«Tietnianish, literalmente El mundo alrededor de La Lush, ha sobrevivido hasta ahora sólo por convicción, cobardía o inercia, olvidando siempre las innegables evidencias de que no es otra cosa que una Oquedad más de La Ilimitada Roca. Ahora, cuando nuestra lucha contra místicos y vacilantes nos está empujando más allá de la victoria, cuando el deber de defendernos nos exige conquistar el predominio, debemos sepultarlo definitivamente y dar un nuevo nombre a nuestro mundo, un nombre innovador, revolucionario y combativo!» (extracto tomado de un panzibao teiki publicado tras la heroica batalla del Gaiduaa)
Con este mapa se levanta el telón de "Una nueva conciencia". En ese lugar que he llamado Tietnianish suceden muchas cosas, han sucedido otras y seguirán sucediendo más. Sin embargo, como todo espacio-tiempo, el de la novela es parte de otro mayor, o sea, está encerrado en una caja que se halla dentro de otra que también se halla dentro de otra... a la vez que contiene cajas progresivamente menores.
Esto también afecta al título. La historia más propiamente literaria, la de la aventura, apunta a una nueva conciencia del mundo y de sus habitantes, pero esta historia es parte de otra en donde ésta ayuda a adquirir una conciencia igualmente novedosa. Por fin, la novela, como cualquier aporte a la literatura en la que aspira inscribirse, pretende dar lugar al fenómeno al que Leavis y Ford hacen mención.
Por eso no puedo aceptar, ni siquiera desde la visión de la breve historia mayor que envuelve a la más extensa (desde la caja grande), que la novela pueda considerarse un juego sin significado (jitanjáfora, como he dicho en la presentación.) Por supuesto que es un juego, como todo producto de la imaginación del hombre, pero aún esto tiene significado y significación. En todo caso, la aventura sostiene el significado de la literatura y su misterio.
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