No es posible evitarlo, ni hay por qué intentar reprimirlo. Al menos a mí no me parecería lógico ni saludable. Pero me pregunto si todo ese maremagnum de sentimientos encontrados, de proyecciones ilusorias, de estados alternos de esperanza y desazón, no constituyen un conjunto indisoluble que siempre irá a los tumbos, más o menos conscientemente de su debilidad congénita. Una debilidad que lleva tanto a inventar dioses como a soñar con soluciones mágicas que algún día caigan de sus reinos, y a poner nuestras vidas no sólo al servicio de la marcha sin meta sino al de las metas que terminan resultándoles repugnantes a unos o a otros y sin duda a mí. En fin, un círculo lleno de círculos; quizás un eterno retorno.
(una renovada vuelta pública al ruedo para el ejercicio de la función analítico-crítica que considero "no filosófica" e incluso "antifilosófica").
domingo, 18 de febrero de 2007
Lo mejor de la humanidad
No es posible evitarlo, ni hay por qué intentar reprimirlo. Al menos a mí no me parecería lógico ni saludable. Pero me pregunto si todo ese maremagnum de sentimientos encontrados, de proyecciones ilusorias, de estados alternos de esperanza y desazón, no constituyen un conjunto indisoluble que siempre irá a los tumbos, más o menos conscientemente de su debilidad congénita. Una debilidad que lleva tanto a inventar dioses como a soñar con soluciones mágicas que algún día caigan de sus reinos, y a poner nuestras vidas no sólo al servicio de la marcha sin meta sino al de las metas que terminan resultándoles repugnantes a unos o a otros y sin duda a mí. En fin, un círculo lleno de círculos; quizás un eterno retorno.
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1 comentario:
No sé porque será exactamente, pero imagino que todo viene de un gen primigenio que nos hace sentir empatía en pro de la continuidad de la raza y para no extinguirnos matándonos unos a otros por lo estúpidos que son los otros.
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