
No hay palabras, aunque las haya a miles.
Un abrazo a todos desde la dolorosa impotencia.
(una renovada vuelta pública al ruedo para el ejercicio de la función analítico-crítica que considero "no filosófica" e incluso "antifilosófica").
Una nueva sacudida a causa de "La Crisis" estremece las "buenas conciencias" (me refiero a las de verdad donde las haya y no a las que se estremecen en atención a sus intereses directos y a los de sus representados): se han avisorado... "submarinos rojos".
El editorial de ABC de este sábado 22 de noviembre de 2008, por ejemplo, pone de manifiesto las dificultades señaladas y cómo éstas no le dejan otra opción que la mencionada "solución" retórica (del mismo modo que, en paralelo, una parte al menos del gobierno puede hacer gala de una hipócrita "defensa de las reglas del mercado" a la vez que de ver cómo, de repente, ve legitimada una vez más por sus opositores su conducta "socialdemócrata" ya practicada y por poner en práctica).
Como tantos otros periódicos y noticieros emitidos, el editorial saca a la luz los iconos que deberían preocuparnos y contra los que apela, nueva e inútilmente, al patriotismo -europeista aunque más no sea- del gobierno; aunque lo que primará, incluso en orden a una decisión contraria, serán, una vez más, tanto dentro como fuera del gobierno, los intereses reales y la relación real de fuerzas), algo que ya fue señalado como "escasamente liberal", es decir, como una manifestación de hipocresía que... daría pie a que los demás también lo puedan ser. Y, por que no, pie también a que la maniobra acabe favoreciendo a los gestores franceses o de cualquier otra "nacionalidad" de la ya más que "contaminada" o "mixta" economía "de mercado".
Ergo, ¿cuál es la frontera existente entre un tipo de empresa como Lukoil y muchas otras multinacionales de orígenes más occidentales, por ejemplo, la italiana ENEL que entró de manera similar en Endesa? ¿Y cuánto costará de más en más evidenciar esa diferencia... "moral"? ¿Qué puede decirse de la entrada de empresas capitalistas en China o Rusia y qué de sus métodos para vencer la "falta de transparencia" y el "totalitarismo" vigentes en esos países, entre muchos otros, entre casi todos sino todos los del "Tercer Mundo" donde se vienen haciendo y se siguen haciendo negocios y negociados? ¿Dónde están pues esos "capitalismos puros" y "moralmente sanos" que constantemente se agitan y que cada vez tienen menos contenido? ¿En "La Caverna" acaso?
Lo cierto es que ÉSE que nos amenaza es el capitalismo real, donde las empresas de cierta envergadura y los Estados se
entrelazan, donde cada vez más se buscan legitimar las acciones intervencionistas y la opresión política sobre bases ideológicas desconcertantes que no pasan de meras etiquetas identificadoras de productos falsos, todos con el mismo contenido y los mismos objetivos maquiavélicos.
Múltiples coros unidos por las similares lamentaciones y plegarias elevan al unísono sus voces atonales, llenas de matices contradictorios, de incoherencias, de hipótesis aventuradas y tesis infundadas a veces viserales. Escúchense sin más lo que traen las ondas en comentarios y tertulias y añadan los que se comenta en otros conciliábulos más o menos públicos. Voces mentirosas o no, que para el caso es lo mismo, con ingredientes principalmente morales de tintes plebeyos: contra el capitalismo en la figura de los supuestos "representantes del capitalismo salvaje" y miserable (Bush y otros americanos por el estilo en unos casos, los "expertos asesores" y "Wall Streat" en otros -según incluso la opinión vertida por el propio Bush-), cada vez más contra de bancos y banqueros y otros negocios como los de la construcción, y por último contra la burocracia propiamente política ("nuestros representantes") cuyas payasadas y vacuidades comienzan a aburrir aquí y allá, aunque aún de una manera vaga (y que se extiende a la burocracia empresarial y sindical e incluso la de los expertos y gestores, es decir, a toda la actual clase dirigente). Total que el climax de revuelta, tan confusa como lo fuera cualquiera de las que se produjeron en el pasado se diga lo que se diga de sus supuestos planes racionales adjudicados a posteriori por la Historia de los vencedores.
que son las que salvan a la economía que conocemos sin que cambie nada e incluso para que no cambie...
El coste para el "erario público" puede ser aún mayor. Ya hace rato que "estamos en crisis" y no simplemente "desacelerados", pero... qué más da: ¡lo primero es lo primero! Como en la Antigua Roma y en la que la siguió... en realidad nada nuevo bajo el sol. Sólo que esta vez no es sólo la intencionalidad de amedrentar al enemigo con la ostentación aplastante, sino, más modestamente... que se ha llegado a la cumbre y que todo el mundo lo debe reconocer. Sí, reconocimiento, pero también utilización del mismo como arma contra los demás.
"En fin, ahora se ve que los liberales no somos más que una minoría de raros que defiende la libertad. Y se ve que sus defensores meramente oportunistas o circunstanciales pueden convertirse en sus enemigos".
"La idea supuestamente bondadosa de estipular un justo punto medio entre el mercado y lo "social" es tan popular como infundada. En efecto, parte de la falacia de que se trata de extremos análogos y análogamente rechazables, y ambas ideas son falaces. No se puede enfrentar el mercado con lo "social" porque el mercado es social, no hay mercado sin sociedad. Cuando se habla de lo social, entonces, no se quiere decir sociedad sino política, es decir, la coerción legal. Por lo tanto, lo que don Hans-Gert abnegadamente pretende alcanzar es un equilibrio entre la libertad y la coacción, extremos que equipara y rechaza por igual, como si fueran objetos equivalentes de repulsa.Esta aversión a la libertad es lo que le impide concebir la posibilidad de que las personas conserven lo que es suyo. En vez de ello, la discusión es qué deben hacer los gobernantes con 700.000 millones de dinero ajeno. El señor Poettering, como cualquier otro socialista, quiere usarlos para luchar contra el hambre, un mal que jamás concibe que se pueda combatir como de hecho se combate: con la libertad y el trabajo de la gente.
En bella simetría, el entrevistador no se quedó corto en esta apoteosis de pensamiento único. En páginas de información, Andreu Missé preguntó seriamente sobre "el fin del capitalismo anglosajón...que lo fía todo al mercado". Todo, oiga, todo."
"Algún lector podría aducir que el liberalismo reclama también menores salarios y despido gratis, pero no es así: el liberalismo dice que los salarios no deben ser bajos ni altos sino libres, y las condiciones de contratación y despido no deben ser tampoco baratas ni caras sino libres. No es lo mismo un despido gratis que uno libre."
En un artículo reciente de George Dyson, publicado en Edge, se comenta el fenómeno de la multiplicación infinita de productos vendibles característico del capitalismo y de la industrialización que en él se inscribe (que, como bien extrapoló Lepenies en unas de las páginas más rescatables y sustanciales de su libro a partir de los escritos de Sainte-Beuve, abarca hasta la producción de la intelectualidad en sí misma así como la producción impresa que ésta genera de sí, algo que igualmente se menciona en el artículo y creo que tiene una enorme importancia en relación con el tema que me desvela (1). El tema ya había sido tratado, según nos dice Dyson, en 1932 por John Von Neumann de un modo no ausente de optimismo hacia el sistema, y también sale a relucir en él el símil del juego de las sillas.
Una capacidad telepática o equivalente fue algo que quizá siempre quise poseer. Tal vez por ello se materializó de ese modo sui generis en mi novela. La telepatía es y tal vez nunca pase de ser algo más que una profunda fantasía. Absoluta, claro, si la pretendemos aplicar a los pensadores que nos precedieron. De ellos podemos asimilar sólo su pensamiento registrado, impreso u, hoy en día, grabado audiovisualmente; más o menos literalizado y muchas veces, lo peor, traducido. Aunque fuéramos telépatas, seguiríamos obligados a "escuchar a los muertos con los ojos" y, como insistía Leo Strauss, a obligarnos a "leer bien".
Al margen de unos pocos "excéntricos" (véase la referencia a Mill al final de mi post anterior para entender a qué me refiero o... espérese a los siguientes) que se mantienen exactamente al margen en uno u otro sentido (al margen porque no opinen al respecto, o al margen porque no se sumen a los batallones vociferantes) y sostengan sólo una crítica inoperante, las masas, incluidos muchos pensadores especializados y por supuesto todos aquellos que viven (y/o se gratifican) de la producción de información y cultura en la forma de noticias periodísticas, libros, papers, conferencias, posts, etc., casi todos, repito, alzan cada vez más y en mayor número sus voces inflamadas e indignadas ante la salida (y el fenómeno que la subtiende) de los consejeros de Lehman, Fannie Mae, Freddi Mac, etc., a causa de sus "insultantes" indemnizaciones "de despido" previamente garantizadas en sus contratos blindados (una práctica que viene de muy lejos, se aplica en cada vez más campos y que a todos les hace la boca agua).
Lo cierto es que las fuerzas realmente significantes no dejan de aprovechar las circunstancias para avanzar en la conquista por su propio grupo del mundo que se agita más allá de sus balcones y despachos. Por una parte, comprando activos a precios en principio bajos (qui lo sa), por otra, procurando conservar, recuperar o hacerse con el anillo de poder que les permitiría "gobernarlos a todos… y atarlos en las tinieblas". Como he opinado en un post anterior (nota -1-):"En este sentido, permítaseme decir que el triunfo de la propuesta Bush en el Congreso americano, no será sino un paso más en la escalada de poder de la burocracia como clase social (y perdón por el término que uso de modo eufemístico), un paso que demuestra la irreversibilidad del fenómeno que crece como la levadura con cada crisis... bien justificada. Un paso, por cierto y en definitiva, que bien podríamos considerar como el intento de fundar un "capitalismo sin capitalistas" pero que funcione, un "capitalismo de expertos" o "de sabios", donde en realidad se reduciría a los propietarios del capital a su mínima expresión (las PYMES, por ejemplo, a las que se ofrece, insita y, no sólo las circunstancias sino la legislación burocrática, insta cada vez más a utilizar) o se los marginaría (¿como se marginó y margina hasta hoy mismo a la nobleza después de hacer rodar ciertas cabezas?) y en cualquier caso se los tendría controlados y supervisados. Mientras en las grandes empresas, públicas, privadas o mixtas, nacionales o internacionales, unos y otros burócratas se sucederían en una imparable lucha por el poder que conduce precisamente al caos. El Capitalismo en sus formas más avanzadas sería así un espacio libre para púgiles salvajes que no podrían jamás de los jamases poner en primer plano otra cosa que su mezquino interés "hipercapitalista".

a) ... la Reserva Federal hubiese sido un... ¿monopolio estatal...? y hasta, mejor aún, ¿un único país con una única Reserva Global? Ergo y en última instancia... si... la gestión de la política económica (y sin duda la de todos los demás ámbitos, incluida la Guerra que hubiese sido necesaria llevar a cabo para instaurar un tal Gobierno... Mundial) hubiese estado en manos de un Gran Dictador Liberal... también Mundial.En fin, lo cierto es que el propio análisis crítico se reduce de este modo a un cúmulo de idílicas propuestas que en el propio camino de su realización se volverían ineficaces por un lado y acabarían tergiversándose por el otro, como cualquiera de las precedentes Utopías racionalistas.
La denuncia es débil, se pregona en el desierto soñando con el advenimiento espontáneo de las condiciones adecuadas y de la Razón Histórica, se recae sin más y de momento en las mismas conductas y propuestas que se consideran caducas.
Por el momento, tal vez a causa de una cierta idiosincrasia que también puede rastrearse hasta el principio de la impotencia intelectual, tal vez por la conciencia de su impracticabilidad, tal vez porque el momento no parezca propicio, no se nos proponga "formar batallones" y "regar con sangre impura nuestros surcos"; aunque tal vez un día... quién sabe...
... mientras ell absolutismo burocrático... se sigue desarrollando (o, si se prefiere... progresando). Incluso ganando adeptos entre los que cultivan un auténtico sentido... realista.
Eso podría sin duda hacer que los jacobinos (una de las primeras "vanguardias político-biológicas" de la Historia cuya combatividad hoy vuelve a encontrar su justificación) o, en apariencia menos probablemente, los bolcheviques (que la encontrarían a costa del agravamiento de la crisis) acaben despertando de sus agitadas tumbas para intentar... dirigirnos. Comenzando por decir -¿por ahora o hasta ser escuchado por los reyes del mambo y/o las masas que lo bailan?- simplemente NO.
"... las políticas públicas (?) que permitirían aliviar el impacto de la crisis son simples (!): dismunuir los impuestos y el gasto público, liberalizar los mercados de factores productivos (especialemente trabajo y materias primas) y regresar progresivamente a una moneda respaldada por oro."
En las propias palabras de Mill, un subproducto de...: