jueves, 8 de marzo de 2007

Las modestas pretenciones mías, mías, mías...

Un día escapé del fandom por sentirlo limitadísimo (1978-80) y secundariamente porque me desplacé geográficamente, y no hace mucho volví insertándome en una tertulia con algunos altibajos (altos y bajos y yo uno de estos últimos) pero concurrida por una mayoría de gente divertida, sensible e interesante. Como producto de que pronto se publicará mi primer novela (que lo mío me ha costado) he decidido poner en marcha un blog, cuya necesidad de todos modos ya sentía yo desde hacia tiempo.

En mi "Presentación o inauguración" pronostiqué, muy convencido por cierto, que no tendría una concurrencia numerosa, aunque las poca que fuera esperaba que aportara comentarios sustanciosos capaces de permitir y de incitar al diálogo y al enriquecimiento mutuo. La ciencia ficción española debería ser un espacio de inquietud y no un simple terreno donde blandan sus espadas-láser unos superhéroes y superantihéroes bajo la dirección de expertos en efectos especiales... y en hacer dinero con las modas. Pero,vaya, de repente me llega un comentario (anónimo por añadidura, a lo que por cierto no alcanzo a encontrar una razón) que sólo decía "Eres un pesaoo".

A ver si nos entendemos un poquito: Yo, en mi blog, pongo lo que quiero y el que no tenga interés en ello que no vuelva (¿quién obliga a nadie?), y lo que más deseo, como único atributo de las respuestas que recolecte, es inteligencia y contenido. O si no, nada. Pero nunca terrorismo viceral y simplista.

Un amigo de la tertulia, con verdadera simpatía, con la sinceridad de quien quiere ayudarte a ser más popular, me dijo en relación a mi blog que quitara densidad ("Aligera, aligera...", me dijo.) ¡Ah, si pudiera (digo por decir)! Pero yo soy lo que escribo y escribo como soy, y en otros términos también amables se lo dije. Yo he escuchado varias veces a ese amigo defender sus posiciones con vehemencia, poniendo sobre la mesa sus juicios y conocimientos con el objeto de convencer al otro. Sé que él no piensa que se deba limitar el pensamiento, ni la temática, aunque puedo comprender que haya cosas que le interesen menos que otras o incluso nada. Inclusive cosas que le aburran. A mi, por ejemplo, no me atrae el fútbol (lo marginé de mi vida hace muchos años) ni los toros, ni las historias de terror, ni la recolección de setas... Y claro que no pasa nada.

En realidad, ni siquiera pasa nada por aquel detalle. A fin de cuentas, también lo he aprovechado para reiterar lo que pienso, qué diablos, y, como seguramente diría de Bergerac, para afinar la pluma.

Gracias, pues, mi anónimo e incontenible manifestante anónimo, acuso recibo; ojalá sepas aguzar un poco más el ingenio en alguna otra ocasión.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno ya sabes lo que decía Oscar Wilde:

"Sólo hay una cosa peor que hablen mal de ti, que no hablen."