto adicionalmente que sobreviven gracias a servir a las burocracias culturales cada vez más institucionalizadas y cada vez más asociadas al poder) y demostrar que la base de la cultura es genética, claro que no del modo mecanisista o reduccionista que le atribuyen sus oponentes para desvalorizar esa teoría (aplicando el mismo método que aplican para explicar sus propias afirmaciones.) Porque no hay nada mejor para los objetivos de los teóricos de la educación que suponer que quien sostiene el específico determinismo genético y el evolucionismo concreto que defiende Judith Reich y muchos otros, son meros darwinistas de escuela primaria que establecen simples relaciones de causa-efecto entre los extremos de lo que en realidad es un complejo fenómeno histórico-natural.
Judith se encarga de ponerlos en evidencia al tiempo que desarrolla su teoría con la profundidad necesaria de enfoque y de tratamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario